Escuela secundaria Teiko.
Yomi Fujiwara sorbió su nariz y se apresuró a limpiarse las lágrimas torpemente. Que la viesen llorar nunca fue su cosa favorita. Para hacer lo anterior, se soltó de Akashi, quien frunció su ceño.
Algunas miradas se habían posado en los dos después de que ella pegase aquel gritito de dolor, incluyendo la de cierta chica rubia que jamás vería con buenos ojos a la castaña.
-¿Qué haces?- Consultó Yomi a Seijuurou, oyéndose herida.
-¿Qué haces tú?- Regresó él, agravando su expresión-Con dificultad puedes utilizar tu mano para escribir.
Los dos se comunicaban en volumen reducido para no llamar más la atención. Yomi se agarró el antebrazo de nueva cuenta ante el comentario de Akashi. Sus ojos seguían cristalizándose.
-Puedo hacerlo- Mintió, esquivando contacto visual.
-Tienes un esguince- Expuso el pelirrojo, muy seguro.
Yomi falseó otra risa. Akashi oscureció incluso más su expresión.
-¿Ahora eres también un experto en este tipo de cosas?, cielos, usted nunca deja de sorprenderme, señorito- Ironizó ella penosamente.
-¿Qué es lo que te pasó?- Inquirió él, severo y sin pensárselo ya mucho.
-Nada- Sentenció Yomi, retornando a limpiarse las lágrimas.
-Fujiwara- La nombró Seijuurou, molestándose.
-Jóvenes, ¿qué pasa ahí?- Les llamó la atención el profesor desde el escritorio, finalmente reparando en la interacción secreta que estaban teniendo.
Los ruiditos insinuantes de la clase no demoraron en aparecer, concentrados especialmente desde el sector donde se sentaba aquella chica rubia junto a sus amigas. Akashi se cohibió. Antes aquellas bromas del resto de alumnos sobre él y Fujiwara no le interesaban demasiado en verdad, pero desde que la había dejado entrar en su vida y sentía cosquillas en el estómago cuando ella se acercaba, esas cosas lo ponían tímido.
Ugh, odiaba eso.
Lo cierto es que casi nunca era tímido respecto a nada. Pero esto...
Yomi se percató de que estaba cohibiéndose. Le resultó muy obvio. Sus orbes lo analizaron y una sonrisa entre triste y enternecida se le formó en los labios mientras lo hacía.
-No es nada, profesor. Discutíamos sobre el texto- Se ocupó de contestar, haciendo su mejor esfuerzo en oírse normal al observar al docente.
Este permaneció viéndola unos segundos reprobatoriamente, pero después solo asintió y decidió centrarse en el resto de la clase. Yomi miró furtivamente a Akashi y le envió una sonrisa rara, que él no fue capaz de devolver.
Tras eso, transcurrieron cinco incómodos minutos y Yomi solicitó permiso para ir al baño.
Y no regresó en todo lo que faltaba de clase.
Akashi trató de retornar su atención al texto en este período de tiempo, pero no lo consiguió al completo. Miraba reiteradamente la silla vacía de Yomi, y sentía que las ideas no ingresaban correctamente en su cerebro. Aún así se empeñó en participar de la ronda de preguntas orales que realizó el profesor, no quería quedar como un alumno poco eficiente, un cualquiera. Pese a su distracción, sus respuestas no estuvieron mal, el profesor las aprobaba, más no eran sus respuestas de siempre, parecían menos animadas.
No era lo mismo si no estaba Yomi ahí.
Se sintió estúpido cuando pensó eso, pero en serio estaba aguardando a que ella volviera. Y sin embargo no lo hizo.
