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||AGUITA REFRE'CANTE||

Dos semanas después...

–Frijol no parece un buen nombre, Thomy.

"Por qué noooo?" Thomas le mostró su pizarra con un puchero en su cara. Tommy rio y despeinó un poco su cabello.

–¿Qué te parece... Pou? –le sugirió al niño.

"Pou es la caca que es un juego no?"

–Sí, eso mismo. –dijo riendo al leer "caca" y ver la mueca de asco del pelinegro.

"No me gusta, es feo" "Mejor le ponemos Will, como Will Smith"

–¿Te gusta Will Smith? ¡A mí también! –dijo con emoción, zarandeando al niño suavemente.

"Sip, me gusta mucho verlo en el príncipe del rap"

Ese viernes, Tommy había asistido sola al orfanato, sus padres tenían trabajo extra pero la directora autorizó la entrada de la hija de los Miller. Le llevó un oso al pequeño como regaló y estuvieron un buen rato decidiendo su nombre.

Mientras más convivía con el pequeño pelinegro, más lo quería, más ilusión le daba que algún día pudiese llamarlo "hermanito". No tenía problemas con decirlo, pero tampoco quería ilusionar al pequeño.

"Puedo hacer una pregunta?"

–Sip, dime.

Thomas titubeó después de haber terminado de escribir en su pizarra. Abrazó la misma, escondiéndola en su pecho, viendo a la chica frente a él quien lo esperaba con curiosidad y un poco de nervios. El pequeño pelinegro suspiró y escondiendo su cabeza detrás de la pizarra, mostró su pregunta a Tommy.

"Tu familia va a adoptarme?"

Leyó Tommy y sonrió al ver los ojitos del pequeño asomarse con timidez. Tal vez Thomas era más inteligente de lo que muchos creían, porque a pesar de no querer hablar entendía muchas cosas que pasaban a su alrededor.

Con sus cinco años de recuerdos en el orfanato había entendido que una mujer puede amar y besar a otra mujer y que eso no estaba mal, así mismo con un hombre. También entendía que a veces las personas dejaban bebés abandonados en el pórtico del orfanato, o a niños más grandes llorando cuando veían que quien los acompañaba no entraban con ellos. Una de las cosas que entendió y lo entristeció era que, por alguna extraña razón, las personas adoptaban a los bebés y no a los niños más grandes como él.

Las personas hablaban con todos los niños y niñas, les traían regalos, comida rica, ropa, juguetes, dulces, los llevaban al cine o a museos en varios autobuses, pero siempre, siempre, adoptaban más a los bebés de meses o de un año.

Nunca nadie se había acercado a él, ninguna familia había tenido intenciones de adoptarlo y darle la familia que él siempre ha soñado desde que está en ese lugar; por eso se ilusionó cuando la chica se acercó a él y los padres de ella también se acercaron, lo visitan desde hace más de dos meses y juegan con él. Le dan la atención que otras familias nunca le habían dado.

–Escucha, Thomy... si queremos adoptarte, pero no hay nada asegurado, ¿entiendes? –asintió firme y moviendo su dedo índice como El Chavo Del Ocho. –Nosotros pensamos que muy pronto podremos llevarte a casa y hacer un periodo de prueba, pero como te dije, no es seguro que eso suceda, pero hay que pesar positivo, ¿okey?

"Y si eso se logra, tú vas a ser mi hermanita? Yo sí quiero. Tú no quieres?"

–¡Claro que quiero! –se atrevió a abrazarlo y estrujarlo entre sus brazos, escuchando la leve y baja risa del niño. –No hay que ponernos tristes. Vas a ver que muy pronto vamos a vivir juntos y podremos jugar todos los días. –dijo emocionada, dándole una sonrisa muy, muy grande.

3:00 a.m «Jackson Wang» (complete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora