capitulo 18

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Demonios

Celeste.

No sé cuánto tiempo ha pasado aquí abajo solo sé que estoy en la celda de al lado de Ian, el llora cada vez que ve que vienen a inyectarme droga, mis brazos ya están morados de tantas veces que me inyectan cocaína y anfetamina pero sorprendentemente el dolor de cabeza no lo tengo.

Estoy tirada en el suelo sujetando la mano de Ian mientras acaricia mi cara, lo veo borroso pero sé que esta asustado, por suerte y gracias a dios no lo han tocado, solo Desmond y uno que se apellida Silveira han estado viniendo a inyectarme.

No me dan descanso, todo me da vueltas y solo quiero vomitar pero para no asustar a Ian lo aguanto.

Es asqueroso lo sé pero no quiero que Ian me vea más mal de lo que ya estoy.

Yo no consumo esa mierda y ahora que lo estén introduciendo a mi cuerpo obligadamente no me gusta pero prefiero que me hagan todo a mí, que me dejen hecha mierda si quieren pero que no lastimen y apaguen la hermosa luz que tiene Ian.

Ya vienen, escucho sus pasos.

cierra los ojos, que crean que duermes – dice una voz.

-tra...tranquilo - le digo a Ian que esta apretando mi mano con mas fuerza.

Me dice algo pero no le entiendo.

Siento como llegan a mi lado mientras Ian tira mi mano.

-Despierta – me dicen golpeando mi rostro.

Trato de abrir mis ojos pero me cuesta, después de un rato luchando para abrirlos veo a alguien frente a mí acuclillado.

-Desmond es hora de inyectarle la droga de su amor ¿no crees? - escucho que dicen.

-sería bueno, así pagaría cada una de sus estupideces perdiendo a la putita por su propia droga – dice

No, no eso.

Alguien me levanta pero no tengo fuerza para pelear, soy un saco de patatas inservible.

no quiero moverme.

Engáñalos - me dice una voz en mi interior.

Escucho como hablan y ríen mientras me llevan, lo único que logro ver es el piso y la espalda de alguien mientras que Ian grita.

- ¡por favor tío Deja a mi mami! -le pide el.

Quiero decirle que no les hable, que no se rebaje a ellos pero no me sale el habla, solo lo escucho a lo lejos y mi cuerpo no sirve de nada.

- ¡No es tu mamá, tu Mamá soy yo cariño!- le dice una mujer.

-no tú no eres mi mamá, una mamá está siempre cuidando a su hijo y tu no lo haces – responde Ian - tú me haces daño.

Me bajan y dejan en algún lugar que creo es una silla ya que todo mi cuerpo se va a un lado pero algo frío lo detiene a que caiga al suelo.

Engáñalos.

Mátalos.

No, déjalos que se maten solos.

Déjame salir, yo los mato.

Pelean entre ellos, mis sombras pelean, destruyen todo y mi cabeza es un lio.

No somos tu sombra, somos tus demonios - aclaran

-tu y yo hablamos luego pero ahora tráeme la droga – pide el que estoy pensando es Desmond – espero que cuando te devolvamos no quieras volver a verle la cara por pendejo.

Los Demonios De La Reina #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora