Lluvia
Casi muero al escuchar la campana.
El sonido me hizo comprender que lo que estaba sintiendo no estaba bien... Al menos no del todo...
Nunca... Ni con Aiden había sentido tanta atracción...
¿Será que habría pasado algo si no nos hubieran interrumpido?
¡Por dios, lluvia!
¡¿En qué cosas piensas?!
David sacaba una parte de mí que desconocía.
Tan débil, tan indefensa entre sus brazos.
¿Enserio me gustaba este chico?
...
- ¡¿Serás perra Lluvia?! Me dejaste tirado en medio de la pelea. ¿Cómo pudiste?
- lo siento, olvidé que estabas allí.
- Sí, claro. Te escapaste de la mano de tu príncipe negro para darse de besos en el prado. Muy bonito pero yo he perdido mi belleza.
Menciona señalando su ojo izquierdo.
- No dramatices. En unos días estarás como nuevo.
- ¿Qué? ¿Sólo dices eso? ¿Y lo del príncipe nada? Aquí hay algo raro.
- No hay nada raro. Simplemente no le di importancia.
- No, no, no. Tú me estás ocultando algo.
- Que no.
- Vale, no me lo cuentes, pero un día lo lamentarás.
- Lucas. No seas así. No pasó nada. No te molestes.
- ¡Déjame! ¡Ya veo que no sigo siendo tu mejor amigo!
- ¡Lucas!
Grito tras él por la calle riendo como una loca.
Exagera demasiado a veces.
...
- Bonita hora de llegar.
Expresa mi padre en medio de la sala de estar.
- Papá, no es tan tarde.
- ¿Y qué hacías hasta esta hora en la calle?
- Estaba con Lucas. Salimos del colegio y le acompañé a comprar unas cosas.
- ¡Ese Lucas! ¡Odio a ese chico! ¿Cuándo vas a aprender a elegir mejor a tus amigos?
- Voy a mi habitación, necesito estar sola.
Comento volviendo los ojos en blanco.
Mi padre nunca entenderá mi vida así que no pienso tomar siquiera un segundo más en lamentarlo o hacerle entender.
Ingreso a mi cuarto, cierro la puerta y antes de poner mi bolsa sobre mi cama me sobresalto al ver un rostro conocido sentado en mi ventana.
- ¿Qué haces aquí Aiden?
- Lo mismo de siempre.
Se para y se acerca a mí
- Sabes q necesito hablarte.
- Lo único que sé es q quiero que te vayas de mi casa, ahora.
- ¿Por qué tan a la defensiva?
- La última vez q estuviste aquí me trajiste problemas. ¡Vete ya!
- ¿Problemas? ¿Con tu novio el fantasma negro?
- No es mi novio.
- Yo sé que el muere por ti. Se le ve en el rostro, pero tú eres mía, Viviane, eres mía y de nadie más.
- Aiden por favor. No soy tuya ni de nadie y necesito descansar. ¿Puedes irte ya?
- Está bien. Me iré. Pero volveré a por lo q quiero.
Bajó por mi ventana y tomé una gran respiración sintiéndome tonta al haberme gustado alguien tan patético como Aiden q ni siquiera sabe cuál es mi nombre.
¿Ni siendo el hijo del director pudo averiguarlo?
No le importaba. Por supuesto q no le interesa nada más a parte de su pelo y su vida sexual.
Sostengo unas lágrimas mirando hacia arriba.
¿Cómo pude ser tan estúpida?
Mi vida es un caos, un completo caos q no entiendo ni puedo resolver.
A penas recuerdo mi infancia, sólo ese maldito miedo que se instala cada vez que grita el Sr. Sampson… siento que he vivido una mentira gigante, que no he podido ser yo libremente… ¿Por qué ahora? ¿Por qué hasta ahora me doy cuenta?
...
Hacía una semana desde la última vez que vi a David. No había aparecido por la escuela o el Oberreitnau.
¿Qué pudo haberle pasado?
Ni siquiera tenía su información de contacto para hablarle.
No tenía más remedio q esperar a q apareciera.
No entendía por qué se había alejado. Por qué me había dejado así.
El tiempo sin él fue un castigo peor q los de mi padre.
Realmente me gustaba. Me gustaba tanto que en las noches solía escaparme a caminar por si lo veía, q m acostaba pensando en millones de situaciones con él y me despertaba con la ilusión de por fin verle... Sin embargo nunca ocurrió.
Comenzaba a perder la esperanza hasta q se me ocurrió preguntarle al señor Haddad por su dirección.
Él algo sonriente, inusual en su actitud, me escribió todo lo q necesitaba en una de mis carpetas.
Le marqué tantas veces q perdí la cuenta.
Así que decidí ir a buscarle.
No quería parecer insistente o intensa pero le necesitaba... Le necesitaba demasiado como para estar tranquila.
Una casa bastante amplia apareció frente a mis ojos.
Me acerqué y toqué a la puerta varias veces hasta q un rostro conocido abrió y me dijo:
- ¡Ya estás aquí!
- Señor Haddad ¿qué hace usted aquí?
- Soy el tío de David, Lluvia.
- ¿Enserio? Nunca lo imaginé.
- Pocos lo saben pero así es. Entra.
Ingreso en la acogedora casa de decoración elegante algo confusa.
- David está en su cuarto. No ha salido de ahí desde el lunes. No se q le pasa. A penas sale a picar algo cuando no estoy. Estoy seguro de q tu puedes ayudarme.
- Bueno... Lo intentaré.
- Es por aquí... Pasa.
Me dirige a la puerta de su cuarto y da unos pequeños toques.
- ¡David! Está aquí tu amiga.
No recibe respuesta y me dice:
- Yo me voy, intenta tú.
Asiento con la cabeza y toco suavemente.
- ¿David? Soy yo, lamento haber venido así sin avisar pero no me cogías el teléfono. También lamento haberlo conseguido sin tu consentimiento.
No responde y comienzo a tensarme.
- David, por favor. Necesito hablar contigo... Te necesito.
La puerta se abre sobresaltándome.
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Lluvia [FINALIZADA]
RomanceNunca sabes lo que la lluvia puede traer, como puede comportarse, si calmada y agradable o agresiva y tormentosa. Nunca sabes lo que puede pasar mañana, la muerte, la vida, la felicidad o quizás con un poco de suerte, te encuentre la lluvia.