Una nueva lucha interna

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Llevo yendo a rehabilitación tres meses, voy mucho mejor pero aún no puedo caminar, sigo necesitando la silla de ruedas para bastantes cosas y eso me frustra, siento que no voy a recuperar la movilidad perdida. Ya no avanzo, incluso parece como si fuera hacia atrás, soy feliz de estar aquí sí, sin embargo no puedo hacer nada solo, menos aún ejercer correctamente como director del complejo, muchas veces Karen ha tenido que sustituirme.

Salgo de mi sesión diaria igual que siempre, cansado y desanimado, empujo la silla hasta el hangar, entonces la silueta de Maverick me dice que aún puedo volar, así que me levanto y camino pero al tercer paso caigo al suelo, las lágrimas resbalan por mis mejillas. Como puedo me arrastro hasta que con mucho esfuerzo consigo subir, para pilotar un caza no necesito las malditas piernas.

Compruebo todo y despego, la sensación de volar es algo increíble, hacía tiempo que no la sentía, por esto es por lo que siempre he amado volar. Suelto un grito de satisfacción, no tengo rumbo fijo pero no importa, me dejo llevar hasta que empiezo a oír un pitido constante, eso hace saltar mis alarmas, algo no va bien.

Reviso todo para ver a que se debe y veo que uno de los motores falla, debo regresar al complejo cuanto antes, así que fijo el rumbo, el caza no durará mucho en estas condiciones, debo darme prisa pero de camino se hace de noche. Esto empeora las cosas, no puedo volar de este modo, mi ceguera nocturna no me lo permite, mi corazón se acelera. Necesito calmarme, sino estoy perdido, siempre he mantenido la calma en situaciones como esta pero no puedo ver nada, solo consigo hacer una llamada de emergencia que no se si llegará a su destino.

Despierto en una mullida cama, me siento magullado, la pierna me duele a horrores, mi respiración se acelera hasta que noto la suavidad de mi hermosa mujer. Esta por besarme cuando recuerdo la tortura de Kazajistán y me revuelvo, al traerme de vuelta reprimí aquello pero ha vuelto, por lo que me pongo tenso, así que me aparto de golpe.

—Tranquilo amor, soy yo—dice Kiera

—¿Dónde estoy?—pregunto más tranquilo

—En la enfermería del complejo. Recibimos tu llamada de emergencia y fuimos a buscarte sin demora—dice Kiera

—¿Por qué?—pregunto confuso

—No lo sabemos pero Kith está revisando el caza para averiguar que provoco el fallo—dice Kiera

—¿Cuánto ha...—empiezo a decir

—Llevas inconsciente varias horas. Te encontramos entre los escombros—dice Kiera

—La pierna me está matando—digo inquieto

—Te la escayolaron porque la tenías rota por dos sitios—explica Kiera

—Po... po...—trato de decir

—Iré por el médico—dice Kiera

Kiera se va y me quedo solo, entonces las torturas que recibí aparecen, eso me altera, la respiración se me acelera, me cuesta respirar hasta que escucho pasos, lo que me pone peor porque no veo nada. La puerta se abre y me pongo tenso, después me sacan la venda de los ojos, unos minutos más tarde recupero la vista, examino todo viendo donde estoy, consigo tranquilizarme un poco pero aún respiro algo acelerado.

—Estoy aquí amor—dice Kiera y me acaricia la mejilla

—Te amo Kiera—digo

—Yo también te amo Zac. Cariño te encuentras bien—dice Kiera con preocupación

—Si—logro decir—Solo ha sido el shock de no saber dónde estaba—

—Iré a por los papeles del alta—dice el médico

El Dragón Rojo(Zacdaya)®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora