36 T3| Gracias.

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— Luego del tinte, debería de esperar a que su pelo se seque y después remojarlo en agua. Al final, lo secaré otra vez. — Le dijo la peluquera a Dream. — Tienes un pelo largo, pero algo reseco. Puedo arreglarlo.

— Eres tan muy amable, Kiko — Le respondió Dream de forma sarcástica mientras veía el proceso en el espejo. — Pero soy un aventurero. Me preocupo más por el botín que por mi cabello. — Kiko movió su cabeza de forma comprensiva. Su trenza blanca se movió junto a sus ojos azules. 

El lugar era bonito en general. Paredes de un rosa claro con cuadros de modelos y estantes llenos de productos de belleza, tambien había un candelabro dorado gigante que colgaba del techo blanco. 

— Oh, y ¿sabes de algún lugar para comprar ropa? Uno que no sea el de aquí en la esquina. — Preguntó Dream esperando a que el agua de su cabello se valla. 

— ¡Uh! ¡Que buena pregunta! Estas hablando con una experta en moda. — Pasó una toalla para acelerar el proceso de secado del cabello. Luego, sacó un peine y cepillo la melena. — Cuando termine te daré la dirección de una casa de ropa hermosa. 

Pasaron unos 15 minutos hasta que Dream vió el resultado. Su cabello Rubió con mechones verdes le fascinó. Kiko, luego de atender a una señora de unos 40 años, se acercó para preguntar que tal estaba. 

— Es perfecto, ¡gracias Kiko!— Exclamó sorprendido. 
— Es lindo, si, pero deberás de venir y teñirlo de vez en cuando. Cada 3 meses, por ejemplo. — le advirtió la peluquera mientras trenzada su pelo. 
— No veo problema. ¿Cuanto sería? 
— Dos monedas de oro, porfavor. 
— Solo tengo 20 de plata. ¿Te sirve? 
— Es lo mismo, no te preocupes. — respondio antes de darle un papel a Dream en el que leía 'Casa de Moda y accesorios: La dama de blanco'

Dream se dirigió hacia donde el papel le marcaba. Usaba su capucha para que los demás no vean su nuevo estilo, ya que se cruzó con Mangel en una ocasión. Fue algo así:

— ¡Dream! ¿Como va? No nos veíamos desde… bueno, el incidente en lo del oso. 
— Si, es cierto. ¿Estas bien? ¿Y Alex? 
— Yo estoy perfecto, casi muero por falta de sangre y un trauma en la cabeza, pero al menos sigo aquí completo. Aunque no puedo decir lo mismo de Alex. 
— No me digas que… — Dream puso su mano sobre su boca y abrió los ojos como platos. 
— Si… Murió por desangramiento. — Mangel miro al piso con tristeza. Dream se sentía culpable. Si hubiera sido más rápido… 
—No… Lo siento mucho. No debería de haberme distraído con la venganza. 
— No no, no te disculpes. En parte te agradezco por defendernos y salvarnos. Gracias. 
Con esas palabras, cerraron la conversación y cada uno se fue por su camino. 

Al entrar a la tienda, un olor a durazno lo contagió. El lugar era enorme, con dos pisos, un candelabro que colgaba desde el techo del piso superior y cientos de mesas, estantes y perchas decorando el lugar de ropa. 
Una señorita con pelo negro corto que usaba un saco se acercó a Dream y le ofreció una muestra de perfume para hombre. 
— ¡Gracias! — Exclamó Dream luego de oler la fragancia de alba.
— Mi nombre es Sara Koujou ¿Que te puedo ofrecer? 
— Bueno…

Dream le platicó sobre lo que buscaba: algo cómodo pero práctico. Sara sonrió sabiamente y guio a nuestro protagonista a una sala que tenía en la puerta un cartel de: 'Encargada'

—¿Estoy en problemas? — Dream preguntó hacia Sara luego de ver el cartel. 
— En lo absoluto, solo que ese apartado es para mí jefa. Entra cuando quieras y no le faltes el respeto en ningún momento. Ella puede ser… electrizante. 
Al abrir la puerta, Dream visualizó a una mujer hermosa charlando con otra chica. La primera estaba sentada en una silla en frente de su escritorio. Su pelo color violeta trenzado combinaba con sus ojos lila. La segunda estaba sentada sobre el escritorio, dejando que su largo cabello rosado callera en la mesa. Sus ojos fucsia eran llamativos, pero no destacaban tanto como sus orejas y cola de zorro ambos rosas.
Las dos mujeres usaban traje, aunque la híbrida tenía un abanico en mano, era claro notar como coqueteaba con la peli-violeta. 

Cuando Dream entró, ambas se voltearon a verlo. La chica del abanico se puso de pie y se retiró con una sonrisa pícara. 

— Adios, Miko. — Dijo la encargada por más de que no recibió una respuesta. — ¿A que se debe su presencia, joven? — dijo intrigada.

— Busco ropa cómoda y práctica. Su empleada, Sara, me trajo hasta aquí.— Los ojos de la chica se encendieron violeta. Espero por esto hace tanto. 

— Normalmente la gente viene por ropa elegante aquí. O tal vez algo casual. Pero hace rato nadie buscaba algo para aventurarse a lo desconocido. — Se paró de su asiento y sacó unas llaves de un cajón. — Sígueme. — Ella se movió hacia la puerta y se dirigieron hacia un ascensor. 

— ¿Queda en el segundo piso? 

—No, cariño, queda por abajo. — acto seguido presiona el botón de emergencias 5 veces. Dream sintió el ascensor asendiendo aceleradamente. (+Suena como un trabalenguas, te reto a decirlo tres veces seguidas+) 

Cuando las puertas del elevador se abrieron, una gran habitación fue visible. Con las paredes pintadas de gris, armas colgadas en las paredes, cientos de estantes con ropa y maniquíes con todo tipo de armadura, el lugar parecía una tienda de ropa para guerreros. Parecía un búnker. 

— Mi nombre es Riaden, y seré tu asesora personal de vestuario en esta ocasión. Empezaremos por lo básico— sacó una pila de telas y vestuarios de distintos lugares del salón. 

Dream se metío a un vestidor con uno de los conjuntos, dejando su máscara en manos de la gerenta. 
Cuando salió, no estaba tan seguro de lo que usaba; Una músculosa negra y unos pantalones de Jean negros. Aunque debía aceptar que las zapatillas personalizadas con verde y una figura de la carita feliz de su máscara eran muy comodas. 

— Me gusta, aunque el pantalon de jean no me convence. No me deja maniobrar ataques y demás. — Se quejó Dream al salir. 

— Eso noté. Ten, prueba este. — y le extendió un pantalon olgado verde, negro y blanco. 

Ahora sí, Dream se sentía realmente cómodo. Cuando salió, la chica le dio una chaqueta transparente. No era invisible, pero si era bonita. También colgó algunas cadenas en los pantalones junto a un cinturon que funcionaría como vaina para la a espada. 

— Lo adoro. — dijo viendo su reflejo en un espejo. 

— Mi mejor creación — respondió
Riaden mirando el pecho del chico. — Bueno, ¡Hora de pagar! — A Dream se le escapó una pequeña risita y le pagó lo necesario: 5 bloques de diamante. 

— Gracias, Riaden, confío que nos veremos más seguido. 

— Así será — inclinó su cabeza hacia la derecha y se acercó a una mesa cercana. Luego, le estrechó unos lentes a Dream — toma, son de parte de la casa. 

— ¿Porque? No recuerdo haber hecho nada por tí. 

— Dream, el heroe que mató al Grinch, ¿verdad? — insinuó. 

— Sigo sin entender. 

— La chica de pelo rosa que viste hoy se llama Miko, un amigo de ella era parte de los trabajadores secuestrados que tu liberaste. Me pidió que te de algo de regalo por su parte. — Dream tomó los lente y se los dejó en la frente. 

— Gracias. Aunque lo de salvar gente fue más que nada un encargo. 

— Al que pudiste haberte negado. Pero tu valentía en mayor y por eso tienes mis respetos. 

Se despidieron con una sacudida de manos y Dream se fue del lugar. Al llegar a la casa de su amigo, Auronplay, no encontró a nadie. 
Subió las escaleras del consultorio de Auron y… 

— ¿Auron? ¿Qué hace Fargan aquí?— preguntó al ver a los dos jóvenes en los sillones. 

— ¿Dream? ¡Wow, te ves bien! — dijo Fargan con una sonrisa amigable. — aunque tenemos que hablar. 

— ¿Q-que? — se intrigó Dream. Se sentía tan traicionado. — ¡Pero prometiste…! 

— No sobre eso. Sino sobre lo de Rubius. Ya sabes, la cena. — aclaró el búho. Dream se alivió y se sentó a un lado de Fargan. 

~|¿Dream en Karmaland?|~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora