Wooyoung no quería levantarse, pero igualmente lo hizo. Se quitó las frazadas de encima y se sentó en la cama. Su mirada estaba perdida, enfocada en nada en particular, con la mente en blanco, simplemente dispuesto a llevar a cabo una rutina que se había repetido durante los últimos cinco años.
Después de que San muriera, Wooyoung solo había esperado el momento en que la muerte se lo llevara, para ser capaz de reunirse con el hombre que amaba una vez más. Sin embargo, él no tenía suerte, nunca la tuvo, y gastó toda la que alguna vez pudo permitirse en su vida, cuando conoció a San. Parecía ser que el mundo disfrutaba de verlo sufrir, de verlo muerto en vida, porque a pesar de todo, de todos sus esfuerzos, de sus constantes rogativas, seguía sin morirse.
Hace años, tras salir del hospital (tres días después de presenciar la muerte de San), tuvo que presentarse en el departamento de policías para que su pena le fuera presentada. No obstante, a diferencia de lo que había pensado, ni siquiera hubo un juicio con su caso, sino que lo enviaron a hacer servicio comunitario de forma directa y le implantaron arresto domiciliario de X a Y hora.
Honestamente, en primera instancia Wooyoung se sintió muy enfadado y odió profundamente a Seonghwa, quien debía ser en parte responsable de esa situación, pero después pensó un poco en todo lo que había pasado durante los tres días que estuvo internado en el hospital, y en la visita de un médico psiquiatra a la que se había afrontado. Por supuesto, posiblemente se dieron cuenta de que no estaba realmente con la capacidad de declarar y, por sobre todo, que lo único que deseaba era morirse.
Tenerlo preso en su casa, y constantemente vigilado mientras hacía el maldito servicio comunitario, era tanto un castigo como una precaución para que no atentara contra su vida, porque por supuesto, no se preocuparían más por la salud mental de un hombre que, de alguna u otra forma, no era más que un maldito criminal que para colmo, era homosexual.
Cuando llegó a esa conclusión, Wooyoung comenzó a reír a más no poder, de forma histriónica en el departamento de policías, causando que la fiscal Monobal y el prefecto Kim lo miraran con compasión.
Sí, Wooyoung quiso ir a prisión para que allí lo asesinaran como un crimen de odio, una venganza en contra del difunto Kim HongJoong. Si no podían matar al líder, se desquitarían con el imbécil de su hermano bastardo, mandándolo directamente con él. No obstante, cuando Wooyoung pensó un poco más en ello, sintió náuseas, porque él conocía a los hombres que estaban en la prisión, y sabía de algunos de sus fetiches y las ganas de "desahogarse" que guardaban.
¿Qué mejor manera de desahogarse que con el cuerpo de un chico lindo, pequeño y frágil que además era el medio hermano de un hombre que era profundamente odiado por muchos?
No, eso no podría haber pasado. Wooyoung habría preferido cortarse la garganta a ser violado por un sinfín de hombres desagradables.
No dejaría que nadie lo tocara nunca, porque él era solo de San, y lo sería hasta el día en que se muriera. Porque incluso aunque no fuese a ser su culpa que lo violaran en grupo, sería incapaz de soportarlo.
Pero, teniendo eso en cuenta, ¿por qué no simplemente se mataba y ya? La respuesta era tanto simple como complicada, y todo tenía que ver con una de las historias que la señora Chungha le relató durante su infancia.
La historia decía que, todos los habitantes del mundo estaban conectados a otro por un fino hilo de color rojo atado en el dedo meñique. Este hilo conectaba a las personas cuyas almas estaban destinadas las unas a las otras. Se decía que este hilo era imposible de cortar, que perduraría en todas las vidas, y encontraría la manera de poder unir a las personas que compartían un destino de cualquier forma que sea, sin importar cuánto esto costara. No obstante, había algo que no se solía contar, y este algo, venía en conjunto a un castigo divino que sería otorgado al pecar.
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Obsesión ; seongjoong
FanfictionSus manos eran cálidas y amables. Sus ojos eran como un par de estrellas. Su sonrisa era la más sincera que alguna vez recibió. Y su voz... su voz era la más hermosa y suave que alguna vez escuchó. Y él quería todo eso solo para sí. Quería que fue...