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Una semana después.
Lunes 4:50 p.m.

-Es una lastima que Ian no esté aquí.
-Emily miraba fijamente el piso mientras hablaba, yo me encontraba sentada en la silla frente a ella del otro lado del pasillo.
-Tu y el son mis únicos amigos.

-Escuché a Nina hablar con su hermano, dijo que hoy regresaban.

-Entonces hoy llega Marco.-Emily murmuro bajo esperando que no la hubiera escuchado, pero cuando levanto la mirada para verme yo ya le estaba sonriendo.-No digas nada por favor.

Volví a sonreír mientras negaba con la cabeza, entonces Nina interrumpió esa calma cuando salió del consultorio del doctor Lavoie.

-Es hora de irnos.

-¿Qué dijo el doctor?-Comencé a caminar a paso rápido para poder alcanzar a Nina, mientras hacia señas con mis manos y brazos.

-Dijo que tus cuerdas vocales están sanas, ya puedes usar tu voz, solo es cuestión de que quieras y ya.-Claramente la castaña no estaba de humor, no sé si era el tener a Emily detrás de nosotras caminando a unos cuantos metros lejos de Nina o si era el tener lejos de ella a Marco.

-Okey, gracias Nina.-No me moleste en usar mi voz, con el lenguaje de señas vasto para comunicarme con ella, pero al parecer estaba tan de mal humor que solo me pasó de largo y camino hasta la camioneta que nos esperaba afuera del hospital.

-Señorita, el jefe junto a los demás acaban de llegar de su viaje y ya las esperan en la mansión.-Pero ella ni siquiera se detuvo para decirle un "gracias" al guardaespaldas simplemente lo paso de largo como lo hizo conmigo.

Cuando llegamos a la camioneta un guardaespaldas ya nos esperaba adentro así que en cuanto subimos el hombre arranco el vehículo rumbo a la mansión de Bill.

Al llegar a la mansión el lugar estaba cubierto por los hombres de Bill, adentro y afuera, camionetas negras y brindadas por todos lados, era como si hubiera regresado con más personas de su viaje.

Aunque todavía seguía sin entender a dónde había viajado, solo había escuchado decir a Ian que era una misión muy importante y peligrosa, de la que probablemente no iban a salir vivos, pero ahora que habían regresado me sentía tan aliviada que el ya estuviera de vuelta, después de todo, el era el único que le importaba de todos ellos.

Bajamos de la camioneta y sin hacer ruido entre a la mansión y subí las escaleras para ir a mi habitación, Nina había dicho en el camino que Bill quería verme cuando llegáramos a la mansión, pero sinceramente yo no quería verlo a el, así que arriesgando todo, subí a mi habitación para descansar.

-¿Qué Nina no te dijo que te quería ver en cuanto llegarás?-Cierto había olvidado cerrar la puerta de la habitación, por lo tanto quedó entre abierta y el entro.

Yo lo mire sin decir nada, no por que ya pudiera hablar tenía que hacerlo exactamente con el.

-Nina dijo que el doctor Lavoie había dicho que ya podías hablar.-Bill camino hasta estar a mi lado por lo que yo retrocedí en la cama pero antes de que pudiera llegar al otro lado de esta el ya había tomado mi tobillo entre sus manos y me había jalado hacía el para ponerme de pie y apresarme entre sus brazos.-Que esperas para hablar.-Su mirada era tan afilada que sentía como si miles de navajas fueran a salir de ella para cortarme.

-Y-Yo n-n-no sé q-que d-d-decir.
-Mi voz había salido tan baja y ronca que me sorprendió al escucharla.

-Podrías empezar pidiendo perdón por lo que hicieron tus estúpidos padres.

En cuanto escuché eso no pude evitar fruncir las cejas y apretar los puños, realmente lo odiaba tanto que deseaba que desapareciera.

-Sabes, tengo tantas ganas de hacerte mía.-Bill acercó su boca a mi oreja y la mordió con fuerza, maldición eso había dolido mucho.-Pero Nina dijo que tengo que esperar hasta que tú embarazo acabe.

La Mujer Del Diablo - Bill Skarsgård [Book#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora