iv.

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—Vete de una vez, Sae. ¿No llegarás tarde a las grabaciones de un comercial o algo?

—¿Por qué tanta insistencia para hacer que me vaya? —comentó el de cabello rojizo, merodeando a su alrededor. —Ambos sabemos que te importa muy poco si yo llego o no tarde.

—¿Es muy extraño que me preocupe por la irresponsabilidad que has estado teniendo desde que empezaste a salir con la cucaracha? —respondió Rin, imitando la entonación de su hermano y sin intenciones de doblegar. Volteó el tablero a su favor, viendo cómo las cejas del mayor se fruncieron un poco.

—No he sido irresponsable.

—¿Dices que no? ¿Quién fue el que faltó al ensayo del sábado? ¿Quién fue el que llegó tarde a la reunión con su representante el jueves? ¿Quién fue el que canceló su sesión de fotos el domingo? —acusó Rin, la mueca de superioridad remarcada en su rostro tras cada palabra. Sae, en cambio, lucía furioso pero sin las palabras correctas para refutar los hechos que su hermano menor le exponía. —¿Qué? ¿Creías que no me había dado cuenta? Tu asistente me llamó para preguntarme donde estabas, ese hombre va a envejecer muy pronto debido al montón de problemas que le causas.

—Ya cállate. No eres quién para regañarme.

—Pues entonces deja de actuar como un niño caprichoso y mimado, imbécil hermano.

Sae pasó por su lado con molestia, recogiendo su celular y su chaqueta, Rin lo siguió un par de pasos por detrás con las manos en los bolsillos.

—Oye, Rin...

—¿Qué?

—No ví las fotos, no sé quién mierda está ahí, ni la postura que tiene o el porqué el pequeño demonio cree que eres un voyeur...

—No lo soy, yo no estaba escondido cuando las tomé. —contestó con molestia el menor, totalmente seguro de haber pedido permiso directamente a la persona que fotografió.

—Nunca creí que lo fueras, sé que espiar no es lo tuyo...

—Entonces ¿A dónde quieres llegar con esto?

—A lo que quiero llegar, es que si estás siendo tan dramático respecto a todo el tema de las fotografías, que no quieres que las veamos. Es porque significan más de lo que quieres admitir.

—Eso no es...

—Puedes negarselo a cualquiera menos a mí, idiota. Esas fotografías te importan o peor... —Una sonrisa burlona se pintó en los labios de Sae, mirando a su hermano con la misma superioridad que el menor tenía antes. —Ese desconocido te interesa.

—¡Eso no...!

No pudo seguir negando tales acusaciones porque la puerta se cerró dejando el eco de la risa de Sae, su mirada, y su sonrisa. La satisfacción del mayor de saber que se fue siendo poseedor de la última palabra y dejando tras de sí a un furioso Rin que no quería aceptar la realidad en las palabras de su hermano.

Monocromático. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora