Capítulo 14: ¿Donde está Anne?

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—Otra caja más, señor—asiento anotando en mi libreta.

Si había algo en lo que era especialmente bueno, era en hacer cualquier operación matemática.

Si tenías problemas con los números, cálculos o cuentas, a Liam Fox es a quien necesitas. Nat solía repetirlo en broma cuando la ayudaba con sus deberes de álgebra.

—¡Liam!—levanto mi cabeza. Los ojos vacíos de Nick me miran preocupados.

—¿Qué quieres?—pregunta seco. Aplana sus labios.

—¿Estás enojado conmigo?—deja el costal que esta sobre su hombro cerca de mis pies—. Yo no he dicho ni he hecho nada.

Revuelo mis ojos.

—Mejor cállate.

Agrego el nuevo saco de frutas sanas a la lista, de repente y como si estuviera en un sueño, un olor fétido se levanta en el lugar.

Un sudor baja por mi espina dorsal cuando las dos sombras de Nick aparecen a sus costados. Me encojo.

Es algo normal, pero aún me cuesta aceptarlo del todo.

—A los alrededores, ahora—les ordena señalando más allá de la siembra donde enfrentamos a los tres tipos aquella noche.

Los espectros se alzan y vuelan por encima de los trabajadores. Enzo viene en nuestra dirección agitado.

—La plaga se está expandiendo, hay uno de mis hombres que la ha visto llegar hasta él jardín que rodea la mansión.

Aquella declaración enciende mis alarmas.

Anne.

Suelto la libreta y el lapicero, me giro con el corazón en la garganta.

—Liam Fox, ¿A dónde vas?—me detengo. Hago mis manos puños, una lucha interna crece en mi interior.

—A buscar a mi Mate.

—Mis guardias la estan cuidando.

Regreso, mis iris azules se enfrentan a unas marrones. Niego.

—Eso es lo que esta empezando a enojarme Enzo, no has aprendido nada, no te has dado cuenta de nada—siento a Jack merodear por mis ojos—. Todos ustedes no logran ver el error que cometimos. Anne es mi vida ahora, ya no es sólo aquella niña a la que herimos con nuestros actos infantiles. Ella es mi todo, y si no se siente cómoda y quiere irse, la seguiré sin pensármelo dos veces.

Se ha quedado sin palabras, la lava moviéndose en su mirada.

—Así que deja tu ego y orgullo de lado, o sino, me tendré que despedir Enzo, y ésto también quiero que lo sepa Nat—señalo al castaño—. Es mi amiga y la amo, pero la quiero lejos de mi chica.

El general deja relucir una sonrisa de medio lado, coloca una mano cerca de su frente en un saludo militar.

—Anne será la que decida cuando acercarse. En cuanto a las revelaciones, seré yo y sólo yo el que le preguntará sobre ellas...

—Pero nosotros también...

—¡No estoy bromeando Enzo!—cierra su boca mirando hacia otro lado, la impotencia baila a su alrededor—. Le dices todo el tiempo que ahora es una líder, no puedes obligarla a sentirse en casa cuando la gente que la rodea no tiene el menor interés de entender como se siente.

Me acerco hasta él sientiendo al caballero tomar control de mi cuerpo. Nicolas se interpone entre nosotros.

—Estoy intentando ser su amigo.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora