Estrellas perdidas

Capítulo veintiuno

Los aplausos no tardaron en hacerse oír acompañados de algunos silbidos y pude distinguir un grito de Dan a lo lejos que me hizo sonreír.

—Creo que no hace falta ni preguntar qué les pareció la presentación porque esos gritos lo dijeron todo —alardeó el conductor y giró a verme—. Alya, cuéntanos, ¿cómo fue trabajar con Elián? ¿Tu sueño hecho realidad?

Quería responder que había sido más bien una pesadilla. Decir que no era para nada lo que había esperado, pero era algo que definitivamente no podía hacer, no podía arruinar mis oportunidades con Stars Records hablando mal de una de sus superestrellas.

—Fue mejor de lo que esperaba —fingí una sonrisa y aquello pareció ser suficiente para él, pues paso a interrogar a Elián.

Él parecía saber manejar a Marcus —el presentador— pues respondía solo lo que quería, pero sin parecer grosero al esquivar algunas de sus preguntas. Era obvio que sabría como hacerlo, tenía años de experiencia en el medio lidiando con ese tipo de situaciones.

—Creo que una de las preguntas más importantes que muchos de tus seguidores mueren por saber es si te tendremos de regreso en la música, cuentános un poco más.

—Regresar me trajo buenos recuerdos de mi época en el programa del que yo salí —sonrió Elián y logré identificar que era una sonrisa sincera, no como la que yo había formado cuando me preguntaron sobre el dueto—. Y respondiendo a tu pregunta, podría decirse que sí, estoy de regreso en la música o eso es lo que mi equipo dice —guiñó un ojo hacía Marcus y luego a la cámara, alzando una de las comisuras de sus labios en una sonrisa traviesa.

Los gritos volvieron hacerse oír, al igual que unos cuantos gritos.

Sonreí y aplaudí también, después de todo su música me gustaba.

—¿Algo que quieras decirle al público antes de despedirnos de ti e ir al corte comercial, Elián?

Las cámaras habían dejado de enfocarme y vi mi oportunidad de huir del escenario para que no me preguntaran algo sobre su «estrella». Temí no poder camuflar mi fastidio hacia él y quería encontrar un lugar en el que romperme la cabeza pensando que no me quedaría dentro del programa, desahogarme con mis amigos sonaba como una buena opción.

Sin embargo, no pude hacer nada de eso. Un brazo me rodeó los hombros y puso inmediatamente el foco de atención sobre mí. Mi expresión de estupefacción debió ser graciosa, pues capté algunas risitas a lo lejos, no supe distinguir si eran del publico o mis amigos.

—Que voten por la pequeña estrella —terminó de decir Elián, dejando un sonoro y fastidioso beso en mi oído, logrando que le diera un pequeño golpe con mi codo en su estómago.

Planté otra sonrisa falsa en mis labios, fingiendo que aquello me había hecho gracia hasta que anunciaron los cortes comerciales. Aún podía escuchar la risa del publico por mi reacción.