Capitulo 42.

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Se encontró con Bryan apenas doblando la calle, al parecer, el castaño le había ganado y ya lo estaba yendo a buscar. En cuanto lo vio, no pudo evitar sonreírle y lanzársele en brazos.


–Uau, cuanto amor  –rió Bryan, recibiéndolo de la misma manera, dándole un suave beso sobre su cabello.


–Te extrañe –murmuro Freddy, como un niño pequeño.


–Yo también.


Bryan ya sentía que el Leyva tenía algo muy importante que decirle, lo veía venir, no solo por esa rara forma de saludarlo, sino, por esa manera en cómo se aferraba a él. Lo hacía de una forma diferente a antes, parecía que no quisiera soltarlo jamás.


Sin protestar, dejo que Freddy lo llevara a donde se suponía saldrían ese día. En pocas palabras, tenían una cita, solo que omitieron utilizar aquel termino.


Primero, fueron a comer a un pequeño restaurante; Freddy le dijo que él pagaría todo, pero como siempre, terminaron discutiendo por la única razón de que Bryan quería pagar su cuenta también. Después de eso, venía la verdadera sorpresa. A medio camino, Freddy se detuvo en una parada, sorprendiendo al Mouque.


–¿Qué pasa? –preguntó, ya sin ser capaz de poder contener esa curiosidad.


–Nada, ahora solo debes ponerte esto.


Sacó del bolsillo de su pantalón una venda negra. Bryan lo miró sin comprender, y Freddy con un gesto gracioso. Se la puso sobre los ojos, dando a notar lo que tenía que hacer.


–¿Planeas que me tape los ojos con eso?


El Leyva le lanzó una mirada y Bryan no sabía qué hacer, era obvio que Freddy tenía una sorpresa para él pero ¿tanto así como para una venda? Bueno, en cualquier caso, la cosa era emocionante. Así que, sin dudarlo tanto, agarro aquella venda negra y se la puso sobre los ojos.


–Te ayudo –dijo el teñido, amarrándosela lo más firme que podía, claro, sin usar mucha presión. Luego le dio un leve beso en los labios, sonriendo– Ahorra, serás un buen niño y me harás caso en todo lo que diga.


–Eso me decía mi mamá cuando tenía siete años, gracias por recordármelo –rió Bryan, algo inseguro.


No poder ver era difícil, no deseaba ni mover un solo pie por temor a tropezar con cualquier cosa o persona, se sentía tan inseguro sin la vista. Y es que, como ya sabemos, la vista es muy importante. Pero aquello duro poco, ya que Freddy le tomó la mano, entrelazando sus dedos, fue ahí cuando toda inseguridad se esfumo.


–¿Y ahora? –preguntó, sonriendo ante el agarre.


–Esperar.


**


No tardó mucho cuando un carro negro se detuvo justo frente a ellos, Freddy ayudo a Bryan a subir a este, quien estaba más que confuso. No entendía a dónde demonios lo estaba llevando, pero tampoco ponía la más mínima resistencia.


Después de eso, aquel auto se detuvo, dejando que ambos jóvenes bajaran. Freddy seguía agarrando la mano de Bryan, no la había soltado en ningún momento. Luego le ayudo a caminar unos cuantos pasos más, hasta que se detuvieron en un lugar.


–¿Sabes? Si no fueras tú, ya empezaría a resignarme porque mi familia no tiene dinero para pagar por mi vida –bromeo Bryan.


–Pues soy yo, creo –rió–. No te preocupes, si ellos no pagan por ti, yo lo haré.


Beso sus labios una vez más, mientras le retiraba lo más rápido posible la venda al Mouque. En cuanto se retiro, Bryan primero dejo que las luces regresaran a la normalidad –llevar tantos minutos sin ver logró aturdirlo–, pero con lo que se topo en ese momento fue aún más sorprendente. Bryan pestaño muchas veces, sin creérselo.


Frente a él se encontraba un escenario, algo grande, llenó de luces y su telón rojo por detrás. Con una batería, una guitarra y un bajo en sus respectivos lugares, junto con un micrófono al centro del lugar.


–¿Qué es todo esto? –pregunto, mirando incrédulamente a Freddy.


–¿No es obvio? –le mostro con sus manos alzadas, apuntando al lugar– Vas a cantar y solo para mí.


La expresión de Bryan cambió completamente, logrando hacer reír al teñido. En ese momento, podía agradecerle a Alan por toda la ayuda.


Mi Chico Malo (Breddy Meyva/Moyva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora