𝕄𝕪 𝕥𝕣𝕒𝕚𝕟𝕖𝕣 | JHS (Adaptación)

ᴘᴀʀᴛᴇ xxxɪ

LYSSNA

–Gracias. –dijo Hobi mirándome directamente a los ojos.

–No hay de que... –dije ignorando la forma en la que prácticamente me desnudaba mentalmente con su mirada.

Pretendí alejarme o echarlo a un lado para salir, pero muy rápidamente y de manera casi fugaz me jalo por el brazo, acercándome a él firmemente y sin darme tiempo de reaccionar colocó sus labios sobre los míos, mientras con una de sus manos sostenía mi rostro, la necesidad de apartarme me invadió al instante, pero las ganas de seguir también estaban presentes lo cual no me dejaba reaccionar ya que estaba teniendo una pelea conmigo misma mientras me besaba, es que entre sus manos sostenía mi cintura, tratando de impedir que me separara de él y su forma de besar tan malditamente excitante, se me hacía imposible poner los pies sobre la tierra, sin mencionar que sus labios eran como una especie de droga, no porque fuese adicta a ellos, tampoco porque no podía dejar de besarlo, sino porque una vez que probabas de ellos se te hacía difícil no volver hacerlo de nuevo o al menos no rehusarse.

Abrí mis ojos recuperando la cordura, notando como él aún se encontraba sumido al beso. Y por mi moral de chica decente o al menos por la poca dignidad que ahora me queda, lo separé de mi bruscamente.

–¡¿Qué demonios fue eso?! –exclamé. –¿Qué pasa contigo? ¿Estás loco?

–¿De qué hablas?

–¡Ah no te hagas el idiota! Tú solo llegaste y me besaste, así como si nada. –tomé la camiseta de su hombro y le di con ella, aunque aquello fue patético. –¿Te patina el coco Hoseok?

–Oye basta. –dijo. –Perdona, fue un impulso yo... No lo sé.

–No me jodas Hoseok, tú no eres impulsivo.

–Tal vez contigo lo sea...

–¡¿QUÉ?!

–¿Qué? ¿Lo he dicho en voz alta?

–No, es que acabo de leer tus pensamientos, eso es todo. –sonreí con falsedad.

–Oye tranquilízate ¿De acuerdo? Además, tú correspondiste, no entiendo porque te quejas. –sonrió.

–¿Cómo apartarme si tú me sostenías?

–Bien podías apartarte. –encogió sus hombros.

–Y lo hice. –exclamé.

–Claro, dos minutos después. –dijo en un tono burlón.

–Es igual Hoseok

–¡Mierda, lo siento ¿Está bien? –dijo un poco más serio, al parecer pudo notar que no era un juego.

–No lo está, permiso. –dije apartándolo y saliendo de la habitación.

¿Qué podía esperar? ¿Qué le aplaudiera? ¿Qué aceptara follar con él en el cuarto de lavanderos? No, no podía hacerlo, y aunque sé que me contradigo a mí misma, debía hacerle saber que a pesar de todo no podía llegar y besarme de la nada, era irrespetuoso y en cierta manera me ofendía pues ha de pensar que por haber tenido aquella serie de encuentros ahora soy como una de sus zorras de sexo libre.

Okey, sé que suena un tanto estúpido que me moleste por algo tan simple como un beso luego de haber follado, pero aclararle que no debió hacerlo era lo menos que podía hacer ahora para tranquilizar a mí conciencia o al menos para tenerla menos sucia.

–¿Ya te vas? –preguntó Tae al verme.

–Así es. –dije tranquilamente mientras tomaba mi bolso.

–¿Lograste limpiar la camiseta de Hoseok? –preguntó Hye sonriente.

–Si.

–¿Y dónde está?

–Aquí estoy. –dijo mientras terminaba de colocar su camiseta, logrando que con su tono de voz serio se tensara el ambiente.

–Bien. –tomé mis llaves. –¿Me acompañas cariño? –le pregunté a Kook.

–¡Oh no me digas que también te lo llevarás! –exclamó Suga.

–No, si él no quiere. –dije riendo. –Sólo fue una pregunta.

–Te acompaño. –dijo sonriente mientras se levantaba del sofá.

–No jodas ¿En serio te irás? –preguntó Tae.

–Desde luego bro, es mi chica ¿Se supone que deba dejarla irse sola?

–Gracias. –reí. –De acuerdo. –observé mi reloj. –Adiós chicos.

No pretendí despedirme adecuadamente, más que con un simple "adiós" ya que Hoseok se encontraba ahí entre los chicos y despedirme de él con un beso en la mejilla sería raro luego de lo ocurrido.

(...)

Kook me dejó en casa y siguió hacia la suya, en estos momentos me encontraba recostada en el sofá tratando de recapitularlo todo, y deseando que aquello tan simple e insignificante no hiciera la cosas extrañas entre nosotros a partir de ahora, sentí mi teléfono vibrar luego de un pequeño sonido indicando una llamada, algo dentro de mi deseo que fuese Hoseok aunque sea disculpándose, pero no fue así, ya que el nombre de mi mejor amiga aparecía reflejado en la pantalla de mi móvil.

–Hey. –exclamó esta.

–Hey. –dije de manera menos animada.

–¿Qué estás haciendo?

–Nada, nada de nada. –dije mientras tomaba el control de la TV. –¿Y tú?

–Nada interesante ¿A ver explícame qué demonios ocurrió con Hoseok?

–¿Debió ocurrir algo?

–Pues lo ví salir con cara de pocos amigos, y no creo que esté en sus días para cambiar de ánimos tan rápidamente. –bromeó.

–No lo sé. –reí. –¿Por qué no le preguntaste si tanta curiosidad te causa?

–No, gracias, no quería ganarme una puteada.

–Pues no sé porque carajos está molesto cuando soy yo quien debería estarlo.

–¡¿Por qué joder?! Trato de esforzarme para lograr que... –se detuvo.

–A ver Hye ¿A qué juegas?

–¿A qué juegas tú?

–No utilices tu psicología inversa conmigo. –dije. –¿Qué tratas de lograr?

–Sólo dime qué ocurrió ahí dentro.

–Una estupidez.

–¿No piensas contármela? ¿Acaso trató de besarte o tocarte el trasero? –reí ante su pregunta, ella siempre intentaba sacarle la seriedad a todo

–No intento si quiera besarme, sólo lo hizo.

–Déjame ir hacia tu departamento y golpearte ¿Vale?

–¿Qué?

–Ustedes follaron ¿Lo olvidas? ¿Cómo puede eso molestarte? Ahora entiendo porque Hoseok estaba tan disgustado.

–Oh vale, que bien. –exclamé con ironía. –Entonces ahora debo dejar que él me vea como su prostituta personal.

–¡Estás exagerando! –exclamó. –¿Acaso no lo entiendes?

–¿Qué debo entender?

–Hoseok ha comenzado a verte de otro ángulo.

–Deja de extenderte, seguro sólo quiere follar de nuevo.

–¡Que no joder! ¿Acaso él ha tratado de follar de nuevo con otra chica?

–¿Debo sentirme orgullosa de ser yo con la que quiera un segundo encuentro?

–Eres tan testaruda, espérame ya mismo que iré a lanzarte algo.

–¿Por qué soy testaruda? Maldita sea Hye él no entiende que... –fui interrumpida.

–¡QUE TÚ LE GUSTAS PEDAZO DE TONTA!

Debía estarme jodiendo.