ix.

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—Sé que se dedicó a hacer obras en textiles en las que agregaba sus sueños, apariciones de fantasmas, presagios y otras escenas sobrenaturales. Lo que sea que pasara por su mente y fuera lo más remotamente parecido a arte. —respondió indiferente, notando la sorpresa que se asomó en el rostro del más bajo.

Con la actual cercanía, Rin podía detallar muchas cosas, que ese chico era más bajo, y sus ojos eran de un tono de azul no tan oscuro como recordaba.

El silenció los rodeó a los pocos segundos, y era obvio que él no se esforzaría en hacer conversación. Así que se giró en su lugar, y fingió seguir fotografiando a Sae, aún cuando ya tenía imágenes más que suficientes para cubrir todo lo que debía en ese evento. Rin se encontraba aún reticente de aceptar que de alguna forma, el pelinegro había vuelto a su camino por más tiempo que un simple y fugaz encuentro.

—¿Te gusta? —preguntó el de ojos azules de pronto. Su comentario le confundió, sin poder frenar las palabras que escaparon de sus labios.

—¿Podrías ser más específico? —preguntó Rin, fingiendo que no le importaba.

—¿Te gusta estar aquí? No pareces muy feliz. —comentó el pelinegro más bajo, acercándose un paso y aproximando su cuerpo en dirección al de ojos turquesa, quien no tenía intenciones de retroceder.

—¿Qué te hace pensar eso? —Sin poder evitarlo, una sonrisa divertida se formó en sus labios, con un tono irónico en sus palabras.

—No te ves feliz, al menos no tanto como cuando estuvimos juntos en la mansión de Reo.

Rin tuvo que reprimir la enormes ganas que sintió en ese momento de reírse, era estúpido pero realmente no se esperaba esa clase de comentarios del chico que recordaba de aquella noche. El chico que lo miraba con sus enormes ojos azules llorosos.

Algo le decía que esto sería más divertido de lo que esperaba.

Monocromático. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora