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-¡Vi!
Grita Lucas a mis espaldas.
-¡¿Qué?!
Pregunto irritada
-¿Cómo que qué?
Restriego mi rostro con las manos y tomo un respiro hondo.
-Ese tipo estuvo aquí anoche, estuvo conmigo en la oficina del prefecto Haddad, él fue quien me descubrió, estoy segura.
-A ver si entendí… ¿Cuándo intentabas recuperar tu móvil ese chico estaba allí y crees que fue él quien se lo dijo a Haddad?
-¡Exacto!
-¿Al menos sabes quién es el tipo? ¿Qué hacía allí a esa hora?
-No, no tengo ni idea pero eso no importa, debo pensar qué le diré a mis padres.
-La verdad, Vi, ¿qué más puedes hacer?
-Pues sí, tienes razón.

Había acabado de tener una extensa y horrorosa charla con mis padres que deseaba olvidar así que salí a tomar un poco de aire fresco cuando una notificación en mi teléfono me alertó.
No tener suficiente espacio de almacenamiento me recordaba la gran gama de estupideces que debía ocultar, eliminar por completo…
El fin de semana anterior salí de fiesta como de costumbre con Lucas y unos amigos, incluido Aiden, la noche se puso un poco loca, tanto que terminamos acostados en medio de un cuarto de hotel semidesnudos.
Mi teléfono había sido testigo de todo, lo sabía porque no daba paso en falso sin grabarlo todo, siempre presumí de mis vídeos de fiesta como recuerdo, sólo que esta última vez, de acuerdo a las circunstancias no me atreví a verlos, no me atreví a observar lo que había pasado.
A nadie más que a mí le pareció importar lo sucedido aunque nadie recordaba nada. Estaban acostumbrados a descontrolarse totalmente sin embargo, yo… yo era la más cobarde a la hora de hablar de sexualidad, o más bien, practicar…
Debía armarme del valor característico que portaba para otras cosas, debía mantener las piernas firmes y la mente abierta.
Tomé mi celular en ambas manos con fuerza y pretendí hacerlo cuando una voz a mi lado destruyó el agradable silencio.
-Se te está haciendo costumbre salir de casa en la noche, intrusa.
-Mira, idiota, no estoy de humor para tus extraños comentarios de chico misterioso.
Suelta una risilla a la vez que se interpone en mi camino.
-¿Creías que iba a dejar pasar lo del golpe?
-Lo merecías, de hecho, aún lo mereces.
-¿Estás segura de eso, intrusa?
-Deja de llamarme intrusa.
-¿Acaso no lo eres?
Bufo en frustración y sentencio:
-A ver, idiota, como te llames, no quiero hablar contigo, no necesito de más gente desquiciada en mi vida, es suficiente. ¿Dime qué quieres?
-Que me pidas perdón.
-¿Disculpa?
-Disculpas aceptadas, buenas noches, intrusa.
-¿Cómo qué disculpas aceptadas? No tengo por qué pedir perdón,  eres tú quien debe pedirlas.
Bufa medio sonriendo y desaparece de mi vista rápidamente.

-Jajaja…
Ríe dramáticamente Lucas.
-No te rías, enserio lo odio.
-Ay, por favor, Vi, con lo pacifista que eres tú y lo mal que has tratado a ese pobre chico.
-¿Pobre? Se lo merece por hablador.
-¿Estás segura de que fue él? Quizás estás cometiendo una injusticia.
-¿Tú crees?
-No lo sé, pregúntale a Haddad. Además, mucha cara de hablador no tiene, más bien de misterio y lujuria.
-¿Lujuria?
Río ante su gay comentario.
-¿Es que no te has fijado? Está guapísimo, Vi.
-No lo sé, sabes que no me fijo en esas cosas.
-Sí, sí, ya sé, pero toda esa espiritualidad de la que siempre hablas yo no la veo en Aiden.
-Pues porque no está. Aiden es un chulito, hay que reconocer que muy guapo pero no deja de ser un imbécil.
-¿Entonces?
-Él no me gusta, simplemente me atrae, es lo normal.
Se acomoda un poco sobre mi cama con una sonrisa juguetona.
-¿Crees que llegó a pasar algo entre ustedes aquella noche?
Cualquier rastro de chiste se esfuma de mi rostro.
-No lo sé. Ya sabes que no me gusta hablar de eso, Lucas.
-Vale, lo siento, pero si no miras el puto vídeo jamás sabrás que fue lo que pasó.
-Ya, pero es que no quiero saberlo.
-Entonces bórralo y olvídate de él.
-No, no puedo hacer eso.
-¡Ay! Qué complicada eres. Quizás no pasó nada y te estás martirizando en vano.
-Puede ser, pero aún no reúno todo el valor que necesito.
Yo siempre quise, como todos, que mi primera experiencia sexual fuese increíble, que no la olvidase y por supuesto con alguien de quien estuviese enamorada.
Me sentía perdida, ofuscada. Era una chica dulce, positiva, pacifista, espiritual y medio rebelde algunas veces, sin embargo, la sensatez era un sentido más que siempre me acompañaba. No sé qué pasó ese día y no sé si quiera saberlo…
Por eso fui capaz de meterme en el Instituto tan tarde, si alguien descubre algo antes que yo, moriría de la vergüenza.

-Este será su castigo, Sampson. Debe permanecer cada tarde de la semana durante dos meses en la biblioteca escolar apilando y organizando libros. Además de ser la encargada de mantener bien limpio el lugar. Cualquier duda sobre tu trabajo la puedes consultar con la profesora Martin, está sustituyendo a la bibliotecaria en estos días.
-Está bien, Sr. Haddad.
-Ah, alguien más estará con usted de castigo, pueden ayudarse si lo desean.
-Perfecto.
-¡David!
Grita el Sr. Haddad a lo que un chico responde entrando a nuestro campo visual.
-Aquí estoy.
-¡¿Tú?!
El idiota nombrado David sonríe frente a nosotros.

¿Típica historia? No juzgue antes de poder leerlo todo. Te aseguro que no es lo que piensas.

Lluvia [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora