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Podía sentir sus párpados pesar y como la oscuridad insistía en volver a sumergirla en ella, pero Katia siguió insistiendo en despertar y cuando por fin lo logro, la fuerte luz de la habitación cegó sus ojos haciéndolos doler igual que su cabeza, provocando que los volviera a cerrar y después de unos segundos los volvió abrir lentamente, parpadeando varias veces para poder acostumbrarse a la luz de la habitación.

Cuando logro que sus ojos enfocarán bien las cosas a su alrededor, se dió cuenta que no estaba sola, el chico pelinegro estaba a su lado y su mirada se conecto con esos ojos azules que la miraban con delicadeza.

Katia no aparto su mirada, estaba completamente perdida en los iris azules del pelinegro frente a ella, volvió a parpadear dos veces más para despejar sus ojos y cuando por fin estuvo en sus cinco sentidos, pudo sentir la calidez en su mano, fue en ese momento que su mirada bajo hasta su mano derecha, que era sostenida por las grandes manos del chico, era un agarre firme y podía sentir lo suave y cálidas que eran sus manos.

Katia despego la mirada de las manos que sostenían la suya y recorrió con la mirada la habitación, las cortinas de las ventanas estaban abiertas y de ellas entraba la luz del sol que iluminaba por completo la habitación, dándole un color más vivo a las paredes pintadas de color perla pero destacando el polvo de los pocos muebles que había en la habitación.

-Que bueno que ya despertaste.

Cuando escucho su voz llevo nuevamente su mirada al chico, era la primera vez que despertaba y alguien estaba a su lado tomando su mano con delicadeza, esa era la primera vez que no sé sentía sola en la enorme habitación.

-Nina te conecto el suero intravenosa junto a los medicamentos para que te repongas más rápido, también curo tu pie.

Al escuchar esas palabras Katia llevo su mirada al dorso de su mano izquierda dándose cuenta del catéter que estaba ahí y después bajo sus ojos hasta su pie lastimado, como lo que parecía ser un material resistente y duro como el yeso, rodeaba su pie desde mitad de su espinilla hasta casi la punta de los dedos de su pie.

-Dijo que tenías que estar en reposo por una semana.

¿Reposo? Bill no me dejara reposar ni un minuto. Pensó la pelinegra mientras intentaba sentarse en la cama pero al no conseguirlo Ian la ayudo.

-¿Quieres darte una ducha primero?

Katia asintió levemente tratando de no mover mucho su cabeza ya que se sentía muy mareada.

Ian la cargo al estilo princesa y la llevo al baño donde la dejo adentro de la tina, que ya se encontraba llenada de agua debido a que el pelinegro ya la había preparado anteriormente.

-Por cierto mi nombre es Ian.

Katia lo miro por algunos segundos y cuando se percató que se encontraba completamente desnuda, se sonrojó a más no poder y bajo la cabeza avergonzada.

-Nina dijo que lo mejor sería dejar tus heridas descubiertas para que la tela de la ropa no las rozara y así no se pudieran irritar.-Explico Ian al ver el rostro avergonzado y sorprendido de la pelinegra al verse desnuda ante él, que aunque no fuera la primera vez, está vez si se encontraba completamente en sus cinco sentidos y le provocaba vergüenza estar así frente a Ian.-La toalla y la bata están en la tapa del retrete, dejaré ropa limpia en la cama por si te sientes incómoda estando desnuda y quieres vestirte, en lo que te bañas iré hacer rápido unas cosas y después regreso con tu comida.

Katia asintió deseando decirle un "gracias" al chico que la había cuidado desde días atrás después miró como el se iba del baño cerrando la puerta y segundos después solo escucho como la puerta de la habitación era cerrada.

La Mujer Del Diablo - Bill Skarsgård [Book#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora