Capitulo 16.

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Las horas seguían pasando, Freddy y Bryan poco a poco están dejándose llevar por el sueño. Bueno, más Bryan, Freddy seguía despierto aún metido en sus propios pensamientos.

Le resultaba extraño cualquier mínimo contacto que tuviera con Bryan, un leve roce o con tan solo chocar las palmas, era muy... ¿agradable? Sí, quizás eso, pero también causaba en él un escalofrío que prefería eliminar.

Todo en su cabeza le daba vueltas, no quería aceptar lo obvio, tenía otros problemas peores que su confusión con Bryan, lo de Alonso y Jos, y su reciente estadía en esos lugares. ¡Ese! Ese una problema, pero entonces, ¿por qué demonios no se sacaba el Mouque de cabeza?

-¿Y qué hiciste hoy?

La pregunta de Bryan lo tomó desapercibido, por lo que volteó para mirarlo a los ojos. ¿Qué hizo? ¿Qué hizo? ¿Qué hizo?

-Salí. A caminar... ya sabes, lo que dijo mi mamá.

Respondió sin mirarlo a los ojos. Mala decisión, Bryan ya comenzaba a dudar si esa era la verdad, pero prefirió seguir indagando.

-¿A caminar? ¿Y a dónde?

-Bryan, estás peor que mi mamá –bromeo Freddy, removiéndole los cabellos de la cabeza al ojimiel.

Bien, eso bastó para que Bryan comprendiera que no, no había salido solo a caminar. Ahora estaba esa curiosidad de que había hecho Freddy durante toda la tarde. ¿Saldría con una chica? Pero si era así, ¿por qué simplemente no se lo decía y ya?

**

Pasaron un par de hora más, era muy tarde, así que el Leyva le dijo a Bryan que iría a lavarse los dientes, dejando al castaño solo en su habitación.

No era la primera vez, normalmente, Bryan solo se sentaba o se acostaba en la cama, porque siempre había pensando que la cama de Freddy era demasiado cómoda. Aunque según el teñido no tenía nada en especial, pero para el otro, había algo en ella que la hacía ser más cómoda que cualquiera.

Hizo lo mismo, acurrucándose entre las sabanas, olía tan bien; la fragancia de Freddy, su perfume. Todo quedaba entre esas mantas, y lograba embriagarlo, porque jamás mentiría, le gustaba como olía Freddy, con o sin perfume.

Sintió algo sonar y se sobresalto, sentándose rápidamente. Para cuando se dio cuenta, era solo el celular de Freddy sonando sobre su mesa de noche. No iba a contestar, eso era de muy mala educación.

**

En el baño, lo primero que hizo fue golpear su cabeza contra una de las paredes, que bueno fuera que con eso todos sus problemas terminaran. Pero no, seguía ahí rondando, cada vez más y más.

Se lavó la cara, una y otra vez, lanzándose agua contra esta, tenía que eliminar cualquier rastro de rubor de su rostro. Luego regresaría y por fin dormiría tranquilo, aún con la idea de que Bryan estaría durmiendo en su misma habitación. Los dos, solos.

Pero dejo de mojarse cuando escucho su celular sonar, ¿quién podría ser? ¿Bryan sería capaz de contestar? Bueno, en cualquier caso solo era una chica cualquiera con la que habría salido en esos últimos días, así que, si Bryan contestaba o no, no habría problema.

Agarró la pasta de dientes y colocó un poco sobre su cepillo, bueno, al fin haría lo que fuera a hacer al baño.

**

Sin ganas de seguir soportando más el ruido insistente de la llamada, y logrando hacer que su consciencia se creyera esa escusa, agarró el celular y contesto.

-¿Diga?

-¿Aló? ¿Freddy?

-No. Él no puede contestar ahora, ¿desea dejarle algún recado?

-Oh –escuchó una leve risa del otro lado–. ¿Y puedo saber con quién hablo?

-Bryan, su amigo del instituto.

-Bryan... –aquella voz repitió su nombre, mientras escuchaba como le susurraba algo más a quién sea que este junto a él, porque era obvio que eran dos chicos.

-¿Puedo saber yo con quién hablo? –pregunto amablemente Bryan.

-Alonso, mi nombre es Alonso Villalpando. El mejor amigo de Freddy. 


Mi Chico Malo (Breddy Meyva/Moyva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora