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"Capítulo Ocho"
↷ ⁞ La idea
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Wooyoung pensaba en qué se supone que debía hacer, pues HongJoong lo había metido en sus planes al igual que siempre lo hacía.
Desde que tenía memoria, su medio hermano lo había metido en situaciones de las cuales no podría desligarse jamás, siempre manipulándolo a su antojo con tal de obtener lo que quisiera. Kim HongJoong, desde que era muy pequeño, desarrolló una inteligencia que podría catalogarse como superior a la común, y se empeñó en demostrárselo a su hermano menor de maneras un tanto retorcidas.
Con el pasar de los años, Wooyoung pudo alejarse lentamente de él, lo suficiente como para que las situaciones ilegales ajenas a las carreras callejeras fueran insignificantes para su persona. Pero en eso estaba su maldito problema, en las carreras ilegales. Pues estas, lo obligaban a necesitar de su medio hermano, quien era una de las personas más imponentes e importantes de todo el Corea del sur, tanto a nivel criminal, como a nivel general.
Pues la cantidad de dinero que circulaba en las manos de la familia Kim, era suficiente como para comprar el país entero, e incluso, podía ir más allá de eso. Al final, los crímenes que la familia cometía, eran fácilmente puestos bajo la alfombra.
La familia Kim pertenecía a la mafia desde hace generaciones, todo iniciando en los años treinta, o al menos, eso era lo que recordaba de las breves lecciones de HongJoong que había presenciado.
Recordaba el día en que se enteró de la verdadera naturaleza de la familia a la que había comenzado a pertenecer. Desde que llegó a aquella casa, después de que su madre lo arrastrara hasta allí, y le gritara un sinfín de cosas que nunca se borraron de su memoria, pero que no se esforzaría en recordar con mayor detalle, supo que había algo mal con esa familia. La forma en que unos hombres de traje se llevaron a su madre a rastras, la forma en que el hombre de gran altura y rasgos extraños la llamó puta y le ordenó que volviera a su "sucio burdel".
No supo cómo es que finalmente fue acogido por el hombre bajo su ala. Quizás se debió a HongJoong, a quien le cayó bien, o tal vez a la madre de éste, quien después de una severa oración por parte de ella, el hombre aterrorizante aceptó que se quedara allí. Ese fue un día esperanzador para su humillante existencia, pero también lo recordaba con un dolor terrible y profundo, pues la madre de HongJoong le había pedido perdón por dejarlo existir.
Al crecer, se dio cuenta de que la única razón por la que la mujer peleó para permitirle seguir respirando, fue que él nunca pidió nacer. De pequeño, pensaba que Kim Chungha sintió lástima por su existencia, empatía por un niño, pero al mismo tiempo, lo quería para castigar a su esposo por engañarla. Eso estaba fuera de la realidad, a ninguno de los dos le importaba la fidelidad del otro, a ella solo le importaba salvar la vida de un niño que fue obligado a nacer y crecer en un ambiente terrible y manchado por la sangre.
Odiaba profundamente a su madre, a ella y al desgraciado que era su padre. Desafortunadamente, no logró nunca odiar a HongJoong. Si bien no quería saber nada de él, teniendo en cuenta todo lo que le hizo y lo que lo obligaba a hacer por sus turbios caprichos, ese joven seguía siendo la persona que lo había mantenido, y que había ayudado a San -incluso aunque fuera por conveniencia propia- cuando lo necesitaba.
A pesar de eso, había pensado y reflexionado más que nunca sobre los planes que el hombre quería llevar a cabo en esa oportunidad, y había llegado a una única conclusión. No importaba qué, no iba a ser partícipe de sus planes macabros en esa ocasión, y tampoco iba a permitir que San lo fuera. Le daba lo mismo lo que tuviera que hacer, incluso si hacía algo horrible, para él, era más importante salvarse a sí mismo de eso y, por sobre todo, salvar a San y el inocente sentimiento paternal que, obviamente, tenía por el muchacho Park.
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Obsesión ; seongjoong
FanfictionSus manos eran cálidas y amables. Sus ojos eran como un par de estrellas. Su sonrisa era la más sincera que alguna vez recibió. Y su voz... su voz era la más hermosa y suave que alguna vez escuchó. Y él quería todo eso solo para sí. Quería que fue...