Capítulo 7: Nuestro sol

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Maratón 2/3

Disfruten.

Con amor, Mont.

💙

Recuerdo este lugar muy bien y siento como si hubiese sido ayer que estuve caminando por éste mismo sendero de arena.

Mis ojos se posan en el hermoso lago en el centro del bosque y luego en la persona de cabello azul sentada en la orilla. Sonrío.

Me acerco a él y me siento a su lado. Se fija en mí y me regala una sonrisa bonita, me pasa el paquete de Doritos del que estaba comiendo.

—Luciérnaga.

No me había puesto a pensar la falta que me había hecho Alden. Recuerdo el primer día de clases en la primaria, cuando era una niña nerviosa con trenzas. Me había ubicado en la última mesa del salón. El llegó tarde, y vió la silla a mi lado vacía. Tomo asiento y con esa  inmensa sonrisa que tanto amo, me ofreció de su bolsas de Doritos y de ahí no volvimos a separarnos.

—¿El niño está mejor?—pregunto llevando un triángulo de queso a mi boca.

—Sí, hacerle un lavado estomacal fue lo mejor.

Asiento devolviéndole el paquete de frituras, se lleva unas cuantas a su boca.

—Jamás me imaginé que estaríamos así de nuevo.

Yo miro el lago. Recuerdo una vez que vinimos a bañarnos aquí. Fue después de que Nat me lanzara un tarro entero de pintura blanca.

—Yo tampoco Alden. Siendo sincera, no queria regresar—sus ojos se posan en mí, me sonríe tranquilamente.

—Lo entiendo Anne. Pero ahora son otros tiempos. Ya no pueden meterse contigo, nadie lo permitirá...

Mi estómago se revuelve. Muerdo mi lengua para no gritar en frustración.

—No te preocupes por tu trabajo en el hospital, serás sólo una médica general más. No te obligarán a nada, yo seguiré a cargo, continuaré dándole todas las novedades al Alfa.

Yo cierro mis ojos con fuerza. Nos quedamos en silncio mientras degustamos los triangulitos de queso.

Me siento demasiado tranquila.

—Si te pones a pensar, se veía venir—dice Alden mientras mete sus dedos a su boca, quitando el queso de ellos.

Vaya doctor asqueroso...

—¿Que Liam fuera mi compañero?—pregunto, él asiente—¿Por qué?

—Analicemos ésto...—sus ojos oscuros se concentran en mí. —Recuerdo que la primera vez que lo viste te obsesionaste con él—me escandalizo.

—¡Eso no es cierto!—grito lanzándole un Dorito que trata de atrapar con su boca, termina en el césped, pero de todas formas se lo come—¡Asqueroso!

Él se encoge de hombros divertido.

—Es cierto, tú misma me lo contaste. Lo del libro cuando estabas pequeña, y no parabas de hablar de aquella forma en la que te llamó una noche...

Y aquel día llega como una propaganda de televisión.

La noche ya ha caído cuando tocan la puerta. Me levanto del sofá dejando de lado la revista de moda de Isabella, la cual estaba ojeando. Con pereza voy y la abro.

Unos ojos grises me devuelven la mirada. Lleva un ramo de girasoles en sus manos. Le Sonrío.

—Hola Nick—Él me devuelve la sonrisa.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora