Capitlo 6: La plaga

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Maratón 1/3

Disfruten.

Con amor, Mont.

💙

Mis ojos se abren de manera brusca, impactada por el sueño reciente. Las lágrimas quedan estancadas al fijarme en un rostro tranquilo frente a mí. El temblar en mis manos que ya se está haciendo una costumbre, desaparece.

Mis pupilas viajan veloces por todas sus facciones. ¿Sigo soñando? ¿Qué hace él en mi habitación?

Las estúpidas sensaciones de chica enamorada se apoderan de mí. Siento sus brazos a mi alrededor, nuestras piernas enredadas.

¡Dios!

Lo empujo con todas mis fuerzas, el cuerpo de Liam impacta contra el suelo haciendo un sonido hueco.

Uy.

—Auch...—llevo mis manos a mi boca, sentándome sobre la cama. El rubio sube su cabeza poco después, acariciándola—Anne...

—¡¿Qué haces en mi habitación?!—grito bajándome.

Entonces me doy cuenta, éste no es mi cuarto. Mis ojos se expanden ante la cruda realidad.

¡Madre mía!

¿Qué carajo hago aquí?

—¿Por qué estoy en tu habitación?—reviso mi cuerpo, mi ropa sigue intacta.

—¿En serio?—pregunta colocándose de pie. Sus ojos azules puestos en mi cuerpo pequeño. Aún masajea su cabeza. Me concentro en su gesto anonadado—Jamás te tocaría de esa forma sin tu consentimiento.

Lleno mis pulmones de aire, amedantrada.

Calma.

Le hago caso a Flora. Inhalo y exhalo con suavidad.

—¿Cómo llegué aquí?

—Te quedaste dormida.

—¿Y se te hizo más fácil traerme a tu habitación?

Asiente. Lo fulmino con mis perlas oscuras. Liam se desinfla en su lugar, luciendo como un venado perdido. Flora gimotea dentro de mi ser.

Decido que es hora de irme. Repaso el suelo buscando mi calzado.

—¿Te sientes mejor?—lo enfrento. Coloco uno de los mechones de mi cabello detrás de mi oreja, controlando los nervios.

Quería entender porque él, provocaba todas esas sensaciones que me abrumaban tal mal. Entendía que compartíamos un lazo, pero he escuchado sobre muchas personas que logran resistirse.

Pero estaba segura que era porque se trataba de Liam, incluso ahora, estaba ganándome con sus ojitos hinchados debido al sueño. Con su mata de pelo rubia totalmente desordenada. Con las marcas de las sábanas en su cara.

Y aquellas pecas, tenían la magia de dejarme mal parada. Perdía los estribos con tal de admirarlas, sin ninguna vergüenza.

—No, no me siento mejor. Ahora solo estoy enojada.

Patrañas. Estaba más que mejor, tanto, que quería pelear con él. Dormir a su lado no había evitado las "pesadillas". Pero logró que el miedo se disipara en el momento que sentí la calidez de su cercanía.

—Puedess seguir durmiendo, yo me iré.

Me río buscando mis sandalias.

—Te empeñas demasiado cielo—digo con sarcasmo, caminado por el lado contrario de la cama, las veo al lado de sus pies—Si quiero dormir, lo haré en mi casa.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora