Unidos Contra El Mundo (Chat Noir/Adrien y Tú)

Sapotis

—Adrien... ¿Cómo les vamos a decir eso? —cuestioné y golpeé mi frente.

—¿Qué tiene? —replicó él—, solo escucha —se acomodó frente a mí—. No es barranco, no es arroyo, somos su hija y yo que ahora somos novios —expresó y terminó en una pose con las manos abiertas.

Me cubrí el rostro con las manos y negué. —No le vas a decir eso a mi mamá, no inventes —dije y me recosté sobre su cama, dejé caer mis manos a los costados, además de soltar un quejido de frustración.

—No funcionó, Plagg —murmuró mi novio.

—Qué mal, era una buena rima —le contestó el kwami.

Habíamos pasado la última media hora hablando y planeando como le diríamos a nuestros padres que somos novios, pero ambos estábamos tan nerviosos que lo único que se nos ocurría eran puras tonterías.

Digo, ¿quién no estaría nervioso si tu suegro es uno de los diseñadores más famosos de París, y además sabes que es una persona más seria que una roca?

—Plagg, sé serio por favor, los suegros no siempre son cosa fácil —comentó Pixxie y levantó las manos.

Adrien se recostó a mi lado y juntó su cabeza con la mía. —S-solo hay que decirles y ya —habló con delicadeza.

—Que salga de nuestro corazón... —añadí.

Y en ese instante un pensamiento llegó a mi mente.

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Entramos sin tocar a la oficina del señor Agreste. —Mamá/Papá —hablamos al mismo tiempo.

—Adrien y yo somos novios —solté sin más.

Después me proyecté en el aeropuerto con mis maletas para tomar un avión de regreso a Toulouse...

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—¿Pensaste eso mismo verdad? —el rubio me preguntó.

Asentí con la cabeza. —Hey, tal vez no pase nada de eso y solo estamos sobrepensando las cosas —comenté con un tono suave para tratar de convencerme a mí misma de que todo saldría bien.

Adrien soltó un suspiro. —No sé cómo se lo va a tomar mi padre, no me dejaba tener amigos... Y ahora hasta novia tengo. ¿Si te mandan a Toulouse me puedo ir contigo? —cuestionó de una manera muy tierna.

—Sabes que sí, mon étincelle —me acerqué más a él.

—No creo que sus padres se opongan —escuché la voz de la pequeña hada—. Nathalie se ve que es tranquila, y a pesar de que Gabriel es más serio, sé que en el fondo está feliz por ustedes —nos animó.

—Pixx tiene razón, chicos, algo me dice que sus padres no serán un obstáculo para ustedes —añadió Plagg.

—¿Y les diremos de nuestra unión? —pregunté.

Él soltó un murmullo. —N-no, siento que eso es de nosotros, y no sabemos mucho de ella como para explicarles —comentó.

Sonreí. —Tienes razón —hablé y ambos nos quedamos en silencio de nuevo.

Adrien suspiró y cerró los ojos. —Padre... Ella es mi novia —dijo entre dientes.

—Mamá, Adrien es mi novio —dije de la misma manera.

Abrí los ojos y miré al rubio con una pequeña sonrisa. —Hemos sobrevivido a ataques de akumas, y a los exámenes de matemáticas, creo que podemos sobrevivir a nuestros padres —comenté y lo abracé por el torso.