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||THOMAS...||

–Tenemos que hablar, hija. Baja cuando estes lista. –escuchó a su papá Hank hablarle desde su puerta cerrada. Ella le dijo que sí y se vistió lo más rápido que pudo.

Las dos veces que había escuchado a sus padres decir "tenemos que hablar" habían malas noticias y lo que hablaban no era nada bueno.

La primera vez, sus padres habían peleado durante una semana completa, no hubo noche en la que sus gritos no se escucharan por toda la casa. Hablaron con ella. Le explicaron con palabras que ella conocía, pero no entendía. Lo único que logró captar fue la frase "vamos a divorciarnos". Y ella tuvo miedo. Miedo de quedarse sola otra vez. De volver a ser abandonada en un orfanato, sin nadie que la quisiera, que la cuidara y le brindara todo el amor que ella necesitaba.

La segunda y última vez, le avisaron que su mejor amigo había muerto en un accidente cuando él y su familia se dirigían a sus primeras vacaciones a la playa; Daniel estaba tan emocionado por conocer por primera vez el mar, incluso quería que ella fuera con él, que juntos se metieran al mar por primera vez, tomar fotos, comer muchos, muchos camarones, pero ella tenía que ir con sus abuelos, así que le negaron el permiso; apenas alcanzaron a ver el mar desde la carretera cuando un camión sin frenos los estampó de lleno, el camión aplastó a todos en el auto, no hubieron sobrevivientes.

Por ello, ese día, mientras bajaba las escaleras le pedía a Dios, de la manera más sincera y honesta que, por favor, por favor, no sean malas noticias. No está vez.

–Ya estoy aquí. –dijo sentándose en el comedor, frente a sus dos padres.

Bien, no hay caras tristes ni enojadas. Vamos bien.

–Estuvimos hablando los últimos meses. –le mencionó su papá Charlie alcanzándole un vaso con su malteada favorita; de fresa con trozos de galleta Oreo.

–Aja.

–Tommy... queremos... bueno, básicamente... queremos adoptar a un niño. –soltó su papá Hank tomando la mano de su esposo y entrelazando los dedos.

Tommy dejo el vaso entre sus labios, sin tomar de su malteada, al escuchar las palabras de su padre Hank. No lo tomó mal, sólo le sorprendió un poco. Después de casi trece años nunca pensó en que sus padres quisiesen adoptar otro hijo. Siempre quiso un hermanito o hermanita, incluso se los mencionó dos años después cuando el asunto del divorcio se solucionó, y ellos simplemente dijeron "lo pensaremos".

–Ahm... bueno... eso suena bien, supongo. –balbuceó luego de limpiar el rastro de malteada en sus labios.

–Entonces, ¿te agrada la idea de tener un hermano pequeño?

–Pues sí, no tengo problema con que quieran un nuevo hijo. Está bien para mí. –les sonrió y ellos suspiraron de alivio. Realmente les importaba mucho la opinión de su primer hija.

–Okey, okey... entonces, iremos hoy al orfanato, tenemos una cita.

–Oh vaya. –se rió un poco mientras lo veía aún con una sonrisa. –A pesar de que querían escuchar mi opinión ya tenían una cita agendada, ¿qué hubiera pasado si yo les dijera que no quiero hermanos, ah?

Sus padres rieron también y se abrazaron entre los tres. Desayunaron y charlaron los planes del día. Irían al orfanato, conocerían niños y pedirían información para hacer los trámites de adopción necesarios.

 Irían al orfanato, conocerían niños y pedirían información para hacer los trámites de adopción necesarios

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3:00 a.m «Jackson Wang» (complete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora