Deliverance ❧KookTae❧

Thirty Seven

Jimin se asomó en la habitación y encontró a Taehyung exactamente igual que cuando lo dejaron hace treinta minutos. La luz de la lámpara estaba prendida, el viento mecía las cortinas y la noche apenas empezaba.

Ninguno había estado de acuerdo en que se quedara en la habitación con Jungkook aun inconsciente, sobre todo él. Pero Jimin también sabía que nadie iba a poder alejar a Tae mientras Jungkook aún estuviera sin despertar. Además, Woo aseguraba que Jungkook estaría tranquilo un rato más.

Tae estaba semi acostado a su lado, con su cabeza recargada en el pecho de Jungkook. Algo le decía que escuchar los latidos de su corazón debía estarlo tranquilizando para no perder la cabeza por la angustia.

—¿Tae? —murmuró bajito—. ¿Quieres algo? ¿Un té? ¿Agua? ¿Tienes hambre?

Taehyung solo negó y apretó la mano de Jungkook que estaba sosteniendo.

—Yoongi está preparando algo para que comas mientras esperamos a la mamá de Jungkook. ¿Quieres un poco?

Negó nuevamente.

—Si necesitas algo estaremos aquí, ¿está bien?

Un asentimiento como respuesta.

Con un suspiro, Jimin se aseguró de dejar la puerta abierta en caso de que necesitase entrar rápido, luego se dirigió a la cocina. La casa era pequeña pero acogedora; con solo dos habitaciones y un enorme patio que conectaba con un bosque, debía ser un lugar en el que alguien como Yoongi crecería con comodidad y, sobre todo, seguridad. Las casas más cercanas estaban lo suficientemente lejos para que los gritos de Jungkook pasaran totalmente desapercibidos.

—¿Qué dijo? —preguntó Yoongi mientras terminaba de cortar unos cebollines. Lo miró y Jimin solo negó.

Se quedó de pie recargado en el refrigerador. Estaba demasiado preocupado por sus amigos. Dios, estaba muerto de la angustia por Jungkook y ningún nivel de orgullo le iba a impedir admitirlo. Era su amigo, siempre lo había sido.

—Por el bien de los dos, espero que Jungkook despierte pronto. No me importa si es como alfa u omega, solo...

—Hey —en un segundo Yoongi estaba frente a él con un leve ceño fruncido mientras levantaba el mentón del menor con un gesto delicado—. Estarán bien. Woo ayudará a que todo salga bien.

Jimin todavía no decidía a cómo sentirse cada vez que Yoongi lo consolaba y que, increíblemente, funcionaba tanto que su peso se sentía más liviano y solo podía pensar en que podía confiar en él y sólo en él.

Dios, los pensamientos que tenía.

Decidió cambiar de tema.

—Entonces... Creciste con el profesor Woo.

Yoongi volvió a su labor con la tabla de picar, a la vez que asentía.

—Larga historia.

Jimin aplanó los labios. No le gustó esa respuesta. Él solo... quería saber más de Min Yoongi. Quería conocerlo completamente y tal vez...

—No manejas muy bien esto de cortejarme. ¿Acaso no puedo querer conocerte?

Los movimientos de Yoongi se detuvieron y cuando levantó su rostro, la mirada que le dirigió a Jimin provocó que sus rodillas temblaran.

—Acabas de darme el permiso indirecto para cortejarte. Por favor, no te arrepientas.

Jimin se encogió de hombros, porque estaba demasiado nervioso para hablar.

—Entonces...

—Entonces... Digamos que nací en una cárcel —empezó a contar el alfa puro. Jimin se movió más cerca solo para escucharlo mejor. Nada más.