Capitulo 6.

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Se encontró con Bryan en la entrada del cine. No dijeron mucho, solo fue un saludo de manos y ya estaban entrando para ver la película. Todo, gracias a que Freddy había demorado hablando con su madre.

Era una película de acción. Una que Bryan creyó que mantendría despiertos a ambos. Pero, para su mala suerte, no fue así. Freddy estaba aburrido.

-¿No te gustan estas películas? –pregunto el ojimiel, algo desanimado.

-No es eso, es que ya la vi.

Freddy miro a Bryan un instante, y luego regreso su vista al frente. Bryan hizo lo mismo. Bien… quizás no había sido una buena idea esa película, porque en realidad no tenía ni idea de cómo entretener al Leyva.

**

Apenas iban por la mitad de la cinta, cuando Bryan sintió que algo cayó sobre su hombro. Volteó lentamente, buscando no moverse mucho. Y se sorprendió al encontrar a Freddy dormido, a su lado.

¿Cómo es que alguien puede dormir con tales ruidos de explosiones y gritos? Se cuestiono el Mouque. Pero eso no era lo importante, ahora debatía entre sí levantarlo o no.

Por un lado estaba el hecho de que no podía dormir en un cine, eso era descortés hasta para Freddy. Pero, por otro lado, se veía que estaba teniendo un buen sueño, eso por esa sueva sonrisa que tenía en su rostro. Además, quien sabe y no había podido dormir bien. Siendo así, Bryan no era nadie para despertarlo.

Dejándose llevar por la segunda opción, se acomodo mejor, intentando que su hombro sea lo más cómodo posible, todo para Freddy.

**

-¡Despierten, por favor!

Escuchó una voz a la lejanía. Y en un intento por ver de quién se trataba, abrió los ojos lentamente y la luz de la habitación le incomodaba.

-Gracias al cielo, tienen que salir. Llevan dormidos demasiado tiempo y ya va a comenzar la siguiente función.

Una joven vestida de rojo le hablaba. Bryan observo mejor una vez su vista regreso a la normalidad. Aún seguían ahí, en el cine. Freddy continuaba durmiendo a su lado, mientras una que otra chica los miraba, murmurando cosas entre ellas.

-¿Podría despertar a su amigo? –siguió ella.

-Claro, lo siento mucho.

Tras frotar un ojo, buscando despertar por completo. Bryan se levantó un poco, pero no logró mucho. Freddy seguía en los brazos de Morfeo, un chico de sueño muy, muy pesado.

-¡Freddy! Vamos… nos están viendo, tienes que despertar.

Bryan buscaba hacer que reaccioné con completa delicadeza, pero no logró nada. La joven de rojo los observaba pensando en cómo ayudar al ojimiel.

-No es la primera vez que nos sucede esto, si me permite, puedo ayudarle.

Dijo ella, guiñándole un ojo a Bryan, coquetamente. Este solo le sonrío algo nervioso, nunca le habían gustado ese tipo de insinuaciones. Pero dejándolo de lado, haría lo que fuera porque Freddy se levantará.

-Bien, espérenme un momento.

La joven había traído un poco de agua, y junto a Bryan, agarraban de a pocos mientras comenzaban a lanzarle gotas en el rostro de Freddy, buscando que despertara. Ambos reían divertidos ante las expresiones del teñido, hasta que este, ya molesto, dejo de luchar contra lo inevitable.

Se despertó de golpe, levantándose de su lugar, mirando molesto como Bryan le sonreía un poco, al parecer aliviado por el simple hecho de que despertara.

-¡Demonios, basta!

**

-¿Estás molesto?

Pregunto el Mouque cuando caminaban de regreso a la casa de Freddy. Este solo bufó un poco, metiendo sus manso en sus bolsillos, comenzaba a hacer frío.

-No me gusta el agua, Bryan. No quiero que vuelvas a hacer algo así –dijo, seriamente.

-Lo siento, Freddy, de verdad, no fue mi idea, pero creo que fue lo más sensato porque tienes el sueño demasiado pesado.

-Ya me lo han dicho.

Continuaron caminando sin que ninguno dijera nada. Pero ahora, al contrario de muchas veces anteriores, Freddy se sentía mal por cómo le había gritado a Bryan en pleno cine, a la vista de todos y lo peor fue que Bryan no continuó. Se quedo ahí, parado, dejando que le soltara todas las groserías que se le pasaban por la cabeza.

Él no solía ser así. Bueno, quizás sí, pero normalmente se le pasaba con solo un cigarrillo y ya. Aunque al no tener uno ahí, lo primero que hizo fue reaccionar.

Soltó un largo suspiro, bajando la mirada, observando al suelo, no le iba a ser fácil decirlo pero tenía que hacerlo.

-Escucha, Bryan –lo llamo–. Lamento lo que, bueno, todo lo que dije en el cine.

-No hay problema, me lo merecía, Freddy.

-No, nadie se merece que lo traten así.

Con esas simples palabras el Leyva pudo comprender aún más a Bryan. Sabía que Bryan ocultaba algo tan solo con decir que se merecía algo tan cruel y ese algo, podían ser dos cosas. La primera, porque simplemente tenía la autoestima muy baja, y conociendo a Bryan, no era así. Pero la segunda, y la más acertada, se trataba de un pasado que quizás nunca ocurrió, aun que para Freddy, Bryan sufrió de algo, algo que no le habían dicho los rumores.

Una pequeña ansiedad se formó en su pecho, deseaba enterarse que sucedía, de porque Bryan no reaccionó como una persona normal, de su silencio, de esas palabras tan crueles hacía él mismo. En esos segundos, ya quería saber todo del pasado de aquel ojimiel que caminaba a su lado.

-Una vez, cuando era pequeño –comenzó a hablar– estaba jugando con mi papá a la pelota, cerca de la piscina. Él fue a atender una llamada urgente. La pelota cayó en medio del agua…

Bryan solo observaba, sin saber porque Freddy le contaba aquello, pero no pensaba detenerlo.

-Me estire y resbalé, fue el momento más raro de mi vida, sentía que no podía más y que mi cabeza se llenaba de agua demasiado rápido. Luego escuche como mi madre gritaba, no sé qué pasó después de eso.

Freddy soltó un suspiro y sonrió levemente. Le dio una suave mirada a su acompañante, regalándole esa misma sonrisa. La verdad era que nunca había contado esa historia a nadie, y de hecho no entendía porque se la estaba contando a Bryan. Pero ya lo había hecho, y no mentiría, decírselo se sintió genial.

-Uhm –Bryan también sonrío e instantemente llevó una de sus manos a su barbilla, levantando la mirada–. Cuando tenía 8 años, estaba jugando al escondite con unos chicos de mi grado. Yo me escondí en el armario del laboratorio. Ellos lo cerraron por fuera y no pude salir. Pase alrededor de cinco horas gritando y llorando, decía que ya no iba a ser un niño malo, que haría todo lo que quisieran, aun que en realidad solo quería a mi mamá.

El tampoco sabía que hacía contándole eso a Freddy. Pero al igual que el otro, las palabras salían de sus labios con una fluidez que era imposible detenerlas.

Sin saber cómo, ni cuando, ya estaban conversando sobre distintas experiencias de su vida. La mayoría malas, contando las cosas que la mayoría de los chicos deben de pasar cuando llegan a la pubertad y se vive la etapa de ‘’Soy muy macho y puedo’’. O en el caso de Bryan que, como predijo Freddy, sufrió de bullying durante toda su primaria de su anterior escuela.

Mi Chico Malo (Breddy Meyva/Moyva)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora