Venti: Non ti Amo, ti Temo

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 "Capítulo Veinte" 

 ↷ ⁞ No te amo, te temo  

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Esa noche, HongJoong volvió a ir a la habitación de Seonghwa, esperando que el bonito muchacho hubiese recapacitado y se dignara a pedirle perdón.

Al entrar al cuarto, se encontró con la mirada acusadora del muchacho, y eso, a pesar de que por lógica debía quitarle cualquier esperanza, no lo hizo. Solo sonrió y caminó hacia él, grácilmente, y dispuesto a ser recibido por los brazos amorosos y cálidos de Park Seonghwa. Sin embargo, al verlo acercarse hacia él, Seonghwa tiró de su pie haciendo sonar las esposas que lo ataban a la cama y pareció gruñir.

La mirada de odio que HongJoong recibió pareció inmutarlo, pues detuvo su andar. Los ojos oscuros estaban sobre él, sin brillo. El portador de aquel par de luceros apagados tenía los ojos hinchados y su rostro estaba pálido, tenía roto el labio, unos cuantos moretones rodeando su boca y un par de marcas muy notorias en su cuello.

El cuerpo de Seonghwa temblaba, y a pesar del odio, estaba asustado y se sentía humillado. Solo traía encima la bata que se colocó antes de que Mingi se marchara, su cuerpo entero estaba magullado, y repleto de marcas rojizas y mordidas que estaban allí como muestra de posesividad y pertenencia. Además, estaba encadenado a la gran cama de roble, incapaz de alejarse del hombre frente a él, o siquiera de ir al baño sin avisarle a alguien antes.

Se aguantó por hora y media antes de que llegara una criada y lo soltara por un rato para permitirle ir al baño. Al preguntarle a la mujer sus necesidades básicas, ella le indicó que se le había puesto un horario basado en el tiempo aproximado en que debería tardar entre una ida al baño y otra, también, le comentó que sus tiempos para comer serían más rigurosos que antes, pero que, de cualquier modo, en las mañanas se le preguntaría por qué le apetecería de comida.

También le dijo que era suertudo, pues Song Mingi iría a verlo de una a dos veces al día. Esa mujer no escatimó en palabrerío, Seonghwa notó al instante lo mucho que le gustaba hablar, y en esa situación, se sintió realmente fastidiado, no obstante, no tenía la autoridad como para decirle que se callara y lo dejara solo. De cualquier modo, para ese momento, ella no estaba haciendo nada más que hablar como una maldita cotorra.

Lo que soltó después, hizo que le arrojara el libro que había dejado en su mesita de noche.

"Estás en una posición realmente lamentable, ¿no? ¡Jaja! Pero descuida, no estás perdido, solo debes disculparte con el jefe Kim, y eso bastará para que recuperes la libertad que anteriormente tenías. ¿Qué te parece gatito? Ser dulce y dejar que HongJoong te folle para que conserves un poco de dignidad suena mejor que estar encadenado, ¿no crees, lindura?"

Le arrojó violentamente el libro, para darle justo en la nariz. La mujer se quejó y trató de amenazarlo, pero él, en ese instante, importándole poco la condición en la que estaba, la hizo callar y le gritó que se fuera. Seonghwa sabía que estaba en una situación horrible, sin embargo, también sabía que HongJoong no lo dejaría morir, incluso si lo tenía sufriendo a su lado, al contrario de lo que sería con la criada. Una palabra suya la mataría, lo sabía, y a pesar de que lo odiaba, estaba tan enojado que su disposición de verla agonizar, había aparecido con una fuerza terrible.

Quizás pasar tanto tiempo con HongJoong le había hecho mal.

Cuando la mujer se marchó, Seonghwa se sintió fatal y pidió perdón en silencio múltiples veces.

Obsesión ; seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora