TREINTA

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Estar unido a Jeongin fue la mejor decisión que alguna vez pudo tomar.

Sentir todas las emociones, sentimientos e incluso algunos pensamientos de su omega lo hacía removerse orgulloso dentro de él. Saber también el gran amor que su menor le tiene hace que lo ame aún más si es posible.

Ya habían pasado cuatro días desde que Jeongin fue marcado y tres días desde que su celo se fue y ya no quedaba rastros de este en él. No habían salido de casa por obvias razones y porque Hyunjin se había vuelto un poco más sobreprotector con su pequeño.

El alfa quería estar con él todo el tiempo; quería abrazarlo, tenerlo entre sus brazos -o debajo de ellos- y marcarlo con su aroma. Y eso era algo que le encantaba a Jeongin. Amaba oler a su alfa y no tener ni un rastro de su dulce aroma propio en él; también le encantaba estar pegado a Hyunjin.

—Aléjate, Jinnie hyung.—Dijo Jeongin con un tierno puchero y su ceño fruncido.

Hyunjin ignoró por completo las quejas que el menor soltaba y se rehusaba a quitar sus grandes manos de la pequeña cintura del omega.

—¿Para qué?—Preguntó el alfa con su rostro metido en el cuello de Jeongin, aspirando su aroma y besando la marca que tenía allí.

Jeongin se estremeció de pies a cabeza por tal acción y soltó un pequeño gemido complacido por aquello. Sus mejillas se colorearon de rojo cuando escuchó la risa de Hyunjin y, con toda la fuerza de voluntad que tenía, tomó al alfa de los hombros y lo separó por completo de él.

—No.—Dijo firme poniendo su mano extendida por delante de él cuando vio las intenciones que tenía Hyunjin de volver a tomarlo en brazos.

—Pero, ángel.—Se quejó mientras cruzaba sus brazos y hacía un pequeño berrinche tal cual niño de kínder.

—Hasta Jungwon se comporta mejor que tú.—Dijo Jeongin divertido.

Hyunjin frunció aún más su ceño mientras que hacía un puchero. Jeongin quiso morir de la ternura por lo hermosamente mimoso que se estaba comportando su alfa.

Hyunjin sintió en cada parte de él el efecto que había causado así que, tomando ventaja, volvió a acercarse a Jeongin, pero esta vez unió sus labios con los contrarios.

El beso comenzó dulce, delicado y con parsimonia, sin ninguna doble intención y sus corazones latieron sincronizados mientras que sus lobos se removían dentro de ellos. Jamás se cansarían de sentirse y de tenerse mutuamente.

El primero en separarse fue Jeongin, quien tomó a Hyunjin de los hombros mientras unían sus frentes y sonreían dulcemente mientras que el menor hundía sus delgados dedos en la nuca contraria, dejando caricias en ella mientras tocaba su suave cabello.

—Llegaremos tarde a la cena con nuestros padres, Jinnie.—Dijo Jeongin cuando su respiración se había normalizado.

Justo ahora se arreglaban para formalizar aún más su relación. El padre de Hyunjin colocó el grito en el cielo cuando su amado hijo le contó que ya estaba enlazado, pidiendo conocerlo por fin y también a su familia. Y los padres de Jeongin no fueron muy diferentes; ambos se habían asombrado, pero se alegraban fuertemente de tener a Hyunjin como alguien miembro de su grande familia.

En cambio, cuando Yujin se enteró que su pequeño hermano ya había sido marcado, una gran nostalgia de saber que su Innie ya no era mas un niño la atacó, pero aún así se sentía feliz por él.

Y la mejor reacción fue la del pequeño Jungwon, quien había pegado un agudo y gran grito en la llamada telefónica, casi llorando de la alegría al decirle que su querido Hyunjin hyung era oficialmente parte de la familia y su nuevo tío.

SECOND CHANCE || HYUNINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora