Capítulo 27: Una noche con el rey

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Parpadeo llena de confusión. Milena entra con una taza de algún líquido humeante.

—¿En la isla? —aun escucho los quejidos de Liam. El dolor sigue instalado en mi pecho— ¿Liam esta bien?

—No lo sé, ¿Cómo lo dejaste esta mañana?

Su sonrisa se refleja en mi mente. Tenía la boca manchada de miel cuando nos despedimos. Me había preparado panqueques para desayunar. Llevo mi mano a mi corazón tratando de calmarlo.

—¿Por qué no nos dijiste que aquel animal te había mordido?— luce enojada, parece la señora mamá justo ahora.

—Natalie era prioridad...

—Para ti. En cambio, para mí lo eres tú.

Suspiro recordándome que fue un sueño. Uno demasiado horrible, y la vez muy extraño.

—Tómate esto, hará que el veneno desaparezca.

—¿Veneno?

Milena asiente. Cuando acepto la bebida me doy cuenta de la venda alrededor de mi mano.

—Se les conoce como Odinus, son protectores de la isla. La cosa es que no sabemos a quienes sirven, que yo sepa esto no tiene ningún gobernante— se apoya en una mesita al lado de la puerta—. Sus garras y colmillos tienen una especie de veneno que te hace alucinar, más bien, vivir tus miedos más grandes. Si la herida no se trata a tiempo caes en la demencia.

Miro hacia la sala, el cuerpo de Nat sigue sobre el sofá inconsciente.

—¿Ella...?

—Sí. Tardará un poco más que tú en despertar, pero estará bien.

—¿Cuándo me desmayé...?

—Un poco después de decir tus célebres palabras de que no dejarías que el odio y la venganza ganaran esta vez...—recita Isabella aburrida.

—Nos asustaste.

Comenta Anahís con cuidado. La analizo unos minutos. La verdad el enojo había desaparecido por completo. No es que le haya quitado importancia a su acción, pero ahora solo pensaba en un rubio de ojos celestes.

Queria verlo y abrazarlo ya.

¿Un rechazo? Fui una estúpida, Liam jamás habría aceptado algo así. Estoy segura. Entonces me doy cuenta. Perderlo es mi mayor miedo, verlo morir es lo que más me asusta en esta vida.

—Creo que nuestra misión ha terminado. Haré un verdadero acto de amor hacía aquel lobo y acabaré con esto de una vez.

Era hora de regresar a casa.

Milena nos acompaña hasta los límites del bosque, me detiene cuando las chicas caminan hacia el bote. Anahís ayuda a una Natalie un poco adolorida.

—Necesito que hagas algo por mí, ¿podrías?

—Claro que sí —respondo. Luce apenada.

Ella coloca algo entre las dos, mis ojos caen en un hermoso brazalete de plata. Brilla tan intensamente que me es imposible apartar la mirada.

—¿Qué es? —lo tomo cuando me lo tiende. Hay una especie de alas colgando de él.

—Un amuleto de protección. Necesito que se lo des a alguien... —su voz se apaga en la última palabra.

—Por supuesto, solo dime a quien.

—A Mason...

La miro veloz, deteniendo mis manos que iban directo a mi mochila para guardarlo.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora