xiv.

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—Eres irritante.

Rin habló en cuanto notó la presencia de Isagi en la misma sala que él, aún seguía molesto por la conversación con su hermano, y también un poco por la insistencia del pelinegro.

—Soy insistente nada más. —respondió Yoichi, encogiéndose de hombros. —Te dije que no quería que te fueras de nuevo.

Rin levantó la vista, alzando una ceja con desdén.

—¿Y qué harás para que no me aleje?

—Insistir. —contestó Isagi con una sonrisa y los brazos cruzados. Itoshi chasqueó la lengua seguido de una risa ronca, porque verdaderamente sus palabras le resultaba divertidas.

—De acuerdo, pero si llegas a ser muy molesto tengo un muy buen abogado para ponerte una orden de restricción. —dijo el de ojos turquesa con una sonrisa ladeada, viendo cómo las mejillas del chico frente a él se sonrojaron de pronto.

—Oye Rin, ¿Te gustan los retratos?

—Supongo que sí, he visto un montón de Sae. —Rin rodó los ojos, a veces se hacía cargo de las redes sociales del pelirrojo cuando debía publicar alguna foto (Sae siempre le pagaba extra por eso) y ¡Vaya! Sus admiradores eran muy insistentes y molestos según su opinión.

—Ah, pues yo... T-te hice un retrato.

Rin hizo lo posible para no demostrar la sorpresa que lo embargó al escuchar esas palabras, un escalofrío le recorrió por completo y dió un paso hacia atrás, antes de fijar su atención en el celular que el pelinegro le extendió. Era su rostro, de frente y de perfil, también una del torso hacía arriba con la ropa que recuerda haber usado el día que ambos se conocieron, y debía admitir que eran bastante buenos, porque realmente se parecían a él, exceptuando algún que otro detalle.

—¿Cuando hiciste esto? —preguntó cuando recuperó su voz y superó la sorpresa.

—El primero lo hice cuando volví a casa de la fiesta, el resto han sido en diferentes días, cuando tu rostro aparecía en mi mente y no podía salir hasta que te dibujaba. No sabía cómo te llamabas, así que, no quise perder los detalles que tenía frescos en mi memoria, use el primero para guiarme en los otros dos. Viéndolo ahora, veo que tus pestañas son más alargadas y tu cabello un poco más corto.

Rin siguió mirando el dibujo, sin parpadear y sin decir nada, paseando su dedo por la pantalla del celular cambiando entre las distintas fotos. Le sorprendía, más de lo que me gustaría admitir, porque si en algún momento se sintió como un obsesivo por mirar tanto las fotografías que tomó aquel día, Isagi debía estar a un nivel incluso peor, para incluso poder recordar su rostro y recrearlo en un lienzo.

—Yo quería preguntarte si podía tener tu permiso para presentar alguno de tus retratos a mi clase. Eres hermoso, Rin. Demasiado. Y me inspiraste de una forma que no había sentido en muchísimo tiempo, de verdad no sabes lo feliz que me hizo al ver el primer retrato terminado.  —comentó en voz baja el de ojos azules. Itoshi hizo lo posible para no reír debido a la ironía, de que realmente, Isagi quería algo de él. —Necesito tu firma autorizando el permiso para usar tu imagen, pero no debes hacerlo si no quieres. Incluso puedo deshacerme de los cuadros si eso te incómoda, aunque yo los hice, ese es tu rostro, y su imagen solo te pertenece a tí.

—Yo...

Un sonido de notificación detuvo lo que Rin diría, el teléfono que tenía en su mano vibró, y con la aplicación de mensajes abierta en ese justo chat, vió perfectamente cuando la imagen se descargó con velocidad justo debajo de las fotos que acababa de ver.

¿Esta foto también?

Decía, justo ahí debajo del mensaje, un dibujo de Rin sin camisa con la sábana acomodada perfectamente para cubrir aquello que no debía ser visto.

—¿Podrías explicar esto? —preguntó con el ceño fruncido, mostrándole la foto. Y después de hablar, pudo ver el rostro de Isagi volverse un par de tonos más pálido junto a una mueca de miedo.

Monocromático. |RinSagi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora