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◸───────────────◹
┊"Capítulo 16"
┊Billy x Cory
┊1984
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Hᴀᴡᴋɪɴs, Iɴᴅɪᴀɴᴀ.


Ha pasado casi dos semanas desde que Cory ha pisado Hawkins, un pueblo apartado que hasta el momento solo ha sido un camino para conocer gente nueva. Sin embargo, hay muchas cosas de las cuales no sabe aún, entre ellas que, Will ha sido el fiel victimario de sucesos extraños. El pequeño niño de piel blanca, pelo castaño y ojos tiernos que siempre estaba feliz delante de ella, ahora no podía fingir. Algo aquella noche en Halloween lo había perturbado a tal punto que tenía miedo, mucho miedo. Cory no sabía el por qué de su actitud pero no le importó dormir junto a él en el sofá, a pesar de tener clases mañana. Acarició con ternura su suave cabellera y se reconfortó ella misma al darse cuenta que el pequeño niño ya le había agarrado un poco de confianza.

Jonathan para su sorpresa, le había comentado que se iría con Nancy en busca de algo. No le dijo el motivo o algo por el estilo, pero sí le pidió que cuidara de su familia en su breve ausencia. De igual forma, para ella no sería problema, los quería y por lo tanto, sabía que los protegería de cualquier cosa. Aunque claro, ¿no podría pasar nada malo, verdad? Es decir, es un pequeño pueblo demasiado tranquilo como para guardar cosas desconocidas. 

– ¿Tan rápido de alistaste, Cory? – preguntó Will, apenas tallando sus ojos desde la comodidad de las mantas. Ella lo miró con una sonrisa murmurando su afirmación, estaba terminando de dar unos toques finales al desayuno. El castaño se estiró con pesar y caminó hasta su dirección. – No sentí cuando te levantaste...

– Tuviste un sueño muy pesado, no quise incomodarte porque aún había tiempo, corazón. – acarició su mejilla hasta tomar su mano y llevarlo a la mesa. – Lo mejor será que tomes desayuno, después te cambias.

Will afirmó desde su lugar y empezó a comer lo que había en la mesa. Mientras tanto, Cory se puso a lavar los servicios de anoche, a su tía le tocó trabajo nocturno, sabía que no tardaría en llegar junto a Bob. Así que tratando de ser de ayuda, prefirió hacer algo productivo.

Claro que su mente estaba en otro sitio. La tarde con Billy y Max había sido maravillosa, aunque lo último... fue algo con lo cual no pudo lidiar. Se había sentido tan nerviosa que no fue capaz de murmurar nada al respecto durante todo el camino hasta que la dejaron en casa, despidiéndose  de Max menos del rubio que también evitaba mirarla. Quiso volver a tener esa sensación y por ese motivo, se regañaba a más no poder. Tal vez solo fue el atardecer que causó este tipo de necesidad por tenerlo cerca, no lo sabía pero tampoco quería hacerlo.

 𝐃𝐔𝐋𝐂𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍 | 𝖻𝗂𝗅𝗅𝗒 𝗁𝖺𝗋𝗀𝗋𝗈𝗏𝖾  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora