Epílogo

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—¿Qué pasa, mi vida? —murmuró el joven modelo, aún muy somnoliento.

Seonghwa suspiró y se abrazó al cuerpo de su novio, restregando la cabeza contra su pecho. El muchacho se despertó un poco más, pestañeando varias veces mientras que acariciaba la oscura cabellera del menor de los Park.

—Hoy es el día —recordó Seonghwa, dejando de pasar su cabeza contra la piel suave y firme de su pareja —. Así que apresúrate en despertarte, Soobinnie, tenemos que salir pronto.

Soobin suspiró y besó la frente de Seonghwa, para después ponerse de pie y estirarse. Seonghwa sonrió y se arrodilló en la cama, se acercó a su novio y lo abrazó por la espalda, dejando reposar su cabeza en el hombro del otro muchacho, y pasando sus manos por su cuerpo hasta dejarlas descansar sobre su pecho. Soobin suspiró y tomó una de las manos de Seonghwa, acariciándola con afecto.

—Iré a darme una ducha y después bajaré a comer, no demoro, ¿sí? —dijo y Seonghwa asintió con la cabeza, a pesar de no verlo, pudo sentir el movimiento de su cabeza y el roce de su cabello contra su piel —. ¿No quieres bañarte conmigo?

Seonghwa rió y dejó un beso en la mejilla de Soobin antes de separarse y pararse de la cama.

—Ya lo hice, no voy a desvestirme para bañarme otra vez solo porque fuiste muy flojo como para levantarte más temprano —le respondió Seonghwa un poco burlón mientras se paraba frente a él, el puchero que acompañaba los ojos caídos de Soobin le causó mucha ternura, y diversión —. Te espero abajo, cariño.

Y después de mostrarle la lengua de forma infantil, salió de la habitación ignorando el quejido que soltó Soobin. Tras ello, el chico bajó las escaleras del departamento a paso lento, tenía muchas cosas que hacer ese día, pero había algo que era más importante que cualquier cosa que podría presentarse. Seonghwa miró el arreglo de flores blancas sobre la mesa de centro, y apretó un poco los labios, después, se dirigió a prepararle un café y unas tostadas a su novio.

Soobin se puso el bóxer que había dejado tirado en el suelo, y luego se fue al baño, le causaba vergüenza andar desnudo, incluso si era por la habitación, por lo que se fue corriendo al baño y allí tomó una toalla. Se duchó rápidamente y eso le ayudó a finalmente despertarse de buena manera, con la toalla rodeándole la cintura, se estiró y después se exfolió el cuerpo.

Buscó ropa sencilla y, tras vestirse, se arregló un poco el cabello. Cuando se miró al espejo, asintió y suspiró con ligereza.

Habían pasado ya seis años desde el incidente, durante aquel tiempo, las cosas habían cambiado un poco.

Al principio, Seonghwa la pasó mal, tenía pesadillas, y las sesiones con la terapeuta eran un poco vagas e inútiles, no fue hasta que pasaron tres meses, que comenzó a abrirse con la mujer, y a escuchar.

Las pesadillas permanecieron por mucho tiempo, por lo que Seonghwa necesitó mucho de su padre, de Juyeon, y de Soobin. La relación de Seonghwa con Yong Hwan había cambiado enormemente, el hombre siendo mucho más como un padre de lo que alguna vez fue, era atento, cariñoso, y estuvo presente cada vez que Seonghwa lo necesitaba, como si fuera un adivino. El hombre había descubierto que existía una manera de no descuidar las responsabilidades que tenía para con su empresa, y al mismo tiempo, ser un buen padre, y fue como una bendición para él cuando aprendió cómo tenía que hacerlo.

Seonghwa logró, con el tiempo, mejorar, y era obvio que las visitas constantes de sus amigos, las pijamadas que ellos mismos organizaban al solo llegar de pronto a tirarse en la cama con el chico a ver una película, fueron de ayuda a que Seonghwa volviera a sentirse en un ambiente seguro, de no riesgo. Para que no recordara, cada vez que estaba solo en su cama, la forma en la que Kim HongJoong lo tocaba una y otra vez.

Obsesión ; seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora