ᴘᴀʀᴛᴇ ᴠɪ

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Lyss:

–A la cuenta de tres. –exclamó con una malvada sonrisa pegada en el rostro.

–De acuerdo. –dije decidida.

–Uno.

–Dos.

–¡TRES!. –dijimos al unísono.

Y en ese momento... Ambos agarramos una cucharita, tomando todo el helado que está pudiese recoger y comiéndolo al instante.

–¡Oh maldición!. –exclamé mientras realizaba una mueca. –No puedo tomar otra.

hizo un gesto parecido al mío. –¡Te dije que no aguantarías a la primera cucharada!

–Cállate, no es fácil.

–Sólo es helado. –rió.

–Si y está bastante frío.

–soltó una carcajada. –Aguantas como niña.

–Definitivamente eres un imbécil.

–Oye, eso dolió. –dijo fingiendo seriedad.

–reí. –Es un empate. –levanté una ceja.

–rió. –De acuerdo, aunque es la primera vez que empato con una chica y lo acepto porque no quiero hacerte perder otra vez.

–¡No inventes! –exclamé. –Te destruiría fácil.

–Eso es lo que tú quisieras linda.

–lo observé con incredulidad. –¿Qué hora es?

–observó su reloj. –Ocho de la noche.

–¡Estás aquí desde las cinco! No es por echarte Hobi–dije dejando la cocina y volviendo al sofá. –Pero tu casa está un poco retirada ¿No deberías irte?

–No. –dijo. –No me iré.

–¿Qué?

–Pasaré la noche aquí. –dijo sentándose a mi lado rodeándome con su brazo.

Debe estar bromeando.

–Déjate de bromas.

–No bromeo, incluso traje mi cepillo de dientes. –sonrió. –Está en el baño por si te lo preguntas.

–Pero... ¿Dónde dormirás?

Pregunté debido a que yo vivía totalmente sola y mi departamento tenía sólo una habitación, en realidad dos, pero aquella estaba llena de tipos de cosas que ya no usaba y que por alguna razón no quiero desechar.

–Contigo, en tu habitación. –guiñó.

–¿QUÉ? ¿QUÉ COÑO TE HAS FUMADO HOSEOK?

–soltó una gran carcajada. –No me he fumado nada.

–¿Entonces a qué se debe esto?

–Veras, ayer Tae me comentó que tu cita será este sábado, es decir, una semana para que pierdas tu timidez. Para que te vuelvas una experta. Para que sepas que hacer, cuando hacerlo, cómo hacerlo, y más... Así que debemos adelantarnos un poco.

Diablos, no mentía, pude medir por su tono de hablar que era en serio.

–¿Para lograr todo eso tendríamos que tener sexo todos los días? –hice una mueca.

–No precisamente, pero si más de una vez.

–¿¡Eso significa que tendremos sexo hoy!?

–No lo sé. –dijo arrimándose hacia mi. –Es obvio que está noche trataré de enseñarte varias cosas y tal vez lleguemos a algo más... Pero para ello debemos estar juntos en la misma habitación. –susurro aquello con una voz que sería capaz de erizarle la piel a cualquier chica que lo oyera hablar, mientras acariciaba mi mejilla con la intención de voltear mi rostro hacia el de él.

𝕄𝕪 𝕥𝕣𝕒𝕚𝕟𝕖𝕣 | JHS (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora