~Capitulo Veintitrés~

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La noche era fría. El cielo estaba oscuro, la luna y las estrellas era lo único que lo alumbraba de una forma hermosa. Recuerdo que mi papá una vez dijo que cuanto más estrellas hay en el cielo más frío hace, no sé era cierto o sólo otras típicas frases de él.


Me dirigí hacia la gran casa. Llegué, fui hacia la cocina y me preparé un café, al parecer Carol se me adelanto y lo hizo primero, sólo tuve que tomar una taza y servirme un poco. No había nadie, como todos los días, todos vienen aquí para dormir, siempre se mantienen ocupados con su trabajo y por el último ataque que tuvimos teníamos que trabajar el doble. Escuché la puerta abrirse y cerrarse, era Daryl.


-¿Ya descubrieron quién fue el que hizo todo esto?-pregunté, él se acercó y buscó un poco de comida en el refrigerador.


-Seguimos en eso, pero descubrí algo.


-¿Que cosa?-pregunté.

-Noté que Sam y Charlotte estaban regresando del bosque, ¿tú sabes algo?-me preguntó sin sacar su cabeza del refrigerador.


Me puse nerviosa, sí sabía, sabía y mucho, pero no todo.- No, no lo sé.


Se sentó a mi lado.- ¿Segura?.


-Sí-mentí.


-Sabes que no me gusta que te juntes con él-me dijo.


-Lo sé, pero es mi amigo, no puedo dejar de juntarme con él así como si nada.


El silencio se apoderó de nosotros. Daryl terminó de comer y se fue sin decir nada, sabía que estaba molesto, cada vez que hablábamos de Sam se ponía así, sé que Sam tiene la manía de actuar misterioso, pero él es mi amigo y lo defiendo. Terminé mi café, lavé la taza y escuché la puerta abrirse y cerrarse por segunda vez, esta vez era mi esposo, Carl.


-Amor-le sonreí, fui hacia él y le di un corto beso en los labios.- ¿Judith?.


-Maggie la está cuidando-me tomó de la cintura.- Quiero llevarte a un lugar.


-¿A dónde?-pregunté curiosa.


-Es una sorpresa-sonrió.


Reí.- La última vez que dijiste eso terminamos haciéndolo en un granero.


Rió.- Esta vez es diferente, te gustará, lo prometo.


Pasamos unas horas riendo juntos sentados en el sillón de la sala, como los viejos tiempos, nunca nos aburríamos siempre encontrábamos la forma de distraernos. Ya todos habían regresado, realmente cansados no les dio tiempo para charlar como todas las noches lo hacíamos, se fueron directo cada uno a sus habitaciones. Carl y yo pusimos en marcha nuestro plan, él subió a nuestra habitación, esperó a que Judith se quedara dormida y bajó trayendo consigo un par de mantas.


-Estaremos muertos si tu papá nos descubre-reí a lo bajo.


"Always Together"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora