Monocromático. |RinSagi|

viii.

Rin lo observa a lo lejos, lo cual le molesta.

Le pone furioso el hecho de sentirse interesado, así que simplemente sigue haciendo su trabajo, toma un par de fotografías por aquí y por allá de Sae junto a diferentes personas influyentes en distintos ámbitos.

Cuando su trabajo termina, decide simplemente vagar por ahí.

Rin no cree en el destino, pero tampoco está en contra de esa forma de pensar. No la niega, ni mucho menos la desvaloriza, porque piensa que sería hipócrita de su parte, tomando cuenta que cree en la suerte.

Así que siguiendo ese hilo de pensamientos, podía maldecir al destino cada vez que no quisiera admitir ni a sí mismo el hecho de haber cometido un error.

Justo ahora, piensa que el destino se estaba burlando de él.

Seguramente si Rin hubiese deseado encontrar al chico de ojos bonitos, no lo habría logrado, pero como lo único que había querido hacer últimamente era olvidarlo, no debería más que resignarse o intentar hacerse el sorprendido, viendo cómo este chico simplemente apareció.

Lo observó de lejos, sin dignarse a acercarse o dirigirle la palabra, porque aún podía ser simplemente una casualidad. Verlo un momento para que luego fuera a desaparecer para siempre, el hecho de encontrarlo en persona no significaba demasiado para él.

Jamás admitiría que su corazón latió con un poco más de fuerza cuando se dió cuenta de quién era, antes de bufar y restarle importancia en su interior.

Era solo una casualidad, una vana e inusual casualidad que no debía recibir mayor importancia de la necesaria.

Porque sí, tal vez lo de verlo una vez más era justo lo que necesitaba para superarlo de una vez por todas.

—¿Conoces el arte de Utagawa Kuniyoshi?

La voz le caló en su interior como un escalofrío que obviamente no demostró, manteniendo su rostro inexpresivo como siempre. A su mente, vinieron los recuerdos de aquella noche que no había olvidado, sino que simplemente había bloqueado por no querer admitirse ni a sí mismo que... Le gustó.