Capitulo 45: Salutación invernal

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Para ti, porque eres valiente.


Mont.

💜

El ambiente se sentía acogedor a pesar de las brisas heladas. La gente estaba degustando del pequeño festín en medio de risas y charlas que se elevaban en varias voces por toda la plaza.

Sostenía a la hermanita de Niguel, había aprendido a caminar reciente y quería estar por todos lados. La mantenía en brazos para que él pudiera comer a gusto. Era una niña preciosa, tenía el cabello oscuro y a diferencia de los ojos verdosos de Niguel, los de Emilia eran completamente azules.

Tenia unas mejillas que solo daban ganas de apretarlas y besarlas.

—A ver, pequeña Emilia —ella ríe y jalonea mi cabello—. Debes ser una buena niña.

Su risita infantil me hace sonreír.

—No es casualidad que te conozcamos, lo puedo presentir ¿quién eres, pequeña? ¿Por qué estás hoy en Dhalia?

No quería ser prejuiciosa, pero los últimos sucesos me habían enseñado que todo lo que pasaba en Dhalia tenía una causalidad. Ninguna persona que llegaba a esta manada estaba desligado a un futuro impresionante. Y yo me encontraba deliberando si era la pequeña Emilia o el Alfa Niguel.

—¿Anne? —levanto mi vista en su dirección—. Papá quiere que vayamos todos juntos a saludar a los Hubert.

Miro a la bebé, el rubio me la quita asintiendo. Le agradezco con un beso en la mejilla. Avanzo despacio ante la imagen, Liam hace soniditos con su boca contra las mejillas de Emilia. La niña ríe encantada. Isabella toma mi mano y nos guía hasta nuestros padres.

Esperaba no tardar tanto saludando a la familia de Travis, quería admirar la imagen de Liam con aquella bebé en brazos. No quería exagerar, pero incluso en el papel de papá lucia muy sexy.

Mamá rodea el antebrazo de su esposo y nosotras los seguimos. La mesa está un poco en el centro, el señor es el primero en levantarse, su hijo lo sigue después. Le habla a su esposa quien está de espalda y no nos había notado. Camila me regala un saludo, se lo devuelvo con cordialidad.

Los cuatro inclinan su cabeza.

—No es necesario —empieza papá—. Ahora somos familia.

Extiende su mano, el padre de Travis acepta el saludo ansioso.

—Patrick Hubert, un placer capitán.

Los Hubert poseían una piel canela a excepción del señor Patrick. Bianca era idéntica su madre, sus tres hijos habían heredado su tono de piel, pero solo su hija mayor el cabello afro. Los ojos claros, porque no sabía con qué color definirlos, eran efectivamente de su padre.

—¿Sabe su familia que va a casarse? —murmura bajito. Travis nos lanza una mirada, le doy un codazo.

—Aquí no, Isabella.

—Ósea que le miente a sus padres. Aunque bueno, tampoco es algo de que jactarse si lo va a hacer con el mate de alguien más.

—Déjeme presentarle a mi esposa e hijas —agradezco a mis adentros e impulso a Isa para acercarnos más a la mesa—. Carolina Frei, mi esposa —señala a mamá, ella estrecha su mano con cada uno de ellos—. Isabella, mi hija mayor y la más pequeña de la familia, Anne.

—Que hermosas —comenta la señora.

—Te lo dije, será difícil que no las reconozcas si las ves en la calle —comenta Camila.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora