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Jisung había perdido el conocimiento en los brazos de Minho. Mientras, la madame se encargó de llamar a emergencias.

Enseguida llegó una ambulancia al local. Los enfermeros arrebataron al chico de las manos de su compañero y no tardaron en llevarlo al hospital, donde recibiría los cuidados adecuados. Estaba totalmente estable, simplemente se había desmayado por estar sobresaltado. Lo único que necesitaba era que extrajesen de su cuerpo el arma, recuperar la sangre que había perdido y comprobar que sus órganos estaban intactos. Con suerte, todo habría sido un susto.

Asimismo, los demás trabajadores habían atrapado al agresor y lo tenían apresado hasta que llegase la policía. La madame, quien estaba muy nerviosa, esperaba con ellos. En un par de minutos, el cabaret se iluminó con las luces azules del coche de policía. Pronto se llevaron a ese hombre, quien apenas había tenido tiempo de vestirse antes de ser esposado.

Minho, abrumado por la situación, buscó a su cliente para alejarse de todo ese barullo. Cuando lo encontró, le agarró de la mano con suavidad. Estaba algo confuso y perdido.

─ No te preocupes, a veces pasan estas cosas. Ven conmigo.

Deslizó uno de sus brazos alrededor de la cintura de ese chico, guiándole hasta una de las habitaciones más apartadas del cabaret. No debía perder a ese cliente que tanto dinero había pagado por él. Sabía que tenía que concentrarse en atenderle bien, pero no podía dejar de preguntarse cómo estaría Isao.

Cuando Han abrió los ojos, todo era blanco. Le costó un poco acostumbrarse a la luz, pero pronto pudo empezar a distinguir la silueta de una cama en la cual estaba acostado.

Tenía una vía puesta con sangre y suero, y habían cubierto su desnudez con una bata de una tela un tanto incómoda.

Se rascó ahí donde la bata le provocaba comezón y se incorporó un poco para poder analizar la situación. Pero un punzante dolor le detuvo. Recordó todo lo que había sucedido de golpe, y se llevó una mano a la frente.

Es verdad... Mierda ─maldijo en coreano.

Se remangó las ropas para examinar la herida que tenía. Pero no pudo ver mucho, pues estaba completamente cubierta con gasas limpias. Al menos la herida estaba cerrada y no perdería más sangre, por lo que pudo respirar tranquilo.

Pocos minutos pasaron cuando una enfermera entró a su habitación. Cargaba en sus manos varias cosas, entre ellas una botella con un líquido transparente. Esta mujer le regaló una cálida sonrisa que él simplemente no pudo evitar corresponder.

─ Hola, ¿te encuentras mejor? Vengo a ponerte un medicamento para que no se te inflame la herida.

─ Hola ─respondió educadamente, agachando un poco la cabeza en señal de respeto─. Sí, estoy bien. Muchas gracias.

─ Ah, qué bien. Eso es una buena señal.

Mientras hablaba, esa mujer de no más de treinta años aprovechó para sacarle una muestra de sangre, a lo que Jisung se vio obligado a apartar la mirada. No le agradaba demasiado ver esas cosas.

─ ¿Eres alérgico a algún medicamento? Perdona si te agobio, tengo que hacerte algunas preguntas. ¿Cómo te llamas?

Su voz era agradable y le hablaba con naturalidad, a pesar de que seguramente supiese en qué condiciones había llegado y dónde trabajaba.

─ Me llamo Isao. Y... No sé qué significa eso.

─ Cuando eres alérgico a algo, tu piel se hincha o te provoca algún tipo de reacción, ¿entiendes?

─ ¡Ah! No, no soy alelergico a nada.

La mujer soltó una pequeña risita, mientras colocaba la botella en el soporte en el que se encontraban las demás bolsitas tras unirlo a la vía que llevaba puesta.

La Belle Époque || Taste (+18) || Minsung|HanKnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora