7

5.1K 204 17
                                    

Cuando desperté me encontraba bañada en sudor y mi cuerpo dolía de una manera inimaginable, mis ojos pesaban pero aún así tuve la fuerza para poder abrirlos y encontrarme en la misma habitación de siempre.

Intenté sentarme en la cama pero con el más mínimo esfuerzo mi cuerpo dolió aún más así que no quedándome de otra me quedé quieta en la cama.

Los rayos del sol se reflejaban en las cortinas lilas de la habitación colándose un poco por una pequeña separación que había entre las cortinas reflejando un pequeño rayo de luz en el piso y la pared.

No tenía idea de cuánto tiempo llevaba en este lugar, había perdido la noción del tiempo dejando de contar los días que pasaban cuando el dolor en mi cuerpo se hizo tan fuerte que no podía pensar en otra cosa que no fuera eso. Desde que había llegado a este lugar no había salido ni una sola vez por lo que ya tenía tiempo que no veía la luz del día.

Un pequeño ruido proveniente del baño me hizo girar levemente la cabeza en esa dirección observando cómo la chica morena que me había curado la nariz anteriormente salia de ahí y caminaba en mi dirección.

—Que bueno que ya despertaste Katia.

Ella me miró por algunos segundos esxaminándome con la mirada y después llevando sus manos al dorso de mi mano, fue en ese momento que me percate del catéter que se encontraba en esa zona de mi mano.

—El suero con el medicamento conectado vía intravenosa te ayudará para que te mejores y recuperes fuerzas.

La morena me sonrió levemente pero yo la verdad es que no me confiaba de esa sonrisa, ella no me había ayudado a escapar cuando se lo pedí en cambio me había entregado ante el así que ahora no entendía por qué me ayudaba.

—Ire por tu comida, regreso en un momento.

Ella salió de la habitación dejándome sola y es cuando por fin pude hundirme en mi tristeza. Las lágrimas salían sin parar, resbalando por mis mejillas y perdiéndose en mi cuello. Todo esto, el que estuviera aquí a punto de morir por los severos golpes que el me daba era todo por un simple apellido, todo por ser una Hale.

Nunca pensé que el apellido de mi padre me iba a traer tantos problemas y que ese sería el detonante para que un hombre me secuestrara y me hiciera cosas horribles

Durante muchos años mis padres me habían escondido del mundo y después cuando Noah se hizo cargo de mi hizo exactamente lo mismo y no entiendo para que si como quiera termine en manos de un loco desgraciado que quería destruirme.

Cuando la puerta se abrió de golpe mi corazón se aceleró demasiado, sentía que incluso podía salirse de mi pecho, el miedo que me provocaba estar frente a él me hacía temblar y querer matarme yo misma pero al ver que no sé trataba de el me hizo tranquilizarme, aunque en el fondo sabía que las personas que habían entrado a la habitación no eran buenas.

—Mason espera a que coma.

—Puede comer después.

—¡Mason!

—No es momento para tus berrinches Nina.

—No son berrinches, ella no está bien de salud como para levantarse de la cama.

—¿Y crees que me importa? Si no baja el subirá por ella y no será bonito.

—Esta bien, la ayudaré a arreglarse.

—Bien.

Cuando ellos acabaron de alegar por no se que cosas, el chico se giro hacía a mi mirándome con desagrado.

—Escúchame bien niña.

Me tomo del brazo y me jalo fuera de la cama provocando demasiado dolor en mi cuerpo, daría lo que fuera por morir justo ahora a qué sentir el horrible dolor de los golpes y las cortadas.

La Mujer Del Diablo - Bill Skarsgård [Book#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora