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◸───────────────◹
┊"Capítulo 4"
┊Billy x Cory
┊1984
◺───────────────◿

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Hᴀᴡᴋɪɴs, Iɴᴅɪᴀɴᴀ.

– Al parecer hay una monjita perdida en el salón.

La estúpida voz de Billy sonó en medio del salón haciendo que todos se echaran a reír. Apreté los dientes con la vista fija en mi lapicero, ¿acaso estaba planeando hacer de mi vida un infierno?

– ¡Estudiante Hargrove! – la profesora exclamó acomodándose los lentes. – En mi clase no admito esa clase de comentarios, una más y estará en dirección.

– Claro. – el torno burlesco no se hizo esperar, su sonrisa provocó casi todas las miradas del salón.

Con un pequeño suspiro, proseguí a seguir con mi lectura, faltaba casi una hora para entregar lo de hoy. Agradecí al cielo de que haya sido individual, no podría jamás en la vida compartir ideas con el arrogante que tenía como compañero.

– ¿Me ayudas?

Miré hacia mi costado para poder observarlo, él masticaba un chicle muy relajado, parecía no importarle nada. Ignorándolo, puse mi mano como apoyo en mi rostro.

– ¿Estás molesta? – susurró demasiado cerca. – Cory... hey.

Traté de no responderle pero fue imposible.

– ¿Tendrás un problema en el oído que no me escuchas?

– ¿De verdad necesitas ayuda o solo quieres colmar mi paciencia?

– Hasta que hablas. – sus ojos azules quedaron atentos a los míos. – Sí, ¿lo harás?

– Te ayudaré solo si ya no vuelves a molestarme.

– Bueno.

De manera disimulada le empecé a decir lo que tenía que hacer y aunque de vez en cuando hacía bromas demasiado tontas, realizaba mis indicaciones. La profesora para mi suerte, estaba absorta en unas hojas que revisaba. Después de un rato, la campana sonó y todos entregaron sus trabajos, incluido Billy.

Una vez en los pasillos me pude encontrar con Jonathan, él seguía con la chica pálida y para mi sorpresa, también con el tal Steve. Sin embargo, a los pocos segundos, los dos últimos desaparecieron dejando a mi primo solo.

– ¿Dónde estuviste en el receso? – le pregunté con los brazos cruzados una vez que estuve frente a él.

Jonathan se rascó el cuello con la vista fijada al piso. – Estaba con Nancy, haciendo unos trabajos. Perdón por dejarte sola, ¿hiciste algún amigo que te haga compañía?

 𝐃𝐔𝐋𝐂𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐃𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍 | 𝖻𝗂𝗅𝗅𝗒 𝗁𝖺𝗋𝗀𝗋𝗈𝗏𝖾  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora