Capitulo 12.

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Todo el tiempo estuvo metido en su cama, no decía nada a sus hermanitas que entraban en su cuarto buscando molestarlo, al parecer, enviadas por su propia madre para animarlo. Normalmente Freddy se preocuparía en explicarles que no estaba bien entrar y jugar con sus cosas, pero ahora, ellas hacían lo que querían, y él, seguía tirado sobre su cama.

-Freddy, no tienes nada pero ¿quieres que llame al médico?

Levanto la mirada, encontrándose con Melissa observándolo, apoyada en el marco de su puerta. Él solo le sonrió sin decir nada.

-Hijo, te estoy hablando. No me gusta verte así.

-Estoy bien, mamá.

-Freddy, no me obligues a traer a Boris.

-Uhm.

-Te desordenará toda la habitación.

-Ya sé, no me importa.

-¡Tú tienes algo, hijo!

**

Más a regañadientes que otra cosa, Freddy ya se encontraba bañado, aseado, cambiado y totalmente listo para salir, pero, viendo la televisión de la sala. Justo con el mismo animo que en su habitación.

-Bien, al menso lo sacaste de la cama –dijo una de sus hermanas a su madre.

-Lo sé, pero me preocupa. No lo veía tan deprimido desde... bueno, ya sabes.

-Mamá, eso no tiene nada que ver. Seguro solo una chica lo rechazó y ya.

-Amor, perdóname, pero a tu hermano lo han rechazado más de veces de las que puedo contar y jamás se ha puesto así.

No, era algo más. Melissa estaba segura de que Freddy tenía algo grave. Solo una vez en su vida lo había visto así y, esa última vez, fue cuando las cosas realmente iban mal, muy mal. Esa fue la principal razón por la cual se mudaron.

Freddy le había dicho que era por Bryan, ¿no? Entonces, ¿qué tanto peso tenía Bryan en la vida de su hijo? Por lo que está viendo, mucho más del que ella suponía. Demasiado como para poner a alguien tan optimista como Freddy de esa manera. Bryan debía de saber hechizar a las personas o, de lo contrario, saber hechizar como mínimo a su hijo.

Pero a pesar de eso, no podía permitirse a sí misma que sus pensamientos pasaran de la amistad de Freddy y Bryan. Claro que no, era ridículo aquello que se asomaba en su cabeza como una ''posibilidad''. No, seguro si se la contaba al teñido, este terminaría regañándola por pensar incoherencias.

Aunque lo que Melissa no sabía, era que lo mismo pasaba por la mente de Freddy... incoherencias.

**

Ya estaba anocheciendo, Freddy se encontraba junto a su padre viendo un partido y con Boris en sus piernas. Mientras sus hermanas hacían distintas cosas y su madre terminaba de limpiar la concina.

El timbre de su casa sonó, y aunque Boris fue el primero en correr para ladrarle a la puerta, ninguno hizo ni el más mínimo intento por acercarse. La razón principal: flojera.

Hasta que, tras escuchar un grito de su madre. Freddy se levantó, estirándose un poco y caminar pesadamente hacía esta. Sus hermanas se llevaron a Boris al patio trasero, mientras el teñido abría la puerta.

Se quedo ahí, sin poder creer lo que sus ojos veían. Parado frente a él estaba Bryan, mirándolo con una sonrisa de sorpresa. Lo recorrió con la mirada, venía con el uniforme de deportes y solo una chaqueta negra encima.

-¿Bryan? –pregunto, incrédulo.

-Freddy, estas bien.

Dijo el castaño y casi sin poder contenerse más, se acercó, rodeándolo entre sus brazos en un tierno abrazo. Todo el cuerpo de Freddy se tensó al instante y la sangre empezó a hervirle, hasta centrarse únicamente en su rostro y en su corazón, el cual bombeaba con fuera. Era extraño, sabía que estaba sonrojado y tenía miedo de que Bryan pudiera sentir su nerviosismo o que su corazón se saliera de su pecho en cualquier momento, pero aún así, no lo apartaba. No hacía ni el más mínimo intento por alejarlo.

Mi Chico Malo (Breddy Meyva/Moyva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora