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David

La opresión en el pecho volvió… las ganas de huir de todo y de todos se apoderaron nuevamente de mí… No había superado su muerte y estaba convencido de que jamás lo haría.
Me sumí en la tristeza durante el resto de la tarde, justo como cada vez que la recordaba. Dormí o más bien, permanecí sobre la cama durante más de diez horas seguidas.
¿Por qué me hacía tanto daño?
Era totalmente estúpido seguir lamentándolo.
Lluvia había abierto una herida que a pesar de no haber cicatrizado por completo, nunca sangró de tal manera.
Caminé sin sentido por Lindau. Incluso volví al río del que ayer había huido cobardemente y sonreí ligero al pensar que quizás Lluvia tenía algo de razón en sus palabras. Quizás el dolor también podía ser hermoso, tan solo por recordarme cada jodida mañana lo feliz que un día fui y jamás volvería a ser.
- ¿David?
Escuché pero no giré
- David, soy yo, ¿Me escuchas?
Aprieta mi antebrazo obligándome a verle.
- ¿qué haces?
Le pregunto
- ¿por qué no has ido a clases hoy?
- No tenía ganas.
- ¿Estás seguro?
- ¿Por qué no lo estaría?
- No lo sé.
- Debo irme, buenas noches, Lluvia.
- Per…
La dejo a media palabra volteándome
Una fuerza exterior me obligaba a quedarme, a hablarle, algo me decía que estar a su lado me sanaría, era una sensación conocida, como si antes la hubiera experimentado, sin embargo, por otro lado, su presencia me recordaba constantemente el dolor que canalizaba.
- ¡David!
Gritó a mis espaldas sorprendiéndome.
- Perdón, no quise lastimarte.
Pequeñas gotas aterrizaban sobre las superficies cubriéndolo todo de cristalina humedad. La lluvia volvía a envolvernos.
- No pensé que te afectara tanto. No me expresé de la mejor forma. No debí ser tan persistente. Lo siento.
Su acelerada voz acompañada del tintineante sonido de la lluvia me devolvió un poco de mi tranquilidad característica.
- ¿Quieres hablar?
Preguntó y asentí vehemente.
Necesitaba hacerlo… desprender la energía negativa.
Tomamos asiento a orillas del Oberreitnau, tan tranquilos como si la insistente lluvia no cayera sobre nosotros.
- Nunca creí que le contara esto alguien… Ha pasado mucho tiempo.
- No es necesario que me cuentes. Sólo hazlo si deseas hacerlo.
Medio sonreí a su respuesta.
¿Desde cuando alguien se preocupa por si quería o no hacer las cosas?
- Ella era increíble… Le gustaba tomar el sol y admirar el cielo por las noches. Soñaba con cada una de las estrellas y aseguraba que sentía su energía. Era mística, una especie de mujer irrepetible que en menos de dos horas se instaló en lo más vacío de mis huesos grabándose en mi alma.
- Wow…
Suspiró
- Es extraño escuchar palabras tan bonitas y honestas en estos días. Me sorprenden muchísimo tus sentimientos.
Torcí en mis labios una sonrisa.
- La amaba, Lluvia… en serio la amaba. Cuando la conocí, la alegría se escapaba por cada poro de su piel morena, sin embargo, comenzó en poco tiempo a odiar el mundo, su alegría se esfumó y los bruscos cambios de humor aumentaban apresuradamente.
- ¿Qué le pasaba?
- Nunca supimos… mi teoría es que su espíritu sabía que su cuerpo se marchitaba… no era la misma, casi irreconocible… murió de cáncer… en la cama de un hospital frío y maloliente.
- Lo siento.
- Lo importante es que su última voluntad fue cumplida. Partí de Berlín buscando el olvido.
- ¿Eso quería ella?
Reí sin una pizca de gracia.
- Hasta en el último instante se preocupó por mí, como nadie nunca lo hizo.
- Lo siento. En verdad siento mucho haberte dicho todas aquellas estupideces.
- No, tú no tienes que disculparte por lo que le pasó a Karla, es tu forma de ver las cosas y en cierta manera, te admiro.
- No lo sé, nunca he vivido una situación como esa para expresarme así.
- Y ojalá nunca tengas que hacerlo. Sé que aparentes ser fuerte pero... No sé si sea cierto.

...

Lluvia

Nunca imaginé que alguien como David pudiese expresarse de esa manera.
Fue tan conmovedor que por un segundo deseé que alguien hablase con esa magia en los ojos de mí... Que David se refiriese a mí.
Las bofetadas mentales no paraban de chocarme... ¿Cómo fui capaz de hacerle tanto daño sobre la herida abierta?
David me confundía... No comprendía qué tipo de persona era exactamente pero sólo sabía que él sí sabía quién y cómo era yo... Y que me entendería tan fácil si le contara lo que me pasa.
Acababa de conocerle pero... ¿Por qué sentía que le conocía desde hace tanto tiempo?
- ¡Lluvia, estoy hablándote!
- ¿Qué? ¿Qué pasa?
- Se acercan las vacaciones de primavera y estábamos consultándote si ir a visitar a tus abuelos en Kiama, como siempre.
- Bueno, un poco de playa no me hará mal. En realidad necesito dejar un poco atrás la lluvia.
...
- ¡¿Australia?!
Se impresiona Lucas al contarle lo de la visita a mis abuelos.
- Pues sí.
- Pensé que irías al campamento con nosotros, Vi.
- ¿Qué campamento?
- ¡¿Será posible, Lluvia Sampson?! ¿No recuerdas que a principio de año recolectamos firmas para que el colegio nos llevara como estímulo al campamento Tate en Berlín?
- ¡Es cierto! Lo había olvidado.
- ¿Pero estás loca? ¿Cómo se te va a olvidar eso? Será el mejor campamento en años.
- Pues sí, soy una tonta, tendré que retractarme con mis padres.
...
Caminé entre la oscuridad intentando encontrar la puerta. El espacio era reducido pero lo suficientemente grande para asustarme. Agarré la manija de la puerta e intenté abrirla, sin embargo no pude. Intenté mil veces, el dolor instalándose en mis huesos, grité por ayuda, ya no quería estar allí. Lo intenté, lo intenté otra vez y otra vez hasta que caí sobre mis rodillas respirando fuerte, demasiado fuerte para estar bien. El aire se escapaba de mi nariz, no podía inhalarlo, el sabor metálico me recorrió el paladar, las manos comenzaron a sudarme ¡No, no quería estar aquí! No volvería a pasar por lo mismo.
-Tranquila.
Alguien dijo a mis espaldas.
-Respira lento, suave, tranquila.
Me giró hacia él y tomó de las manos.
- Cierra los ojos, imagina tu lugar favorito, un lugar en el que nadie puede hacerte daño, deja ingresar el aire en tus pulmones y expúlsalo a la vez que tus miedos, olvida el dolor, allí no hay dolor, solo estás tú, tranquila, estoy contigo, nadie te lastimará si estoy aquí.
Abrí los ojos recuperada.
-¿David?
Le miré a los ojos negros extrañada.
“Tilin"
El sonido de un mensaje me despierta.
¿David?¿Qué hace David en mis sueños?

Me arreglé como de costumbre para salir un viernes. Lucas había bombardeado mi teléfono con mensajes de texto sobre lo mucho que debíamos ir a ese club. Esta vez elegí un par de plataformas blancas de tacón cuadrado y suelas de botas comunes con cintas transparentes que ajustan el pie al calzado. Un pantalón verde oscuro ancho con puños en los extremos y una cadenita de plata que colgaba en forma de media luna de una de las trabillas delanteras hasta una de las traseras del mismo sentido. Un pulóver blanco de licra corto bastante ajustado y trencé mi cabello desde la raíz hasta las puntas separando las dos trenzas a ambos lados de mi cuero cabelludo.
Coloqué unos aros plateados en mis orejas de mediano tamaño y maquille mi rostro discretamente a base de mascara de pestañas y brillo labial transparente.
Tomé mi teléfono y corrí a la fiesta de hoy.
El club "Good Vibes" rebosaba algarabía, a pesar de que había llegado temprano.
- ¡Vi!
- Menos mal que has llegado, Lucas.
- Estas divina, bitch.
- Gracias, tú también.
Sonreí al observarle. Vestía totalmente como un hombre, incluso diría que lucía guapo.
Nos acercamos a la pista después de beber unas piñas coladas, sin alcohol para mí... Aún no superaba la última vez que me descuidé.
La necesidad de grabar mi entorno se apoderaba de mí, sin embargo no lo hice, no sentí que debiera hacerlo.
Aiden se acercó y bailó junto a mí un par de canciones house hasta que comenzó el dichoso reggaetón de esta época y se incrustó a mi cuerpo como una garrapata en mi espalda.
Inmediatamente le aparté disimulada como quien va al baño. Él sonrió guiñándome y yo salí instantánea del tumulto, fuera del club.
Tomé asiento en la misma acera. No tenía ánimos de seguir bailando o soportando a Aiden. Necesitaba aire y comprendí que me faltaba algo... Algo que me daba paz y esta vez no era la música o los libros, ni siquiera los árboles del Oberreitnau.
- ¿Sigues saliendo a estas horas de la noche?
Subo la barbilla hasta encontrarme con los ojos oscuros más impenetrables de todos.
- ¿Qué haces aquí David?

Lluvia [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora