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Lluvia

Intenté no pensar en nada y simplemente centrarme en el presente.
Las chicas ocupamos las habitaciones del ala oeste mientras q los chicos estarían en el ala este.
Respire con pesar al saberlo.
Extrañaría los abrazos de David.
- ¿Eres la novia de David?
Preguntó una chica esbelta y de sonrisa amplia
- No... Somos... Amigos.
Concluí sin estar segura de lo que había dicho... No éramos novios... O ¿si?
- Yo soy Nila, los vi muy juntos en el jardín, él nunca fue muy sociable... Bueno, no desde el incidente.
- ¿Lo conoces?
- Por supuesto. Antes iba a mi instituto.
- Ah, entiendo.
Le Sonreí sin más. Lucia bastante amable a decir verdad.
- Me alegra q tenga nuevos amigos, se alejó d todos después de lo q pasó... pero bueno eso no importa ahora.
- ¿Hablas de Karla?
- ¿ya conoces la historia?
- Eso creo. ¿Por qué lo mencionas?
- Es un asunto delicado, pero nada para preocuparse ahora, estamos aquí para disfrutar. Por cierto ¿cómo te llamas?
- Soy...
Lo pensé por un segundo debatiéndome en si decir mi nombre o mi diminutivo.
- Lluvia.
- ¡Qué lindo nombre! Nos vemos por ahí, Vi.
Comentó exacto a como lo había hecho Lucas al conocerme.
La buena vibra me recorrió el cuerpo. Al menos alguien era amable conmigo.

...

La tarde llegó rápidamente para unir a ambas escuelas en la terraza de una pequeña cafetería en el interior del comedor.
- Entonces, conociste a Nila.
Comentó encendiendo un cigarrillo.
- Sí, me pareció buena chica.
- Lo es, era amiga de Karla.
- ¿Enserio?
Pregunto casi sin poder creerlo.
-Sí, es algo intensa pero muy buena amiga.
Sonrió con un poco d pesar.
-Como Lucas.
-Sí, como Lucas.
Comenta arrugando las cejas como si algo en mi comparación no le cuadrase.
-¿Qué pasa?
-No lo sé, cada vez tu vida se asemeja a la de Karla más y más.
-¿Qué quieres decir?
-Nada, no me hagas caso. ¿No quieres?
Se refirió a los cigarros de la caja que sostenía encima de la mesa.
- La verdad… no.
David sonrió y besó mi frente.
- Yo también debería dejarlo. Tú ya no fumas porque sabes que no te gusta realmente, yo ya he perdido la razón para fumar, he dejado de sentir estrés.
- ¿Y eso a qué se debe?
- A una mujer hermosa.
Sonreí achinando los ojos. Podía ser tan lindo cuando quería.
- ¿Cómo te sientes?
Respiré tratando de responderme a mi misma.
- Dolida… pero curando.
Observé su café negro sobre la mesa y aproveché para desviar la atención.
-¿Cómo eres capaz de beberte eso?
-¿Qué tiene?
-Que no lleva azúcar y es súper amargo.
Él sonríe y toma él café con leche que yo había pedido y a penas probado.
-¿Este está mejor?
-La verdad, sí.
Reí aceptando lo obvio, David seguía siendo extraño.
-¿Te gustaría ir al lago?
Mencionó agitando su cabeza hacia la dirección en que estaba.
Extrañaba la presencia de la naturaleza, de poder disfrutar de ella así que asentí con solo mirarlo.
Caminamos en su dirección y David paró en su orilla, mientras que yo continué hasta sumergir mis pies en él.
-¿Qué pasa? ¿Le temes al agua?
-Pensé que sólo lo admiraríamos.
-No te gusta aceptarlo pero, te equivocaste.
Comenté sonriente
-¿Acaso crees que iré detrás de ti?
-No lo creo, lo harás.
-¿Qué te hace estar tan segura?
Miré hacia arriba intentando buscar respuesta.
-Bueno, no sé nadar, y si no lo haces puede ocurrir un accidente.
-Estás loca.
Comentó a la vez que corría hacia a mi.
-¿Sabes cuánto me gustas?
Pronunció tras llegar y abrazarme fuertemente mirándome a los ojos.
-No, no lo sé.
-Demasiado como para aceptar perderte en medio de un lago.
Espetó para levantarme en sus brazos y girar sobre la orilla.
David me besó tierno, con tanto cuidado como si pudiese romperme con cualquier movimiento brusco.
Su actitud estaba cambiando, ya no era tan cerrado, tan miedoso a la hora de mostrar lo que sentía. Repetía constantemente que enamorarse le haría perderme de alguna forma pero no se daba cuenta que no hacerlo podría traer las mismas consecuencias, afortunadamente para ambos se dejaba guiar por mí, y fluía cada vez más fácil. Incluso yo había cambiado, ya no era prisionera de los deseos de mi padre, no me interesaba molestarlo, solo ser feliz junto a la persona que me ensenó a serlo.
La lluvia volvió a hacer uso de presencia aquella tarde alrededor nuestro pero ya no me importaba, la disfrutaba incluso, la lluvia se volvió nuestro lugar especial, me recordaba a David y eso hacía toda la diferencia.



Respiré profundamente el aroma a azahar en la habitación. Por la ventana se escapaban unas ramas de flores coloridas y agradecí estar allí.
Sentí el toque a la puerta y por estar sola pregunté quién era.
-Perdón, me he dejado la llave dentro.
Abro aliviada
-¿Qué haces así todavía? ¡Es hora de la fiesta!
-¿Qué fiesta?
-Acaso eso importa? ¡A cambiarse! ¡Vamos!
Anuncia acompañada de palmadas, Nila. En verdad se parece a Lucas.
Hacia un tiempo q no salía a ningún lado, pero lo necesitaba así q accedí y m arreglé para la ocasión.
En verdad estaba cambiando, la idea de fiesta ya ni siquiera era considerada por mi atolondrada cabeza.
David, como siempre, tenía razón, aquella chica rebelde no era yo aunque intentase convencerme de ello.



David

Permanecí en el jardín el resto de la tarde. La presencia de Zac me abrumaba.
¿Cuándo dejaría de ser tan imbécil?
Agradecí mentalmente la ausencia d Aiden, esos dos juntos acabarían con mi paciencia.
El crujir de las hojas secas a mi espalda me hicieron girar. Era Lluvia, vestida de una tonalidad mostaza en un vestido ajustado unos dedos por encima de las rodillas. Me sorprendió su atuendo esta vez, traía incluso tacones de aguja simples. Su cabello caía delicadamente hasta su cintura por detrás de las orejas. Estaba distinta pero tan hermosa como siempre.
-Es raro ese estilo en ti, intrusa.
-¿No te gusta?
-En realidad me encanta. Es mucho más… tú.
Sonrió acercándose
-Sabía que lo notarías.
-Me agrada verte sonreír. Veo que por fin estás dejándote llevar, siendo quien eres realmente.
Ella tomó mi rostro en ambas manos y me miró fijamente con los grandísimos ojos verdes.
-Te quiero.
Dijo sin más, arrancando algo en mi pecho al no poder decirlo también, no podía querer a esta chica, no después de conocer lo que implicaba.
Miró aleatoriamente mis ojos y labios tan tímida y frágil como la primera vez.
Recordé tantas cosas en ese instante q no pude hacer más que morder mi labio inferior con una tierna sonrisa.
Me besó delicada, suave, haciendo de cada movimiento una detallada sensación eterna.
En verdad amaba esos labios.
El calor comenzó a presentarse a pesar de la brisa nocturna.
La calidez de su piel me atrajo queriendo abrazarla.
Volví a sentir la insistente necesidad de apretarla junto a mi cuerpo, de besarle por horas.
La magia nos envolvió como cada vez que estábamos juntos.
La adversidad había interrumpido nuestro proceso de conocimiento y crecimiento.
Pero esta vez sentí q había vuelto, estaba aquí otra vez el sentimiento, atormentándome  con la idea de q una vez ya lo sentí, de q era mucho más fuerte de lo q creía o m hacia creer
¿me estaba enamorando de Lluvia?
La pregunta m asustó por un instante, decidí parar el beso, sin embargo Lluvia me miró nuevamente y fracasé al intentar alejarme, no fui capaz de dejarla, la necesitaba lo más cerca q pudiese, lo más mía posible.
Por fin había comprendido su personalidad… era una simple niña cuando sintió miedo a ser encerrada, su padre acabó con la poca confianza q un niño podía tener en sí mismo, eso la obligó a ser fuerte, a tolerar cada castigo y comenzó a revelarse, a hacer cosas q le molestaran, a ser tan rebelde q ya nadie pudiera encerrarla. Sin embargo perdió su esencia, su más sensible y puro fondo q fue capaz d descubrir nuevamente al conocerme, al ver en mí un desafío como yo en ella, un puzzle q necesitaba ser compuesto. Lluvia encontró un escape donde ser ella misma otra vez, una especie de suero de la verdad y hoy al fin sentí q lo recuperaba, q comenzaba a amar su nombre como lo increíble q es, viendo lo bueno d cada cosa, aceptando lo q no puede ser cambiado. La observé distinta, más libre q antes, más expuesta, más hermosa… había dejado en Lindau sus problemas y hoy disfrutaba de su presente.
No podía negar lo q provocaba en mí, era demasiado grande como para no verlo, como para ocultarlo…
Así q con el corazón en un hilo, creyendo aún q el amor duele, evadí mis pensamientos dejando las riendas en manos de la fluidez que ya experimentaba y tomé el camino arriesgado, uno más esperanzado, uno más intenso…
-Te amo.
Dije sin pensar, simplemente sintiendo.
Llevaba tanto tiempo queriendo decirlo q m sentí liberado, incluso feliz.
Ella paró para unir sus cejas sin poder entender.
-Te amo, Lluvia, mucho más d lo q una vez amé.
Ella comprendía perfectamente a q m refería… en verdad la amaba y en aquel jardín cubierto de las flores más hermosas ofrecí mi amor a la chica q logró curar mis heridas con un beso.
Dicen q la lluvia no es más q un estado del tiempo en q se ven arruinados todos los planes, en cambio, yo creo q la lluvia es el fenómeno natural más inexplicable de todos. El más completo. Su armónico sonido relaja el sueño, su desnudez nos cubre de frescas gotas regresando al mar q una vez fue. El delicado tacto es diferente a cualquier otro y hace florecer hasta a la flor más pequeña. Pensé en mi lluvia, mi ardiente lluvia q aún disfrazada de llanto, me enseñó lo hermoso de empaparse y disfrutarlo.
-¿Me lo dices enserio?
-Por supuesto q sí. Sabes q no lo haría sin estar seguro.
Las lágrimas comienzan a brotar de sus ojos, mostrando su emoción desprotegida.
La tomé en mis brazos dejando expandir el amor por mis venas.
Realmente lo sentía… realmente la amaba y realmente jamás la dejaría escapar.

Lluvia [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora