—Aly, no es como si fuéramos a dejar de vernos. No he muerto —susurró Dan en mi oído.
—Ya, pero no es justo que te vayas —mascullé, a la vez que limpiaba una lágrima de mi mejilla—. Tu presentación fue mejor que la mía, no lo entiendo.
—Fue un cero coma dos por ciento de personas que votaron por ti y está bien. Tal vez no fue tu mejor presentación, pero a nadie le importa.
—A mí me importa —resalté lo obvio.
—Pues hazlo mejor en la final —respondió Dan encogiéndose de hombros—. Aly, llorar no cambiara nada y yo estoy feliz por ti, ¿vale?
Y no dudaba de aquello, por eso asentí y deje que depositara un beso en mi frente antes de soltarme para dejarse abrazar por Chio y una algo incomoda Denise. Los jurados fueron los siguientes en llegar para despedirse de Dan y yo me dediqué a ver como la producción iba retirando al publico del estudio de grabación.
De un momento a otro salí del estudio junto a Chio, para luego subirnos a una de los autos que nos llevarían de regreso al piso en el que nos estábamos quedando que quedaba a pocas calles del canal. Apoyé mi cabeza en su hombro y ella puso la suya sobre la mía. Denise iba en el copiloto escuchando música e ignorándonos por completo.
—Ánimo, Aly —dijo Chio rompiendo el silencio que nos envolvía—. Veremos a Dan en una semana... Espera un minuto —masculló y fui testigo de como sus ojos se movían de un lado a otro, supuse que estaba conectando fechas y teniendo una conversación rápida consigo misma, pues no tardó en murmuran cosas indescifrables—. En una semana dejaremos de veinticuatro siete, no quiero —sentenció, formando un puchero con sus labios y apresando mi brazo entre los suyos.
—¿Tu no eras quien intentaba subirme los ánimos hace unos segundos?
—En esta relación intercambiamos roles conforme a la situación.
Lo dijo con tanta seriedad que me hizo sonreír, para reafirmar su punto fue ella quien apoyo su cabeza sobre mi hombro y empezó a lucir igual de triste que yo.
El auto ingresó al estacionamiento del edificio y cuando se detuvo, Denise fue la primera en salir para ir hacia los ascensores. Chio y yo la seguimos y vimos como el vehículo se alejaba rápidamente.
Cuando llegamos al piso vimos que ya habían dejado la maleta de Dan junto a la entrada. Decidimos quedarnos en la entrada esperando su llegada para despedirnos una vez más porque éramos así de masoquistas. Él llegó casi media hora después y solo pudimos tener un adiós rápido, pues así lo pidió Gia.
Con una de las sudaderas que le había robado a Dan semanas atrás puesta, me instalé en el sillón en el que dormimos la noche anterior. Pase mis dedos por el ukulele que reposaba en mi regazo y empecé a tocar unas cuantas notas de la primera canción que vino a mi mente.
Me ha costado tanto robarme tu corazón
Que no pienso devolverlo en un buen rato
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Estrellas perdidas
Teen Fiction«Que nuestros sueños sean como estrellas y brillen cuando la vida solo nos dé oscuridad» *** Alya siempre anheló brillar como las estrellas y deleit...