Capítulo 32: No hay tregua

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Después de tanto tiempo, nuestras miradas volvieron a encontrarse. Jamás había dolido tanto recordar.

Montserrat

💜

—Podemos solucionar esto de forma diferente —quedo en medio de todos. Mi mirada cae en un lobito en específico—. Por favor...

—Dijiste las mismas palabras la última vez y yo te creí como un infante.

Niego llena de tanta vergüenza. Si había alguien a quien culpar, ese era el rey.

—Yo no creí, yo pensé...

—Qué nuestro majestad, el rey, ¿era alguien misericordioso? —llega al lado de Isabella y amenaza al pelirrojo con aquellos ojos amarillos.

Y duele tanto, me mortifica el anhelo que hay en ellos, el deseo de poder hacer tantas cosas.

—Lo que pase con tu vida me importa muy poco, creí que lo sabías.

—¿Y la gente que hay en ese lugar? —la respiración de muchos se corta. Observa a mi hermana con ojos analíticos.

—Parece ser que soy el villano —sube su tono de voz al momento que levanta sus brazos en falsa señal de pesar. Isabella sonríe con todos sus dientes.

—No sabía que lucían así...

Intervengo ante la atmósfera de complicidad que están creando entre ambos.

—Efectivamente es culpa suya, majestad —hablo, Liam me obliga a retroceder pero coloco resistencia—. Hizo una promesa y no la cumplió.

El peso de su atención cae en mi persona, y en contra de todo lo que siento, de la insistencia que hay en mi sistema de querer encorvarme, le mantengo la mirada. Le muestro que no sólo le falló a Magnus, sino a todos nosotros.

—Está bien, recapitulemos —dice en un suspiro al tanto que introduce sus manos en los bolsillos de su pantalón— ¿Qué deseas realmente, Magnus?

El duque resopla en medio de una mirada mordaz.

—Parace ser que te importó muy poco la última vez, hasta lo has olvidado.

—Eso ya lo aclaré. Lo que pase con tu gente y contigo...

—No es necesario seguir por aquí —lo interrumpe Isa luciendo un poco ausente, sus ojos siempre sobre unos de color esmeralda —. Si van a solucionar esto que sea en serio.

El silencio dura algunos segundos, los suficientes para permitirme analizar las miraditas que comparten los dos.

—Deja libre a sus padres.

—Por supuesto, lo haré en el momento que la emperatriz se vaya conmigo.

La mencionada levanta una de sus cejas esperando ver la reacción del monarca. Pero es difícil, aquel chico parace no tener emociones dentro. En un duro cubo de hielo.

—Cuento dentro de mi castillo con un sinnúmero de personas que también tienen una opinión. Eres el delincuente más buscada por la guarda de Seir, tu familia y tú hicieron  mucho daño y nadie quiere darte redención —todos escuchamos atentos cada palabra bien colocada que deja salir—. Se claro y exacto, te daré lo estrictamente necesario para que veas que si puedo llegar a ser misericordioso.

—Puedes darnos mucho más que comida y lo sabes... queremos un sitio adecuado, estamos invadiendo el mundo humano.

—Es su gente también, alteza.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora