xxiv.

1.2K 235 80
                                    

Rin estaba jugando con Isagi, aunque no en un mal sentido, jugaba con sus reacciones y sus emociones. Dejando comentarios por aquí y por allá, para molestarlo, para hacerlo reír, para verlo jugar y rodar los ojos, le gustaba ver las muecas que hacía con su rostro, además de que le divertía escuchar sus respuestas tan afiladas cómo la suyas.

Yoichi no se echaba para atrás ante nada, aunque a veces lucía avergonzado, siempre tenía una respuesta creativa para decir.

—Ya casi está listo.—comentó de pronto el pelinegro, interrumpiendo el silencio que los había rodeado.

La noche empezaba a caer a las afueras de la cafetería. Las tazas se encontraban vacías y en el pequeño plato de galletas solo quedaban las migajas.

Itoshi hacía comentarios esporádicos, viendo cómo Yoichi le respondía en un estado semi-ausente, totalmente concentrado en su dibujo pero sin ignorar del todo a su modelo.

—¿Por qué te metiste en tantos problemas solo para dibujarme a mí? —Rin ya estaba aburrido y cansado, aunque estaba acostumbrado a quedarse quieto sin hacer nada y prestando atención a todo a su alrededor cuando a veces debía hacer fotografías de la naturaleza para sus clases, honestamente se estaba preguntando si realmente valió la pena todo esto.

—Siento un dejavú, creí que ya habíamos hablado de eso. —La voz de Isagi sonó nerviosa, seguramente creyendo que se iría, lo cual no estaba muy lejos de la verdad.

—Refrescame la memoria. —pidió el de ojos turquesa.

—Eres guapo, Rin. —Lo dijo volviendo la atención al block, sus labios estaban apretados, siguiendo ausente pero un poco más presente que en la última media hora, aunque aquello que dijo no emocionó demás a Rin. No era la primera vez que oía a alguien hablar de su físico, y los halagos nunca le habían causado gran reacción a menos que fueran hacia sus fotos.

—Eso...

—Sé que lo sabes. Dios, ¿Cómo no ibas a saberlo? Estoy seguro que siempre tienes miradas sobre tí, o alguien intentando coquetear contigo. —Isagi lo interrumpió, levantando la vista y mirándolo directamente a los ojos. —Cuando tu imágen apareció en mi mente la primera noche que te dibujé, no tenías nombre, ni historia, eras solo un chico, una figura refinada, alguien a quien no se le podría negar jamás su belleza. Recordaba tus ojos nebulosos por el alcohol pero sin abandonar la misma indiferencia que ahora veo, es algo inherente a tí. Eras más una sombra que una luz, pero no dejabas de ser hipnótico y atrayente con tu oscuridad junto al misterio que te envolvía.

Lo dijo todo sin parar, volviendo la atención al dibujo una vez más, los ojos de Rin se abrieron con sorpresa porque sus palabras le calaron profundo, lo suficiente para hacerle sentir un escalofrío. Estaba acostumbrado a escuchar de su físico, pero lo que Isagi decía era más, mucho más de lo que esperaba. Intentó hablar pero fue interrumpido por el pelinegro que aún parecía tener algo más para decir.

—No es solo lo hermoso que eres Rin. No te dibujo por eso. La belleza es subjetiva, y yo soy demasiado gay, para mí eres endemoniadamente guapo, tal vez también lo seas según la opinión de algunos de mis compañeros pero para otros no serás ni un poco atractivo. Depende de cada quién.

Sopló las virutas de lápiz que descansaban sobre la hoja, y pareció empezar a firmar en la esquina derecha del dibujo, todo bajo la pesada mirada del Itoshi.

—Esta tarea se trataba de dibujar a alguien que según mi opinión fuera hermoso. —Isagi levantó la vista, Rin tenía los ojos bien abiertos, como única prueba de la sorpresa que lo embargaba. —Y tú lo eres, Rin. No solo tu rostro, sino también tu aura, y todo lo que dejas traslucir, incluso tu indiferencia y tu sarcástica forma de ser. No es tu cara, es todo. Eres jodidamente hermoso y no podía dejar de dibujarte, porque fuiste mi musa, fuiste el brillo que necesitaba cuando todo eran solo colores opacos, y yo ya daba por reprobado esta tarea. Fuiste mi inspiración y no hay nada más hermoso que eso.

Rin desvío su vista a la esquina de la mesa, respirando con pausas para calmar se, sus mejillas se sentían un poco calientes y era ridículo. Se sentía ridículo porque su corazón empezó a latir más rápido tras las palabras de Isagi, sintiendo un nudo en el estómago, no sabía si eran nervios o una muy extraña emoción, nadie había hablado de él así. Todo lo que Isagi dijo e idolatró como si fuera algo bueno, era la razón por la cuales habían hablado mal de él muchas veces antes. A él le gustaba su personalidad, pero al parecer al resto de las personas no, y está era, la primera vez que alguien hablaba tan bien de algo que no fuera solo su físico.

—Ni siquiera nos conocemos. Y ya tienes lo que querías. —murmuró con algo que no quería admitir que eran nervios, habló más para sí mismo que para el resto, pero la cafetería se estaba vaciando, Isagi pudo escucharlo perfectamente.

Yoichi ahora ya no tendría razones para seguir aquí, para seguir insistiendo estar con él, sus palabras dejarían de tener significado y simplemente se irá.

—Exacto. Eso significa que tenemos mucho tiempo para conocernos, sin ninguna responsabilidad que pueda interrumpir. —Isagi sonrió de nuevo, extendiendo su mano en su dirección, bajo la mirada sorprendida del de ojos turquesa. —Soy Isagi Yoichi, tengo veintiún años y soy estudiante de tercer año de la facultad de bellas artes. Mi forma favorita de arte es el dibujo, y realmente soy bisexual, aunque con cierta preferencia a los hombres. ¿Y qué tal tú?

Rin lo miró con una ceja alzada, el sonrojo en sus mejillas se atenuó y una sonrisa divertida se extendió en sus labios, porque Isagi le daba gracia, su forma de ser, de reaccionar, y de actuar. Era tan único que le gustaba.

—Soy Rin Itoshi, tengo veinte años, estudio fotografía y trabajo como fotógrafo en una agencia de modelos, especialmente con mi hermano Sae. Ya sabes que amo la fotografía, y no tengo una sexualidad definida, solo salgo con aquel que llame mi atención. —respondió, al parecer Isagi era mayor que él, lo cual era lo de menos, viendo la sonrisa divertida que se extendió en sus labios.

—¿Entonces yo llamé tu atención?

—Lo suficiente, más te vale que no la pierdas.

—Haré mi mayor esfuerzo.

Y ambos estrecharon sus manos.

Monocromático. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora