Para Julio Ricardo Picazo, in memoriam
-LA NOCHE que la agarraron, toda la raza del callejón se alborotó...
- ¿Cómo toda?
- ¡Pus toda! Fíjese, El Poncho, Los Migueles y El Nacho armaron un griterío que casi termina en bronca. Casi a lo mejor hasta a ellos se los llevaban... y eso no es ser metiche ¿a poco no?
- ¡Híjole! Pos yo en esos días andaba en Toluca con mis familiares de allá por lo de la boda de mi sobrino el Chemita, ¿se acuerda que le conté?, ¿y ustedes qué hicieron pues?
- Pus nada, al principio les gritamos sus cosas porque nos dio reteharto coraje. ¡Si hasta se me calientan las tripas nomás me acuerdo!
- ¿Pero luego?
- Ya aluego pos mejor nos callamos porque los desos patrulleros estaban re bien gruesotes, ¡figúrese! Hasta una o dos patadas le dieron a la pobre, pero capaz que cometen otro atropello desos estando deveritas todos y me cai que no se la acaban porque nos los comemos vivos.
- Oiga ¿y se la llevaron pues?
- Si, hasta cree que no. Los desos jijos la metieron en el Sector 10, ése del mercado y ahí estuvo toda la noche.
- ¿Y por qué pues?
- ¡Por culebras que son, por qué va a ser! Dicen que fue onda del dese judicial que se cambió p'al callejón desde hace como dos meses. Si desde el principio le echó el ojo y como a ella no le gustó, le quería dar en toda...
- ¡Cómo hay gente mala!
- ¡Pérese y no le he contado nada! ¿Usté no se le iría encima a un fulano que se le mete calladito y a deshoras en su casa?
- ¡Pus claro! Yo creo que mi viejo le pone un plomazo entre ceja, jefa y oreja. ¿Y qué pretexto puso el viejo desgraciado ése?
- Ora verá: lo que pasa es que ella estaba solita. ¿Ya ve que Andrea y Celia siempre se lanzan de noche a la calle pa' botanear y pos a ver que se ganan? Tonces fue cuando el viejo desgraciado ese se le metió a la casa, ¡imagínese el sustote que se llevó la pobre!
- Pero lo bueno es que La Gurrumina ya se aprendió muchas mañas pa' defenderse y de seguro...
- No, y pérese tantito, ¿se acuerda cuando ellas la adoptaron? ¿Se acuerda cómo venía la pobrecita chiquitita?
- Si, como no. Fue hace como tres años o alguito así, la trajieron de la calle, taba toda flaca y escurrida, con sus lamparones de mugre y hasta tenía los pelos pegadísimos y enredados. ¡Si su trabajo les costó a las muchachas pa'costumbrarla al baño!
- Si, y ora ya es mucho mayor, está toda espigadita y anda rete limpia. Ya ve usté, ya'sta el amor la ronda por montones y aluego hay que esconderla porque hay muchos jijos bien mandados y como no tienen llenadero...
- ¿Y luego, oiga?
- Ora verá: ella se asustó mucho, pero ya se las olía que era el viejo ese y se le echó encima, lo rasguñó todo lo que pudo y hasta lo mordió. ¡N'ombre, si le puso la joda de su vida! Entonces el viejo prepotente, salió corriendo y se fue al Sector pa' traer los patrulleros, llegaron en montón y como locos, haciendo harto ruido, como si jueran a agarrar un loco o un matón y...
- ¿Ah, tanto así?
- Si. Con trabajos pudieron con ella, la subieron al carro y la encerraron. Nosotros mientras les mandamos el recado a las muchachas. Cuando llegamos al Sector pa' exigir su libertá, Los Migueles ya le habían comprado unos taquitos de molleja y algo de agüita p'al susto ¿Y que la querían soltar? ¡Níguas!
- ¡Újule!
- Luego el judicial nos dijo que nos largáramos, que él nomás había entrado a investigar...
- Puras mentiras qué...
- ... quesque porque él había visto un ladrón metiéndose a la casa de las muchachas ¡Y fue un alegar que no acababa nunca! Lo bueno es que llegó aquél, usté ya sabe quién, el novio de la Andrea. Ya ve que está bien metido en esas cosas, se los llevó a un rincón y que les dice cómo él los ha visto consintiéndoles sus travesuritas a los chamacos rateros del zócalo y hasta les compran la ropa y la fayuca que se agencian de los puestos que se guardan en el estacionamiento de la calle de Guerrero. ¿Y sabe que pretexto pusieron los pitufos?
- ...
- Pus que ellos les echan de cabeza a los grandes, a los peces gordos que les dicen.
- ¿Y qué pasó por fin?
- Pus al final nos dejaron ir con todo y La Gurrumina porque...
- Oiga y qué ¿se puso contenta?
- ¡Uh, retehartotote! Pus nomás iba brinque y brinque, moviendo la cola... ¡y pegaba unos ladridotes!
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Crónicas de la ciudad Tlahuica
Ficción GeneralCada ciudad tiene personas que la definen. La ciudad Tlahuica es ejemplo de ello. En este libro, Juan Pablo Picazo mezcla la fuerza de su experiencia como reportero y observador de la realidad, con su talento narrativo y nos entrega una colección de...