- Ya sabes que me gusta caminar en las noches cuando el insomnio me martiriza.
- ¿Por estas calles?
- Bueno... Quizás me he desviado un poco de mi ruta habitual.
Saca sus manos de los bolsillos y se sienta a mi lado.
- ¿Y por cuál razón?
- ¿Te digo la verdad?
- Por supuesto
- No lo sé.
Respiro hondo y sostengo mi cuerpo con los antebrazos sobre la acera.
- ¿Por qué has salido? ¿No se supone que la fiesta es adentro?
- Sí, sin embargo no me divertía.
- ¿Me extrañabas?
Le miro automáticamente sorprendida
- ¿Perdona?
Ríe ante mi reacción y toma la misma postura que yo.
- Karla y yo solíamos observar el cielo a estas horas, ya jamás he podido dormir después de su muerte, es como si necesitara mirarlo cada noche, como si ella me lo pidiera.
- Entiendo. Tenían una conexión muy fuerte entre ustedes. Es envidiable.
- ¿Tú crees? No terminó como debía, no sé si sea algo para envidiar.
- Sí que lo es. Me encantaría que alguien me quisiera como tú lo haces, y me recordara incluso después de muerta.
- A veces tenemos a ese alguien pero lamentablemente no es quien deseamos.
- Suele suceder.
- ¿Sabes? Tú me recuerdas a ella.
Le miro sin entender.
- Tienes la misma mirada, no sé, quizás es invención mía.
Me perdí en sus ojos por instante y él en los míos. También encontraba algo familiar en ellos.
- ¿Qué haces aquí, Lluvia? ¿Por qué te vistes tan jodidamente hermosa y ni siquiera entras al club? ¿Por qué sigues aquí pudiendo estar en casa?
Me sobresalto al escucharle decirme hermosa, al leer en sus labios una palabra tan enardecedora y también me lo pregunto ¿Qué hago aquí?
- Hay veces como ahora, en las que siento que me falta algo, que necesito de algo y que si no lo tengo, no puedo estar tranquila. Siempre logro calmarme, siempre, pero hoy nada de lo que intenté me ayudó, en cambio... Cuando llegaste tú y te sentaste a mi lado, el sentimiento de vacío se esfumó sin darme cuenta. Por eso estoy aquí, allá adentro no existe absolutamente nada que pueda retenerme.
- Me pasa lo mismo.
Dice asombrándome.
- ¿Así sin más?
- Así sin más.
- Tenías razón, creo que a veces actúo condicionada, que no soy así realmente.
- Por fin te das cuenta. Lo supe desde que te vi apagar aquel cigarrillo frente al instituto.
Abro mis ojos apresurada.
- Aquella noche tampoco podía dormir, salí, te vi, y te seguí…
- ¿Por qué?
- Tampoco lo sé, simplemente lo hice, te conocía de vista, y por alguna razón mis pies me obligaron a encontrarte.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes?
- ¿Te hubiese parecido normal que un extraño te siguiera, tomara tu celular y luego te lo dijera?
Reí ante lo obvio.
- pues eso.
- ¡Vi! ¿Qué haces aquí? ¡Entremos!
Grita Lucas desde la puerta distrayéndome.
- Ve, estaré bien.
- Es que no quiero.
- Vi, ¡apresúrate!
- Ven conmigo, te divertirás.
- No creo.
- Ven conmigo, por favor.
Accede con una media sonrisa y entramos al club.
- ¿Y este es tu ambiente de cada viernes?
Miro a mi alrededor y sentencio:
- Básicamente.
El vuelve a sonreír mostrando sus relucientes dientes blancos.
- ¿Vamos a bailar?
- Yo no bailo.
- ¿Qué importa?
Lo tomo del brazo y lo empujo tumulto adentro.
Le tomo de los hombros y lo muevo hacia los dos lados junto a mí.
- ¿ves? Es muy fácil.
- Esto no es bailar.
- ¿Qué dices?
Me hago la que no le escucho
- Qué me encanta verte tan feliz.
Articula con el mismo tono y volumen de voz... Casi imperceptible... Como si no quisiera que realmente lo escuchara... Sostengo la respiración unos segundos y pretendo no haber oído nada.
Aiden se acerca con sus sexys pasos de baile hasta pegarse a mí. Intento zafarme moviéndome más cerca de David pero solo logro que avance y quedar atrapada.
- ¡Aiden, Basta! No quiero bailar contigo.
Le aparto con la mano pero vuelve el muy insistente.
El olor a alcohol es perceptible. Está tomado. No se apartará tan fácilmente.
Intento disimular empujando a David y siguiéndolo para alejarme de Aiden pero es imposible.
- ¡Aiden!
Grito al sentir una de sus manos envolver mi cintura.
- ¿No has escuchado que no desea bailar contigo?
Escucho la voz de David
- No estoy hablando contigo, rarito, ella es mía, todas lo son.
- ¿Qué? No soy tuya, Aiden.
- Te he dicho que la sueltes.
Le advierte David y Aiden responde con un puñetazo en su pómulo derecho.
- ¡Aiden!
Vuelvo a gritar asustada.
David se recupera rápidamente y le devuelve el golpe en la nariz lo que provoca un brote de sangre.
- ¡Ya basta!
Grito y la gente comienza a ponerse aún más violenta.
Los golpes comienzan a volar por todas partes.
Asustada tomo la mano de David y lo arrastro hasta la calle
- ¿Por qué hiciste eso?
- No hice nada, Lluvia.
- No tenías que pelearte así, no me gusta la violencia.
- Exactamente por eso intervine antes con palabras. Comenzaba a desbordar mi paciencia con tanto bailecito.
- Ya sé, Aiden puede ser seriamente insoportable.
- ¿Por qué dejas que te trate así?
- No lo dejo. No tengo nada con él y nunca lo volveré a tener.
- Eso espero.
- ¿Te duele?
Pregunto al tocarle la mejilla donde el golpe ha comenzado a tornarse de un color oscuro aviolatado.
- Por supuesto que no. Soy un hombre.
Comenta erguido y le aprieto un poco a lo que responde un quejido
Río descontrolada
- Todo hombre.
- ¡No te rías! Esto ha sido por ti.
- Ya lo sé... Gracias.
- No tienes que darme las gracias, simplemente rompe cualquier relación que tengas con ese tipo. No tiene nada que ver contigo.
- Lo sé. Nunca nadie me había defendido a parte de Lucas.
- ¿Y es que Lucas, puede defender a alguien?
Reímos y comenzamos a caminar lejos de allí
- Te sorprendería ver su destreza.
- No si no dudo que me sorprenda. Sólo no me gustaría verlo.
Comenta divertido y no puedo parar de reír.
- ¡David!
...
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Lluvia [FINALIZADA]
RomanceNunca sabes lo que la lluvia puede traer, como puede comportarse, si calmada y agradable o agresiva y tormentosa. Nunca sabes lo que puede pasar mañana, la muerte, la vida, la felicidad o quizás con un poco de suerte, te encuentre la lluvia.