Capítulo 23: Isla Cinaí

4.8K 266 311
                                    

—Estás acabando con mi paciencia —La voz de Isa se escucha demandante aunque ha sido un simple susurro—. Andas por ahí queriendo lastimar a las personas que amo, eso saca lo peor de mí.

Trato de disipar el humo negro con la espada de Jackson. Enzo y Liam siguen dormidos, si despiertan serán inducidos por aquella voz de nuevo. La cual ya no escucho tan tentadora como antes.

¿Por qué?, no lo sé.

Miro al gemelo, sus ojos estan perdidos en mí. Dejo que mi odio y furia le llegue, pero el desgraciado sólo me regala una sonrisita de medio lado, demasiado arrolladora, demasiado irreal. Y como si se duplicará, alguien muy idéntico sale detrás de su espalda. Dos sables en cada mano.

Su hermano pasa a través del humo, hace un giro con las espadas delgadas, alza una ceja dejando relucir su egocentrismo.

—Vamos ángel, déjame saber que se siente luchar contra alguien que viene del cielo.

Retrocedo apuntándolo con el arma azulada.

Con valor, Anne. Por más que te lo niegues, eres el sol de este lugar. Toma la espada con fuerza y deja que el poder del rango te envuelva.

Pero... no sé cómo hacer eso, Jackson.

El gemelo avanza, yo retrocedo sin perderlo de vista.

Está dentro de ti, ¿Cuál es el papel principal del sol sobre tu cabeza?

¿Dar luz?

Iluminar. Dhalia estaba en tinieblas antes de ti. La luna y las estrellas iluminan de noche, pero nada pueden hacer en el día. Hay humo, pues haz que se disperse mi precioso sol.

El canto se acaba, mi mirada cae en la sirena. Dientes filosos aparecen en su boca. Grito cuando los entierra en el cuello de Nicolas.

—¡No!—el grito de Isabella estalla.

Suelto la espada de Liam. Jack deja mi cabeza, la natureza toma su lugar.

Extiendo mis manos hacia la tierra, mi aura lila me envuelve, sin embargo, destellos amarillos empiezan a posarse en mi piel. Entonces soy solo brillo y luz. Las raíces salen de entre la tierra, rodean las piernas de Kol y Kayden.

El humo se disipa, entonces Isa aprovecha. Su dragón vuelve a aparecer, la sirena suelta al general, quien cae al suelo como un muñeco de trapo. Mis raíces van por ella, Ciara chilla aterrada, intenta quitarlas con sus manos de manera inútil para huir del fuego que amenaza. Un aroma salado llega a mi nariz en cuestión de segundos, el sonido de las olas explota en mis oídos.

Dios mio.

No te desconcentres, An.

Hago mis manos un puño con extra lentitud, la sirena gime de dolor al sentir el agarre apretarse en sus extremidades. Una brisa sopla destabilizandome. El sabor a playa llega a mi boca.

—¡Kay-Kay! —grita uno de los gemelos cuando el dragón quema uno de los brazos de Ciara. La chica cae en un sollozo lastimero. Isa llega a mi lado, sus ojos están encendidos de aquel naranja. El aura de ira que la rodea hace que me encorve un poco.

Bolas de fuego llegan a mis enredaderas liberando a la sirena. Magnus crea una red con su fuego dorado, intenta de manera lamentable atrapar el dragón llameante.

—¡Debemos salir de aquí, Magnus!—grita Kol.

El mencionado toma a la pequeña en sus brazos, sus ojos lucen preocupados. Entonces intervengo, los pequeños haces de luz que me rodean vuelan hacia mi hermana, retrocede aturdida, cerrando sus ojos.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora