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Cuando entre al penthouse las arcadas que estaba dando Katia en el baño se escuchaban por todo el lugar, no le tome importancia a eso y camine al sofá para sentarme.

Encendí el televisor y le dejé en el primer canal en el que estaba, ni siquiera quería ver nada, solo quería estar sentado mientras me relajaba.

Anoche no fue una noche muy buena, termine por hacerle daño una vez más y por alguna extraña razón me había sentido muy culpable, tanto que al final decidí irme a pasar la noche en otro lugar. No iba a poder soportar verla herida mientras se quejaba.

Cuando ya no escuché las arcadas en el baño, me puse de pie y camine por el pasillo hasta llegar a nuestra habitación y justo cuando estaba apunto de abrir la puerta, Katia lo hizo primero, pero al verme parado frente a ella de inmediato volvió a cerrar la puerta en mi cara.

-Abre la puerta Katia.-Pero ella no me contestó.-Quiero entrar.

Nuevamente no hubo ninguna contestación por lo que comencé a molestarme, ella no era nadie para cerrarme la puerta en la cara.

-¡Abreme la maldita puerta en la cara o te juro que la voy a tumbar!

Segundos después Katia abrió la puerta y me dejó entrar a la habitación, ella de inmediato retrocedió y se subió a la cama haciéndose bolita en medio de esta, tapándose con las almohadas y la colcha.

-¡¿Por qué mierda me cerraste la maldita puerta en la cara?!

-Lo siento.

Quite la colcha y todas las almohadas que se habían puesto encima para dejarla descubierta.

-Te hice una pregunta.-La tome del brazo para levantarla.

-N-No q-queria verte.

Ella tembló al verme mas de cercas y comenzó a llorar como si no hubiera un mañana.

-Ya suéltame por favor.

Está era la primera vez que la veía llorar tan desconsolada, sus sollozos no la dejaban hablar y las lágrimas salían sin parar, era un llanto lleno de sufrimiento y dolor, uno que ya me había tocado vivir cuando perdí a mi familia.

-Me duele, por favor déjame en paz.

Nuevamente me volvió a suplicar y está vez la solté.

Ella cayó a la cama y volvió hacerce bolita mientras seguía llorando, cada vez más fuerte hasta que su llanto lleno de dolor tocó mi corazón y pude sentir toda la culpa invadirme.

-Date un baño y cuando salgas curare tus heridas.

Katia asintió y volvió a ponerse de pie, tardó un poco más de lo usual en entrar al baño, debido a sus movimientos lentos por que su cuerpo dolía.

Cuando cerró la puerta del baño salí de la habitación y fui a la cocina para comenzar a preparar la comida, no era muy bueno en eso, pero por lo menos sabía hacer unas cosas.

Alrededor de una hora y media Katia salió del baño y lo supe por qué justo entraba a la habitación, ella al verme se asustó pero cuando miro la bandeja con comida entre mis manos, solo se quedó parada mirándome.

-Primero tienes que comer.

Ella asintió y se sentó en la cama, después puse la bandeja en sus piernas y ella comenzó a comer sin siquiera mirarme.

Yo por mi parte me senté del otro lado de la cama dándole la espalda para que no se sintiera incómoda.

-¿Por qué escapaste?-Pregunté de repente, lo que hizo que los cubiertos dejarán de chocar contra el plato y ahora la habitación quedará completamente en silencio.

La Mujer Del Diablo - Bill Skarsgård [Book#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora