Su reina por derecho (LIBRO 2. Trilogía Reino de Baulgrana)

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Luego de cruzar por el río e internarse en el hostil bosque del siguiente pueblo, William estableció un campamento cerca de una cascada. Entonces cuando llegaron los vigilantes que había mandado más temprano a ver si había tropas más delante de Harold y estos le dijeron que no, empezó a trazar el plan que consistía en llegar a un despeñadero más adelante para esperarlos y matarlos allí, queriendo William la ventaja del estrecho lugar, pero la misión no pudo llevarse a cabo, ya que en la noche siguiente una masa de más de quinientos hombres, aparecieron a atacar su campamento a traición.

Finalmente Harold si se había atrevido a mandar hombres de su ejército a internarse, aunque no conociesen las tierras y esto fue una ventaja para no perder la batalla, pensó William blandiendo la espada encima de su caballo, dando muerte, junto a su caballería, a los que los atacaban a caballo tambien, mientras ordenaba a su infantería responderles con mosquetes. Que hubiese llovido, que sus uniformes fuesen menos pesados a los de ellos que eran de acero puro y que conocían el lugar, los ayudó a sobrevivir al ataque, ya que lograron matar a casi todo ese regimiento en el lodo, sin embargo, las pérdidas para el ejército de Baulgrana fue considerable.

—Necesitaremos más hombres, ya que esta no es ni la quinta parte del ejercito enemigo y nosotros quedamos muy abajo en números— le dijo su general a William poniéndose a su lado, mientras veían la miseria en el suelo y él se limpiaba con un trapo la sangre en la cara. No le gustaba la idea de pedir más hombres, quedando con menos sus su madre y Elizabeth en la ciudad, pero sabía que con lo que le quedaba aquí podría perder la batalla contra Harold de Sajonia, si este volvía a mandar un ataque, así que dio la orden de pedir más hombres rezando que fuesen los últimos.

¿Cómo habrían sabido donde estaban exactamente ubicados, se preguntaba extrañado?, dándole rabia que hubiese pasado esto. Bueno era la guerra y siempre aparecían imprevistos que sortear, si lo sabía él que había participado en varias.

Suspiró, deseando estar en los brazos de su hermosa esposa y no aquí viendo muertos, pero debía defender su país. Era su deber como rey.

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Harold esa noche en su campamento le gustó cuando el general del rey Darcy le dio la noticia de que le habían quitado varios hombres a William V, misión que había sido muy arriesgada porque era obvio que ellos perderían el doble porque no conocían el terreno, pero al final Harold había tenido que sacrificarlos para crearles bajas a William. Habían sabido donde tenían el campamento porque habían conseguido meter espías allí, cuando había ordenado que algunos pueblos atrás, un joven se metiera a ese ejército para sobornar con dinero a los vigiladores, hombres que se adelantaban en guerra para tantear el terreno para los que venían atrás y que cuando se acercaron los integrantes de este ejercito les dieron una cantidad para que le dieran información de los movimientos de William. Así que volvería a atacar a su enemigo a traición una segunda vez, dándole tiempo a que pidiese más hombres, ya que era el plan que Baulgrana se quedara sin protección. No le gustaba arriesgar vidas humanas por el gusto, pero si no seguía mandando hombres a esa selva, corría el peligro que William decidiese simplemente esperarlos y no quería eso. El plan era que quedara sin hombres en Baulgrana para que los otros pudiesen atacar, suspiró en su carpa, extrañando mucho a Brianna su mujer, a quien le había prometido recuperaría todo lo que les habían robado para que pudiesen casarse y reestructurar completamente Siam. Lo lograría, en nombre del gran amor que le tenía a su dulzura.

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