Capítulo 13 🐰 El gran día

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Capítulo dedicado a todas las personitas que estuvieron esperando la actualización <luv3


No he dormido nada. Algo que ya es una costumbre para mí.

Cuando muera, mi epígrafe dirá: «Michi, la adolescente segundona que en su último año no dormía».

Hay dos razones importantes por las que no he dormido.

El proyecto.

La feria.

Pondría un tercer punto, pero creo que el causante de mis desvelos es el proyecto para la feria. Como la chica responsable que soy lo he acabado dos días antes de la presentación y me he ocupado de pulir cualquier detalle que resalte a la luz. También me he encargado de dejarlo apartado de las garras de Pato, porque siempre que le dan sus cinco minutos de locuras destroza algo.

Ah, y hablando de ese gato traidor. No teniendo suficiente con pasarle al lado enemigo cada vez que quiere, rasguñó mi disfraz de estrella. El despunte es diminuto, pero mi cargo de conciencia es ENORME.

Sí, en mayúsculas, cursiva, negrita y subrayado.

Pregunté a mamá qué podría hacer si me descubría, pero ella soltó ideas relacionadas con robo y quema de ropa.

Supongo que sigue molesta por descubrir que ese «pasaré el fin de semana en casa de Anne» en realidad era «viajaré durante horas a otra ciudad para ver a mi escritor favorito».

Una pequeña diferencia, nada más.

De no ser por la labia que se gasta un chico tan adulador como Chase Frederick, probablemente seguiría durmiendo en mi camita, pues mamá en lugar de castigarme prohibiéndome salir o mis aparatos electrónicos, quería dejarme sin ir a la feria creativa. Así que le debo una a mi vecino.

No sé si me gusta eso de deberle cosas a alguien como Chase; esa fue una de las razones por las que el trío golpeó al chico, según dicen los rumores. Tampoco dudo en los beneficios que pueda obtener de mí ahora que le debo tantos favores. Imagino que en cualquier momento aparecerá en la ventana de mi habitación a reclamarme su favor.

Espero que eso nada más sea una ilusión mía...

—Michi... ¡Michi!

Pues nope. No es una ilusión nada más.

Puedo ver la silueta de Chase al otro lado de las cortinas. Al confianzudo ya se le está haciendo una rutina pasarse a mi balcón.

Qué falta de respeto por mi intimidad.

Me pongo de pie para ir a abrirle, pero recuerdo que traigo puesto un horrible conjunto de pijama y sería el hazmerreír de todo el colegio si por alguna razón se le ocurre tomarme una foto.

Eso, y que estoy hecha un desastre.

No quiero que me vea así.

¿Por qué?

Esa es una buena pregunta.

—¿Qué quieres? —pregunto, siempre a la defensiva— Me estoy cambiando.

—¿Puedo ver?

—¡No! —chillo y me hundo de la vergüenza— ¡Vete!

Chase se ríe. Su estúpida risa burlona que me exaspera.

—Está bien —dice al cabo de unos segundos—, ocuparé mi imaginación.

—Eres un pervertido.

—Déjame adivinar... Estás usando tu pijama de ositos.

Rompiendo tus reglas ✨Nueva versión✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora