Capítulo 34: Hospital psiquiátrico

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Mason tiene la mirada perdida. Aún no asimila del todo lo que acaba de pasar.

—Estoy seguro que no es un sueño, no suelo tenerlos.

—No cariño, no lo es —me acerco y coloco una mano en su espalda—. Vamos...

Escucharía a Milena. Sacaría a Mason de todo esto y evitaría remordimientos de conciencia. Porque si este chico era realmente alguien de la realeza, merecía el cuidado y la protección necesaria.

—No, tengo miles de preguntas —objeta dando un paso lejos de mi toque.

—Mason...

—¿Por qué me dijo alteza?

Bueno, eso es algo que yo también me preguntaba. La última revelación había incrementado la curiosidad.

—No lo sé, pero creo que no es el momento adecuado para hablar de ello.

—Anne...

—Por favor... te lo suplico —junto mis manos en forma de plegaria—.  No necesito a más personas en peligro.

Mason acomoda su gorra, la cual se había movido un poco ante el acercamiento de Milena.

—Sólo quiero respuestas.

Tomo su mano obligándolo a caminar. No se resiste esta vez.

—Lo sé. Sí te soy sincera, yo también.

—Me recuerdas su nombre... por favor.

—Milena.

Se queda en silencio después de eso. Lo ojeo, tiene una dulce sonrisa sin dientes. Me causa una risita la fresquesa y transparencia de sus emociones. Salimos del bosque y decido llevarlo con algún guardia que lo deje en su casa sano y salvo.

¿Qué sucede?

La voz de Liam en mi cabeza me hace sobresaltar por un mínimo segundo.

Voy a enviarlo a su casa.

¿Por qué?

Después te explico.

—He encontrado a mi compañera.

Tomo sus hombros al detenernos al lado de una camioneta. A pesar de que me lleva como dos cabezas, lo obligo a centrarse solo en mí.

—Prometo ayudarte a buscarla después. Pero no hagas ninguna tontería, Mason.

Asiente despacio, no me convence, sin embargo, es suficiente por ahora.

—Alguien te llevará a casa.

Después de asegurarme que suba al auto y se marche, me encamino a contarle a Nat que necesitaremos un compañero para Alden. Con aquellas palabras de la sirena me negaba a dejarlo solo.

—Tú eres la otra doctora.

—Pero...

—Sería demasiado trabajo para Alden —miro al mencionado desde la distancia. Habla sin parar, pobre Nick.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora